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Merecemos un acuerdo mejor sobre el clima: ¡siempre nos quedará París!

Manifestación de la Cumbre de los Pueblos en Lima // FOTO: InspirAction

Gaby Drinkwater / Corina Mora

InspirAction —

Tras la ronda de negociaciones en Lima, los países participantes en la Vigésima Conferencia de las Partes de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático –COP20- no han escuchado la voz de la sociedad civil, ni de la comunidad científica, ni el mandato que como líderes mundiales tienen de protegernos de los crecientes impactos del Cambio climático. Quedamos casi con las manos vacías.

A pesar de la evidencia científica contundente, a pesar de una gran movilización de 400.000 personas en la calles de Nueva York en septiembre, de la Marcha de los Pueblos con unas 15.000 personas en las calles de Lima el 10 de diciembre, a pesar de los discursos como el de John Kerry, secretario de Estado de EEUU, en Lima esta semana, y de las intervenciones en las negociaciones de la COP por parte de los países más impactados por el Cambio climático… a pesar de todo, en la madrugada del 14 de diciembre, los líderes del mundo nos han fallado.

Los 195 países presentes han firmado una declaración sin ser conscientes de la urgencia necesaria para tratar el impacto de la crisis climática para muchos de los países más vulnerables y que menos han contribuido al calentamiento global. Sí, han llegado a un documento de consenso, ¿pero a qué coste y para quién?

Según Martín Vilela, de la Plataforma Boliviana frente al Cambio Climático: “Lamentablemente, el acuerdo sobre emisiones es insuficiente para estabilizar la temperatura por debajo de los 2 grados, aún más si como desde las organizaciones sociales que demandan justicia climática consideramos que no se deben superar 1,5 grados por encima de la temperatura actual”.  “En muchas regiones de Latinoamérica se incrementan los impactos sobre las comunidades más vulnerables. Queremos un acuerdo que realmente sea efectivo y que escuche las voces de los pueblos del mundo.”

Pero además de la poca ambición en cuanto a la reducción de emisiones, el documento tiene lagunas importantes que dejan fuera elementos fundamentales para el acuerdo global. Martín Vilela resalta que “cada año en las negociaciones hay retrocesos en cuanto al reconocimiento de los principios de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio climático –CNUMCC-, se pierde fuerza en el lenguaje, nivel de compromiso en cuanto al apoyo a los países menos desarrollados que no pueden esperar más”.

El financiamiento para mitigación y, fundamentalmente, para adaptación de los países más pobres, es uno de los temas de fricción entre países que tiene que estar presente en el acuerdo de París del próximo año y que todavía no se define con compromisos claros. Aunque la organización de la COP se felicita por haber conseguido aportes por 10.200 millones de dólares para el Fondo Verde (habían fijado su meta en 10.000 millones de dólares), desde las organizaciones sociales se estableció la marca de inicio en 15.000 millones de dólares que no se han alcanzado.

Al menos podemos alegrarnos porque es la primera vez que, en el marco de una COP, se incorpora al documento una decisión que insta a las partes a desarrollar e implementar políticas de género, un “Plan de Trabajo de Lima sobre género” que quiere fomentar la participación efectiva de las mujeres en las acciones de la Convención y empoderar a las mujeres en los procesos de adaptación y mitigación.

¿Teníamos las expectativas demasiado altas?

El acuerdo es más bien simbólico, y representa un ligero compromiso para intentar a avanzar las negociaciones en la próxima sesión prevista para febrero 2015. Quizás teníamos las expectativas demasiado altas y esperábamos que Lima fuera el primer borrador ambicioso para el futuro acuerdo.

El documento de consenso firmado en Perú, el “Llamado de Lima para la Acción Climática”, deberá ser trabajado a toda prisa durante el año 2015 en los distintos espacios de negociación para llegar a convertirse en un acuerdo vinculante que suceda al Protocolo de Kioto y se firme en la COP21 de París. Se ha perdido una oportunidad de adelantar pasos fijando la hoja de ruta sobre financiamiento hacia 2020, de dar a conocer la información que los países tendrán que incluir en sus contribuciones nacionales (INDC) y el plazo para entregarlas – informalmente parece estar fijado para el 31 de marzo de 2015-.

Para Mohamed Adow, representante de InspirAction en las negociaciones de la COP20 en Lima, “la cuenta atrás a París empezó antes de Perú. Los países han perdido la oportunidad de avanzar su trabajo hacia el nuevo acuerdo global, pero ahora tendrán que ir más rápido porque la necesidad de una alianza mundial sobre el cambio climático es innegable, todavía estamos a tiempo de cambiar el curso de la historia”.

¿Pero por qué no se avanza en el proceso? Existe todavía una gran brecha entre los países más ricos y los países menos desarrollados en cuanto a las responsabilidades para enfrentar al Cambio climático. Aunque ya sabemos que nos sale incluso más barato actuar que estar parados: por cada dólar que se invierte en mitigación y adaptación a los efectos del Cambio climático se ahorran cuatro de costo por eventos derivados de los efectos del calentamiento global. En el tira y afloja de intereses entre los países miembros, están jugando con nuestro futuro. Después de Lima… ¡siempre nos quedará París!

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