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Marruecos desaloja a los inmigrantes del monte próximo a Melilla: “Lo han quemado todo”

No es la primera vez que Marruecos desmantela los campamentos, lo hace de forma habitual. En esta ocasión, sin embargo, se ha hecho previo aviso oficial. Imagen de archivo: La comida y los zapatos de un grupo de inmigrantes son quemados como castigo por permanecer en el Gurugú en un desalojo llevado a cabo en noviembre de 2013/ Foto: Jesús Blasco de Avellaneda

Gabriela Sánchez / Laura Olías

Después del anuncio lanzado este lunes por el Gobierno de Marruecos, las fuerzas auxiliares marroquíes comenzaron a desalojar los campamentos levantados en el monte Gurugú, próximo a la frontera de Melilla. Franck es una de las personas cuyas pertenencias han quedado calcinadas tras la redada de los gendarmes en plena noche. Tras ser arrestado junto a cientos de personas, viaja en un autobús con 50 personas, pero no saben dónde van. “Lo han quemado todo. Nosotros no podíamos hacer nada”, explicó este martes en conversación telefónica con eldiario.es. Los detenidos han pasado toda la noche retenidos en los vehículos, con diferentes direcciones y destinos desconocidos.

La policía marroquí irrumpió en el campamento de Franck (nombre ficticio) la madrugada del martes y después de quemar todo los objetos que compartía con sus compañeros, los metieron en varios autobuses sin decirles su destino, según cuenta el joven de 21 años, nacido en Costa de Marfil. “Han llegado muchos, muchos policías hoy y lo han quemado todo. Todo. Nosotros no podíamos hacer nada. Nos han pegado, hay gente que está muy mal”, cuenta en conversación telefónica con eldiario.es desde uno de los vehículos.

Emmanuel (nombre ficticio) también estaba allí. Este camerunés de 29 años habla desde el monte Gurugú: “Yo me escondí, huí”. Dice que apenas algunos compañeros pudieron escaburllise, “no muchos”, y que muchas personas “de diferentes nacionalidades” fueron detenidas y metidas en varios autobuses. “Han destrozado muchos campamentos, lo de hoy no ha sido normal”, añade.

El colectivo Caminando Fronteras, con contacto con los inmigrantes que habitan en el monte Gurugú, aseguran a eldiario.es que las fuerzas auxiliares llegaron al monte Gurugú alrededor de las cinco de la madrugada. Otras fuentes humanitarias explican que primero desalojaron el campamento de cameruneses y, posterioremente, pasaron a destrozar el guetto de Mali. Ambos son los campamentos más numerosos del bosque próximo a la frontera melillense. Franck sitúa la llegada de los gendarmes a las 4 de la mañana aproximadamente.

Según indican las mismas fuentes, alrededor de las 7.30 de la mañana de este martes las fuerzas auxiliares han abandonado el Gurugú para acudir a la zona fronteriza, donde se estaba produciendo un intento de salto protagonizado por un grupo de, sobre todo, costamarfileños.

La activista Helena Maleno, de la red Caminando Fronteras, ha denunciado la “macroredada” llevada a cabo por el Estado marroquí este martes en la que “han arrasado totalmente los campamentos de Malí y Camerún”. Según ha podido saber la investigadora, las fuerzas auxiliares han detenido a al menos 300 personas. “Hemos confirmado esa cifra a primera hora de la mañana pero ahora los detenidos podrían superar las 600”.

Franck no sabe cuántos de sus compañeros comparten su suerte. De las 50 personas que viajan en su autobús, 12 son menores de edad, asegura. “Hay 12 menores. Son de Malí y salieron del país por la guerra. Por eso estaban en Marruecos, por la guerra. Querían llegar a España”, cuenta.

Anuncio de redadas tras la regularización

“Una persona arrestada nos dice que ha visto 10 autobuses. En el suyo ha visto a una chica y a cuatro menores de edad. Cuando hablé con ellos no sabían dónde les llevaban”, detalla la activista Helena Maleno. Posteriormente, sus teléfonos dejaron de estar disponibles. El colectivo Caminando Fronteras aseguró alrededor de las 18 horas que los vehículos en los que han trasladado a los arrestados “están en Kariat Arkmane”, a cerca de 20km de Nador.

Los cientos de detenidos, después de pasar toda la noche retenidos en autobuses, aún desconocen su destino. Los vehículos parecen tener diferentes direcciones, según los testimonios de las personas retenidas con los que el colectivo Caminando Fronteras lleva en contacto desde este martes, cuando se inició este proceso de desplazamientos forzosos.

Franck sospechaba que el destino de su vehículo era Oujda, en la frontera entre Marruecos y Argelia, a donde solían expulsar a los inmigrantes después de un intento de salto. Desde el inicio del proceso de regularización que el reino alauí puso en marcha el año pasado, se habían cesado este tipo de traslados. Pero su autobús ya supero este punto y, al menos hasta el mediodía de este miércoles, no les han dejado en ninguna parte.

A pesar de que los desmantelamientos violentos son habituales en los bosques próximos a las ciudades españolas, los producidos durante este martes llegan tras la advertencia lanzada por el Gobierno alauí a los inmigrantes que quieren cruzar a España: “Ellos no se quieren quedar [en territorio marroquí] y ante ellos Marruecos tiene que aplicar la ley y velar por su seguridad”, afirmó el número dos del Ministerio del Interior marroquí. El anuncio oficial se produjo una vez finalizado el proceso de regularización de inmigrantes, que ha otorgado la residencia a cerca de 18.000 personas. Las ONG llevan meses avisando de la posibilidad de un incremento de las redadas contra estas personas y un aumento de las deportaciones forzosas a su país de origen.

“No queda nada y hace mucho frío”

Algunos de los inmigrantes que huyeron de la redada marroquí y que lograron no ser detenidos han asegurado a las fuentes consultadas que “ha habido muchos heridos y detenidos”. Sin embargo, desconocen el número de retenidos y el lugar adonde les han trasladado. “Tienen mucho miedo. No saben si dormir en el Gurugú o irse a otra zona. Están muy asustados”, transmiten a eldiario.es otras fuentes cercanas a los testigos del desmantelamiento.

Emmanuel temía pasar la noche en el Gurugú. “No queda nada y hace mucho frío”, dijo antes de despedirse. “Estoy cansado de todo esto”.

En el autobús desde el que habla Franck, los pasajeros creían que los llevaban a Oujda. Eran suposiciones, matizaba, porque los marroquíes tras una larga noche no les han informado del destino de su trayecto. “Yo ya me voy a Argelia” –añade Franck, con enfado– “estoy harto de Marruecos, de los golpes, de todo. Llevo dos años allí y me voy a ir porque estoy mal del vientre, los marroquíes me dieron muchos golpes en la frontera, muchos”.

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