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Sultana Khaya, activista saharaui, encerrada por Marruecos en su casa más de 100 días: “Llegará un día en que seré una mártir”

Sultana Khaya, tras la agresión sufrida

Sonia Moreno

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Sultana Khaya es una de las activistas y defensora de derechos humanos más conocidas en el Sáhara Occidental. Forma parte del movimiento de resistencia civil a la ocupación de Marruecos. Su casa, como la de tantos saharauis, es un centro de reunión de la población, pero también objeto de represión. Sobre todo desde el pasado 19 de noviembre, pocos días después de la ruptura del alto el fuego entre Marruecos y el Frente Polisario. La mujer lleva más de 100 días bajo arresto domiciliario sin que conste orden judicial y asediada por las fuerzas marroquíes.

Cuando aún era estudiante, perdió un ojo en una manifestación en la universidad. Una década más tarde Khaya fue agredida salvajemente hasta quedar inconsciente durante las protestas despertadas entre la población saharaui en El Aaiún, que pretendían denunciar la explotación de los recursos naturales del Sáhara Occidental por parte de Marruecos ante una visita de una comisión de eurodiputados.

La conocida activista regresó a su casa familiar el 19 de noviembre después de pasar una temporada en España por razones médicas y nunca más ha podido salir de su hogar. Habían pasado cinco días después del inicio de la escalada del conflicto entre Marruecos y el Frente Polisario. Desde entonces, vive bajo arresto domiciliario, sin que exista orden judicial, acosada por las fuerzas marroquíes que vigilan su vivienda. En febrero, mientras la activista intentaba responder a las preguntas de un medio de comunicación argelino, Khaya fue golpeada con una piedra. La lanzó, denuncia, un alto cargo de la policía marroquí en Bojador (territorios ocupados del Sáhara Occidental).

El presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), Brahim Gali, ha condenado la “grave agresión” a Khaya y ha solicitado a la ONU la adopción de un mecanismo imparcial para la observación y control de los derechos humanos en las ciudades del Sáhara Occidental.

Nos atiende por videoconferencia desde la casa que se ha convertido en una prisión para la activista, y en una ocasión se ve forzada a interrumpir la entrevista, cuando los gritos de su sobrina irrumpieron en su vivienda. Los agentes la “habían pegado”, según sus palabras, para evitar que visitase a su tía.

¿Hay un antes y un después tras la ruptura del alto el fuego de Marruecos en Guerguerat el 13 de noviembre de 2020 y la posterior declaración de guerra del Frente Polisario?

Desafortunadamente. Marruecos ha cometido de manera continuada violaciones fragantes contra los civiles saharauis. Después del 13 de noviembre, dio un paso más. Marruecos violó el alto el fuego cuando sobrepasó el muro de la vergüenza para atacar a los civiles saharauis que habían organizado una manifestación pacífica para denunciar el saqueo sistemático de los recursos naturales y para frenar una brecha ilegal al sur del Sáhara Occidental por donde pasan el cannabis y el hachís.

¿Cómo viven la situación los activistas saharauis ahí?

Los marroquíes comenzaron, después del 13 de noviembre, a asediar las casas de los saharauis. Vivimos también un aumento de la vigilancia de los defensores de los derechos humanos y de los militantes del Frente Polisario. Convierten las casas en grandes prisiones donde sientes la soledad de la cárcel.

¿Cuál es su situación?

He sufrido con mi familia 100 días de arresto domiciliario, las fuerzas de ocupación impiden que las visitas accedan a casa.

Su objetivo es incluso mi madre, que es una mujer mayor. A mi hermana la han atacado varias veces, y le han roto un brazo. También a mi hermano y mi cuñada, que estaba embarazada y perdió un bebé. Todos los saharauis sufren porque toda la familia lleva sufriendo tres meses. Yo diría que es una tentativa para matarme, directamente. El comisario, que es el representante de la policía en Bojador, me atacó con una piedra, no tenía intención de herirme, sino de matarme. Fue Dios quien me protegió.

¿No siente miedo?

Estoy muy contenta de haber podido denunciar en Internet que los marroquíes me intentan matar. Igualmente, mi pueblo está en peligro, no solo yo. Hay miles de saharauis que no han salido hasta ahora, y otros conocidos que están en prisión. Ahora soy la voz de mi pueblo, estoy contenta por el amor de mi patria.

Estaba en España y decidió volver al Sáhara Occidental cuando el Frente Polisario declaró la guerra a Marruecos.

Porque mi patria me necesitaba. Como todos los ciudadanos y ciudadanas saharauis, nosotros defendemos la patria, pero hay soldados y combatientes saharauis que están obligados a defender la ley, y también activistas que luchan por los derechos humanos. Los militantes saharauis del Polisario, del territorio ocupado, fuerzan su combate de la manera menos hostil. Estoy lista para defender la causa saharaui, no con misiles, sino con mi alma, como todos los mártires saharauis que hemos perdido y que nos han dado la vida. Yo no busco la estabilidad económica quedándome en España o en Europa, solo pido la defensa de la causa justa saharaui.

De su pueblo tiene la solidaridad y las muestras de cariño. El domingo las mujeres se acercaron a su casa coreando: “Todas somos Khaya”. ¿Qué siente ante esta ola de solidaridad?

Sí, ha habido manifestaciones con activistas del Polisario con la bandera de la RASD en las ciudades ocupadas de Esmara, El Aaiún y Bojador, pero también ciudadanos han ido contra ellos para evitar que me visiten en casa. De hecho, han atacado a los activistas, y hay gente herida. A partir del 13 de febrero ha habido verdaderamente un intento de asesinarme y de paralizarme. Y vi un entusiasmo. Al mismo tiempo, también en los campos de refugiados saharauis han organizado marchas para ir a la ONU.

Estoy orgullosa y creo que llegará un día que seré una mártir saharaui. Cuando pierda mi vida, puedo decir que yo le di todo a mi país; y si no muerto, aún hay muchas cosas por hacer.

El Centro Nacional de Derechos Humanos (CNDH) ha recomendado a la Fiscalía marroquí abrir una investigación sobre la lesión que sufrió en la cabeza. ¿Cómo valora el paso de esta institución relacionada con el Ejecutivo marroquí?

Después de 90 días de bloqueo, nunca la CNDH -una institución marroquí- ha hablado sobre mi caso ni sobre la situación general que vivimos las mujeres saharauis en los territorios ocupados. El 30 de diciembre vino a mi casa una mujer vestida con melfa, la ropa tradicional saharaui después de que mi hermana y mi hermano hubiesen sido agredidos por las fuerzas de ocupación marroquí el 24 de ese mes. No la conocía, pero según nuestra cultura tenemos que recibir a todo el mundo, sin mirar si lo conocemos o no. Me pidió que pusiera una denuncia ante el CNDH.

El 13 de febrero, estaba intentando hacer una entrevista con los medios argelinos y me atacaron con una piedra. Esa mujer, a quien no podía ver porque perdí un ojo hace años y ese día me hirieron el otro, se puso a mi lado con una bandera de la República Árabe Saharaui (RASD). Creí que era una militante, como todo el mundo que viene a nuestra casa para apoyar a la familia. Pedí a unas mujeres que me dieran un antibiótico para el dolor. Y fue en ese momento cuando la mujer me dijo que el consejo del CNDH quería verme. Me quedé sorprendida. Me di cuenta de que se me acercó diciendo que era saharaui, pero trabajaba con los marroquíes.

¿Qué le respondió?

Jamás di entrevistas o hice comentarios a la CNDH porque es una institución que trabaja para los servicios de inteligencia marroquíes. A la señora le dije: “Perdón señora, yo hablo con usted en cuanto a saharaui. Trabaja con los marroquíes, y yo no reconozco las instituciones marroquíes. Además, denuncio totalmente la ocupación ilegal de Marruecos. Son criminales y no puedo hablar con ellos. Ya el Frente Polisario, en el primer momento del ataque, me pidió irme al extranjero, pero me negué totalmente. Yo pierdo mi vida, pero me quedó aquí. También las ONG en el pasado me recomendaban lo mismo.

El Frente Polisario exige a España que asuma su labor de administradora del Sáhara Occidental para terminar con el acoso contra activistas saharauis. Mientras que la ministra de Exteriores afirmó en el Senado que “España no debe impulsar una solución concreta para el Sáhara, solo apoyar a la ONU”. ¿Qué opina del papel del Ejecutivo español en esta cuestión?

El Gobierno español y el régimen español jamás devolvieron el Sáhara Occidental al propietario. España entregó el territorio a varios ocupantes ilegalmente. Desde el momento que hay una imposición extranjera que nos ocupa, el sufrimiento del pueblo saharaui después de 45 años responsabilidad del Ejecutivo español.

¿Cree que el pueblo español opina diferente y apoya al pueblo saharaui?

Para mí, el pueblo español es un pueblo querido por los saharauis. Hay amigos españoles que han invitado a los niños saharauis durante las vacaciones. También hay donaciones alimentarias para el pueblo saharaui, organizan manifestaciones para recaudar material humanitario... Creo que el pueblo español es hermano del pueblo saharaui.

La Misión de Naciones Unidas para el referéndum en el Sahara Occidental (MINURSO) no tiene enviado especial desde hace un año, cuando Horst Köhler renunció al puesto. ¿Está cumpliendo la ONU su rol?

Lamentablemente, no hay un rol positivo de las Naciones Unidas, porque todo lo que hacen es copiar y pegar los informes. No hay un rol. Deja la ocupación sobre la espalda de los derechos de los saharauis, nadie se ha desplazado a los campos de refugiados. La ONU se convirtió en otro ocupante del Sáhara Occidental.

La MINURSO no se manifestó durante el desalojo de Guerguerat. ¿Representa su papel?

Somos nosotros los que vamos a cambiar la situación. La ONU jamás se ocupó del pueblo saharaui. Imagine que después del ataque de las fuerzas de ocupación marroquí contra el campamento de Gdeim Izik, nos han arrestado, nos han matado, y la ONU no hizo nada sobre el caso. Han atacado a los saharauis que se manifestaban de manera pacífica, han violado el alto el fuego… no esperamos nada de la ONU. Es el momento de que los saharauis tomen la palabra, y decidan la manera de cambiar la situación. Estamos totalmente de acuerdo con la decisión del Frente Polisario. Y hace falta comenzar la guerra de la manera civil y pacífica saharaui.

¿La actual represión en el Sáhara Occidental es parecida a las que se produjo tras el desmantelamiento del campamento Gdeim Izik en El Aaiún en 2010?

Sí, es lo mismo, es lo mismo… es lo mismo.

¿Cuáles son los adjetivos que cree que la definen en esta lucha?

Me siento honrada de ser saharaui. Activistas del Sáhara Occidental han sido asesinados. Y yo como Sultana, no he hecho tanto como ellos por la causa saharaui, pero me siento muy honrada y orgullosa de ser saharaui y activista.

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