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El padre del 'Aylan español', tras identificar a su hijo: “Desde el principio sabía que era él”

Aimé Kabamba, padre y esposo de Samuel y Veronique, junto a su hermano mayor Pierre en la rueda de prensa que ofreció ayer en Cádiz.

Desalambre / EFE

Son sus primeras declaraciones después de que las pruebas de ADN confirmaran sus peores temores: el cuerpo del pequeño que fue hallado en una playa de Barbate (Cádiz), conocido como el “Aylan español”, era el de su hijo. “Desde el principio sabía que era Samuel”, asegura Aimé Kabamba, el padre del niño congoleño de 6 años que murió al intentar alcanzar la costa española en una balsa de plástico junto a su madre, Veronique, también fallecida.

Dado el mal estado en el que fue hallado el cuerpo tras varios días en el mar, Samuel será enterrado el próximo viernes en Barbate, según confirmó ayer Kabamba en una rueda de prensa. Por el mismo motivo, Veronique será enterrada en Argelia, donde el mar arrojó su cadáver pocos días después del hallazgo del pequeño. Como marcan sus tradiciones ha tomando estas decisiones consultando a los mayores de su familia, que han establecido que era lo mejor, según ha explicado. 

“La idea era conseguir un buen tratamiento”

Samuel y Veronique se embarcaron desde Marruecos en un viaje desesperado en búsqueda de tratamiento médico en Europa para el cáncer que ella padecía y que en su país no podían tratar. “La idea era conseguir un buen tratamiento”, lamenta.

La mujer, de 45 años, se había operado dos veces en el Congo, pero no lograba mejoría. Y su médico le aconsejó una tercera operación en “otro lugar” porque allí no había material quirúrgico, ha relatado el tío de Samuel, Pierre.

Aimé, pastor religioso, quiso encontrar un modo de llegar a Europa y de obtener el visado que le denegaron en su país. Así que pensaron, a través de un contacto, viajar hasta Marruecos donde esperaban que les sería más fácil el trámite. 

“Somos una gran familia”, apunta Aimé. Veronique, madre de seis hijos, dos niñas y cuatro niños, decidió emprender el viaje con el menor de ellos, Samuel, que padecía una enfermedad pulmonar. Pensaba que donde a ella la trataran podrían también curar al pequeño. 

Veronique y Samuel estuvieron en Marruecos ocho meses, sin tampoco conseguir el visado para alcanzar su soñada curación en Europa, hasta que se lanzaron al mar, como tantos otros inmigrantes, con una balsa que naufragó con sus esperanzas. Murieron junto a otras ocho personas el pasado 11 de enero cuando intentaban alcanzar la costa de Cádiz.

Aimé cuenta que hablaban por teléfono varias veces al día, hasta dos o tres días antes de que ocurriera la desgracia. “De repente un día se enteró de que han desaparecido en el mar”, señala su hermano. 

El mismo día del naufragio alguien se puso en contacto con Aimé por teléfono porque había visto una noticia en Facebook. Asegura que desconocía que su mujer había decidido intentar alcanzar la costa de España con una balsa de juguete, algo que, según comenta, le sorprendió. 

Aimé Kabamba ha agradecido este miércoles al pueblo español “la acogida y la asistencia” que le han prestado en este dramático trance. Tras enterrar a su hijo y a su esposa, regresará al Congo y, siguiendo sus costumbres, sentará a toda la familia y relatará todo lo que ha pasado en este viaje del que Samuel y Veronique no regresarán.

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