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2015, en clave de derechos humanos

Dos hombres ayudan a un compañero que sostiene un niño ante la ante las fuerzas especiales macedonias mientras esperan el permiso policial para cruzar de Grecia a Macedonia. / Darko Vojinovic - AP

Laura Olías

2015 ha sido llamado por muchos el año de los refugiados. Es también el de los conflictos de los que huyen, sobre todo para los que su vida ha quedado cercada por la violencia. Es el de las victorias, pequeñas y mayúsculas, en el reconocimiento de los derechos de comunidades e individuos. Cada persona tiene una selección de los acontecimientos que cree más relevantes y desde Desalambre hemos recopilado algunos de los diez hechos decisivos este año.

En el balance imperan las sombras, las situaciones que requieren una mejora o solución, pero también hay espacios para la alegría, la justicia. La selección, como suele ocurrir, deja acontecimientos dolorosos e importantes que han tenido lugar este 2015 e invitamos a los lectores a que los destaquen en los comentarios. Muchas situaciones todavía están abiertas al cambio y 2016 tendrá un papel crucial en su resolución. Aquí estaremos para contarlas.

1. La crisis humanitaria de refugiados

El año 2015 es, sin duda, el de los refugiados. Es el año del rostro inerte del pequeño Aylan Kurdi golpeado por las olas y el de más de 700 niños que han muerto intentando llegar a Europa por el Mediterráneo. El año de los solicitantes de asilo rociados con gas lacrimógeno en Hungría y en Calais (Francia). El de los ojos cargados de hambre y sed de los refugiados rohingyas abandonados a su suerte en barcos este mayo en el Golfo de Bengala. El de las familias de demandantes de asilo separadas por los controles fronterizas de Melilla, Serbia o Hungría. El de los millones de desplazados por conflictos como los de Sudán del Sur, República Centroafricana, Burundi, Yemen y la escalada de violencia de las bandas en Centroamérica.

El gran aumento de las llegadas de refugiados y migrantes a las costas europeas (216.000 en 2014 frente a 1.000.573 en 2015) ha llevado a las cumbres de la UE el grito a menudo ignorado de las organizaciones humanitarias. Los conflictos armados que no cesan, como el de Siria y Sudán del Sur, y la represión de comunidades como la rohingya en Birmania, dispararon ya en 2014 el número de desplazados en el mundo, con el mayor incremento anual jamás registrado. En total, casi 60 millones de personas vivían fuera de sus hogares de manera forzosa.

Los medios de comunicación se hicieron eco de las grandes “tragedias”, de los naufragios que se saldaron con cientos de muertos: 400 personas fallecidas el 13 de abril; unas 800 frente a las costas libias el día 19. Pero durante todo el año se ha producido una insoportable sucesión de “tragedias” que han dejado 3.760 fallecidos en el Mediterráneo, según la OIM. En todo el mundo han muerto 5.230 personas intentando cumplir su proyecto migratorio. Se han superado las cifras récord de 2014, el año más mortífero para los migrantes y refugiados desde el año 2000 (cuando la organización comenzó el recuento).

Las 71 personas que fallecieron en agosto asfixiadas en un camión frigorífico –abandonado por los traficantes que les conducían desde Hungría a Austria–, fueron un golpe más que mostró una de las causas de estas muertes: estas personas se embarcan en lanchas endebles, escalan vallas y confían en organizaciones criminales porque los estados no les brindan ninguna opción de pedir refugio. Los acuerdos en la UE no han incluido una misión de salvamento conjunta ni vías legales de entrada, como visados humanitarios y reagrupaciones familiares. La medida alcanzada más destacada consistió en el reparto de 160.000 refugiados desde Grecia e Italia al resto de la UE y el reasentamiento (desde campos de refugiados en terceros países) de 40.000 asilados. Los últimos encuentros comunitarios inciden en aumentar los esfuerzos para que los refugiados no lleguen a nuestras fronteras, con concesiones para que Turquía frene su salida.

2. El principio del fin del brote de ébola

En diciembre de 2013 se registró en Guinea el primer caso de ébola que dio lugar al brote más mortífero del virus desde que se tiene constancia de él (1976). En total la epidemia ha generado 28.637 casos y se ha cobrado la vida de 11.315 personas, según los últimos datos de Naciones Unidas. Sobre todo en tres países de África Occidental: Guinea, Sierra Leona y Liberia. En 2015, el ritmo al que mataba el virus disminuyó respecto a 2014. En marzo, en el aniversario de la declaración de la epidemia por la OMS, Médicos Sin Fronteras lamentaba una constante en esta epidemia: la escasa y lenta respuesta internacional.

Pero 2015 ha traído buenas noticias, las de los anuncios del fin del brote en Sierra Leona y Guinea, al cumplirse 42 días desde que la última persona infectada dio negativo en dos ocasiones consecutivas al test que evidencia la presencia del virus en la sangre. En Liberia, también se anunció el fin del ébola en dos ocasiones y el virus volvió a dar la cara. Fue una muestra de que todavía hay que ser prudentes para enterrarlo definitivamente. Si no se registra ningún nuevo caso en Libería, el brote acabará el próximo 14 de enero, ha indicado la OMS.

Las organizaciones humanitarias piden que el olvido internacional no protagonice también la recuperación de los países afectados. Se requiere “una inversión millonaria y a largo plazo para dejar el sistema de salud mejor de lo que estaba”, decían a eldiario.es desde Médicos Sin Fronteras, para no permitir que las debilitadas estructuras sanitarias afronten un virus similar en el futuro. Porque no serán capaces de frenarlo y 11.000 vidas están ahí para probarlo. Los supervivientes deben recuperarse no solo de secuelas físicas sino también psicológicas: como a Ericson Turay, que perdió a 38 familiares debido al virus, el ébola ha despojado a muchos de sus familiares y amigos. El virus deja más de 22.000 niños perdieron a uno o ambos progenitores en Guinea, Liberia y Sierra Leona, recuerda Unicef.

3. La inclusión de las devoluciones en caliente en la ley

Este julio entró en vigor una reforma de la Ley de Extranjería, mediante la Ley de Seguridad Ciudadana, conocida peyorativamente como “Ley Mordaza”. El Gobierno pretendió amparar las denominadas “devoluciones en caliente” en las vallas de Ceuta y Melilla: expulsiones, sumarias y sin las garantías requeridas por los tratados internacionales, mediante las que las fuerzas del Estado devuelven a Marruecos a los migrantes que saltan la valla sin darles la opción de pedir asilo, entre otras cuestiones. Aunque las devoluciones en caliente se ejecutan en varios países, según las denuncias de las organizaciones sociales, la regulación del Gobierno de Mariano Rajoy era inédita por su intento de “legalizarlas”, apuntaban desde Amnistía Internacional a eldiario.es.

Según un informe de varios juristas, estas devoluciones siguen siendo ilegales porque vulneran derechos reconocidos por normas internacionales ratificadas por España. Este 2015 también ha sido el año en el que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha pedido explicaciones a España por la devolución sumaria de dos inmigrantes: el Gobierno acaba de responder, así que la pelota está ahora sobre el tejado del tribunal europeo.

Los derechos de los migrantes se han seguido viendo vulnerados, pero con la mirada puesta en los refugiados, las violaciones de sus derechos han quedado en ocasiones en la sombra. La represión policial de las fuerzas marroquíes en Marruecos se ha disparado en las ciudades próximas a las fronteras de Ceuta y Melilla, lo que ha disminuido los saltos en las vallas fronterizas y reabierto la peligrosa ruta en patera hacia las islas Canarias. En la frontera de Francia con Reino Unido, en Calais, los migrantes y refugiados han ganado una importante batalla judicial en la que la justicia francesa ha obligado a la administración a garantizar ciertos derechos en el campamento improvisado denominado 'La Jungla'.

En España, el anuncio del Gobierno en marzo de la devolución de parte de la atención sanitaria denegada a los inmigrantes en situación irregular desde hacía más de dos años supuso una gran alegría para la población excluida. Los inmigrantes sin papeles volvían a tener derecho a la atención primaria, aunque el anuncio del Ejecutivo no ha ido acompañado de una propuesta definitiva y cada comunidad ha regulado como ha querido, con las consecuentes diferencias entre regiones. 

4. Un acuerdo histórico para combatir la pobreza

Las Naciones Unidas dieron un paso decisivo en septiembre en la lucha mundial contra la pobreza y la desigualdad. En el año 2000, un acuerdo internacional trazó los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) que concluyeron este 2015. Este año se tomó el relevo a esta estrategia, con una reunión de los 193 países de las Naciones Unidas en torno a los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Entre las novedades: las obligaciones afectarán por primera vez a los países ricos, además de los empobrecidos, y el cuidado del medio ambiente toma fuerza en el progreso social.

La “universalidad” de la agenda –siempre mejorable y con ciertas incoherencias– es uno de los puntos más importantes por los que la Cumbre fue acompañada de la palabra “histórica”. Los objetivos están destinados a todos los países y no solo a las regiones empobrecidas, como ocurrió en el año 2000. España, por ejemplo, deberá rendir cuentas sobre qué va a hacer para reducir la pobreza que afecta al 22,2% de su población, entre otras cuestiones. Para 2016 queda pendiente la elaboración de los indicadores que medirán los progresos (o no) para, por ejemplo, acabar con el hambre en el mundo. El hambre que padecen a diario 795 millones de personas deberá ser historia en 2030.

Otra de las metas combate la desigualdad de género y pretende acabar con la violencia sobre las mujeres en todas sus formas para 2030. Hay mucho trabajo por hacer, como demostraron los datos de la ONU con motivo del día para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres. Un solo ejemplo: una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido violencia física o sexual.

5. De la matanza de Garissa a la de Bataclan

El 2 de abril de este año, Garissa pasó de ser una ciudad desconocida para muchos a centrar las miradas de medio mundo. Al este de Kenia, cerca de la frontera con la vecina Somalia, su población se vio sacudida por el peor atentado en el país desde el perpetrado contra la Embajada de EEUU en Nairobi en 1998. 147 muertos y cerca de 80 heridos fueron el resultado del ataque de varios terroristas del grupo islamista Al Shaabaab a la Universidad de Garissa. El secuestro de varios estudiantes y el sadismo con el que los atacantes ejecutaron a las víctimas, según contaron los supervivientes, conmocionaron a la sociedad.

Como se ha advertido, la criba en toda selección es injusta, pero más aún para los ataques de odio y extremistas sobre población civil. En los primeros días del año, el 7 de enero, la redacción de la revista satírica Charlie Hebdo fue objeto de un ataque por extremistas religiosos vinculados a Al Qaeda que dejaron doce muertos. Dos días después, el secuestro de un supermercado judío también en París por otro islamista acabó con la muerte de cuatro rehenes.

Esos días se sucedía otra matanza, eclipsada por los sucesos de París, esta vez en Nigeria y a manos de Boko Haram. La mayor masacre del grupo yihadista arrasó con la localidad de Baga, dejando 2.000 víctimas mortales. Según denunció Unicef, la mayoría eran niños y ancianos. La agencia de la ONU encargada de los derechos de la Infancia ha denunciado también la utilización de “niñas-bombas” por Boko Haram. El grupo secuestró, entre otras miles, a las 276 escolares en Chibok (Nigeria). 

2015 ha sido un duro año para la capital francesa, que en noviembre vivió de nuevo el terror yihadista. Varios ataques coordinados en la ciudad, el más sangriento en la sala de conciertos Bataclan, se cobraron la vida de 130 personas. Se trató del mayor atentado de la historia de Francia, reivindicado por el grupo terrorista ISIS. Turquía también ha tenido varios ataques a civiles este año, como el atentado de Suruç –que dejó 34 muertos– y el perpetrado en octubre en Ankara contra una marcha por la paz convocada por sindicatos y colegios profesionales, que se saldó con un balance de 97 muertos y casi dos centenaros de heridos.

En junio, un joven blanco de 21 años mató a tiros a nueves feligreses negros en la histórica iglesia metodista Madre Emanuel, en Charleston, Carolina del Sur (EEUU). El ataque fue calificado por la policía de crimen de odio: el agresor llevaba en su coche la bandera confederada y había posado en fotografías con esta y con una chaqueta con la bandera del apartheid. Algunas voces reclamaron que la masacre fuera catalogada como “terrorista”, algo que suele ocurrir cuando los denominados 'lobos solitarios' islamistas actúan sin estar vinculados a ninguna organización.

6. Acuerdo de paz en Colombia

Las FARC y el Gobierno colombiano anunciaron en septiembre un paso histórico para los más de 50 años de conflicto armado en el país. Las partes enfrentadas durante décadas llegaban a un acuerdo crucial sobre justicia transicional, por el que se establecerá un tribunal especial y elementos de judicialización para todos los actores del conflicto –guerrilleros, militares, políticos, paramilitares...–, confesión de delitos y reparación de las víctimas contándoles la verdad de lo sucedido. 2015 ha albergado importantes pasos para poner punto y final a un enfrentamiento que ha azotado el país desde hace cinco décadas.

Aunque aún quedan por cerrar puntos importantes hasta sellar un acuerdo de paz definitivo y acordar el abandono total de las armas, el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, y el máximo comandante de las FARC, Timoleón Jiménez, 'Timochenko', establecieron las bases para el proceso en La Habana ante los garantes internacionales de Cuba y de Noruega. “A más tardar el 23 de marzo de 2016” se firmará la paz definitiva, indicaron las partes. Antes, todos los colombianos refrendarán el acuerdo.

7. Guerras que no acaban

2015 también ha sido testigo de cómo otros conflictos estallaban y algunos ya desatados estaban lejos de terminar. Como la guerra civil siria, que alcanzó el récord de cuatro millones de ciudadanos refugiados en terceros países desde hace 25 años este verano tras más de cuatro años de conflicto. La visita del Papa Francisco a República Centroafricana este noviembre dirigió los objetivos al país africano, que continúa siendo escenario de periódicos enfrentamientos y matanzas entre partidarios del grupo rebelde Séléka, procedente del norte musulmán, y milicias civiles “anti-balaka”, de mayoría cristiana, la confesión más extendida en el país.

El conflicto armado en Yemen ha llegado a finales de este año a unas negociaciones de paz en Suiza, con un alto el fuego que por el momento no ha respetado ninguno de los bandos. Suníes contra chiíes (huzíes), estos primeros han sido apoyados por una coalición internacional liderada por Arabia Saudí. Sus bombardeos han causado casi dos terceras partes del total de víctimas civiles en este año, según anunció en septiembre el portavoz de la Oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Las agencias de la ONU calculan que 5.700 personas han muerto desde que esta guerra comenzó. De ellos, 2.577 son civiles, y de estos últimos 637 son niños. 

El país más joven del mundo es otro de los que, aunque en los despachos se ha aproximado a la paz, en el terreno ha seguido teniendo a la violencia como protagonista. La guerra en Sudán del Sur se originó en diciembre de 2013 con el enfrentamiento de las fuerzas leales al presidente, Salva Kiir (de etnia “dinka”), y las del expresidente Riek Machar (de la etnia rival “nuer”). La pertenencia de ambos líderes de la guerra civil a dos etnias con grandes tensiones históricas ha potenciado las matanzas entre unos y otros grupos, que nunca habían llegado a desaparecer. Las tensiones entre los bandos enfrentados también se explican por la rivalidad para hacerse con los recursos naturales y minerales del país, donde el petróleo juega un papel importante. Más de un millón y medio de personas han tenido que abandonar sus hogares.

El conflicto árabe-israelí ha experimentado este año una escalada de violencia en los territorios palestinos bajo ocupación y en ciertas partes de Israel. La ola de ataques comenzó el pasado 1 de octubre con el atentado que se cobró la vida de una pareja de colonos israelíes que se desplazaban en coche por el norte de Cisjordania. Este asesinato fue seguido por numerosos apuñalamientos por parte de jóvenes palestinos, que han sido respondidos con la orden israelí de disparar a matar a cualquier sospechoso. Algunas organizaciones y familiares de palestinos “abatidos” han denunciado la brutalidad policial en situaciones en las que se podía haber frenado a los presuntos atacantes sin matarlos. 

8. Premio Sájarov contra la represión en Arabia Saudí

El bloguero saudí Raif Badawi ha sido la persona elegida este 2015 por el Parlamento Europeo para alzarse con el Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia. Badawi está condenado a diez años de prisión y a 1.000 latigazos por “insultar al islam” desde su página web, 'Free Saudi Liberals', en la que cuestiona a los líderes religiosos de su país. La Eurocámara condenó a través de su presidente, Martin Schulz, la represión en el país a la libertad de expresión y reconoció a Badawi como “símbolo e inspiración para aquellos que luchan a favor de los derechos fundamentales en aquella zona”. Schulz pidió al rey saudí la liberación del bloguero y recordó a otros presos, como el poeta palestino Ashraf Fayadh y Ali Mohammed al-Nimr.

Este último es uno de los jóvenes condenados a muerte en el país saudita para los que Amnistía Internacional ha abierto una campaña internacional por su posible ejecución inmediata. Los actos por los que fueron condenados los cometieron cuando todavía eran menores de edad, algo que prohíbe el derecho internacional. Amnistía Internacional ha alertado de que, con las 551 ejecuciones de las que tiene constancia este 2015, la justicia del país ha alcanzado el nivel más alto de aplicación de la pena de muerte desde 1995.

El poeta palestino Ashraf Fayadh ha sido otro de los rostros de las condenas a muerte en el país durante este año. Fayadh fue condenado a muerte, por renegar del islam en sus poemas. Su familia (que ha recurrido la sentencia), amigos y varias organizaciones internacionales, como Human Rights Watch y Amnistía Internacional han exigido también su liberación por lo que consideran un ataque arbitrario a la libertad de expresión.

9. Bombardeos a hospitales de Médicos Sin Fronteras

El símbolo de la organización humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF) en Twitter luce un crespón negro como símbolo de luto. La ONG combate la muerte en muchos países en conflicto, pero este 2015 quedará en el recuerdo por los ataques que ha sufrido en sus propias instalaciones. Este octubre, un bombardeo estadounidense sobre un hospital de la organización en Kunduz (Afganistán) acabó con la vida de 30 personas. Estados Unidos asumió el ataque como “una combinación de errores” y ha suspendido a varios militares involucrados. MSF pide una investigación internacional: la ONG había advertido en numerosas ocasiones de las coordenadas GPS de sus instalaciones.

La guerra golpeó de nuevo a Médicos Sin Fronteras antes de que acabara el año. Primero, a un hospital apoyado por la ONG en Siria, donde murieron siete personas. El centro, situado en una zona cercada por las fuerzas del régimen de Bashar Al Asad, recibió el impacto de varias bombas de barril. Los centros médicos han sido objeto de ataques dentro de la guerra civil siria, como ha denunciado la ONG.

El segundo bombardeo tuvo lugar dos días después en Yemen. Un ataque de la coalición liderada por Arabia Saudí impactó este diciembre contra un hospital de campaña de MSF cerca de la localidad de Taiz, condenó la ONG en un comunicado. El balance del ataque es de nueve heridos, entre ellos dos trabajadores de la organización. MSF afirmó de nuevo que “había informado de sus actividades y facilitado las coordenadas exactas del puesto médico a la coalición”.

10. Legalización del matrimonio homosexual en EEUU e Irlanda

Irlanda dijo “sí” al matrimonio entre personas del mismo sexo en mayo. El 62,07% del electorado del país, mayoritariamente católico, respaldó en un referéndum la legalización del matrimonio entre parejas del mismo sexo. La asistencia a las urnas fue del 60,52 %, la más alta desde el referéndum sobre la legalización del divorcio celebrado en 1995, al que siguieron 20 plebiscitos más.

La comunidad LGTBI celebraba otra importante victoria, luchada durante años, en Estados Unidos solo un mes después. El Tribunal Supremo de Estados Unidos falló en junio a favor de la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo en todo el país, una decisión histórica que anula la capacidad de los estados para prohibir las uniones entre homosexuales. La máxima instancia judicial de Estados declaró inconstitucional la prohibición del matrimonio de parejas homosexuales, con el respaldo de la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley que reconoce la Constitución de Estados Unidos. El dictamen obligó a los catorce estados del país que aún lo prohibían a permitir que las personas del mismo sexo puedan unirse legalmente.

Este año España celebró que había dado este paso adelante en los derechos de las parejas LGTBI hace diez años, cuando modificó el artículo 44 del Código Civil que permitió ampliar el matrimonio y la adopción a las parejas del mismo sexo. Eslovenia ha seguido este año la tendencia contraria: sus ciudadanos rechazaron este diciembre en referéndum la ley aprobada en marzo por el Parlamento que concedía a las parejas homosexuales los mismos derechos que a las heterosexuales, incluido el matrimonio y la adopción de niños. Angela Merkel ha frenado el reconocimiento del matrimonio homosexual en Alemania.

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