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Tras el desembarco forzado, los migrantes que se negaban a dejar la nave que los rescató siguen en peligro en Libia

Imagen del carguero en el puerto de Misrata.

William Hennequin

Director de operaciones de MSF —

Las más de 90 personas rescatadas el mes pasado en el Mediterráneo por el buque mercante Nivin y llevadas de vuelta a Misrata, Libia, permanecen hoy en día recluidas en Libia en centros de detención oficiales, bajo custodia policial u otras instalaciones similares, mientras que otras se encuentran todavía en centros médicos. Estos refugiados y migrantes se habían negado a desembarcar en Libia por temor a su seguridad. Después de 10 días de estancamiento, las fuerzas de seguridad libias finalmente irrumpieron en el barco y expulsaron por la fuerza a las personas que quedaban en el Nivin el 20 de noviembre.

Son personas que nunca deberían haber regresado a Libia y que negándose a volver a pisar el país y enfrentarse a otro ciclo de detenciones y abusos que ya habían sufrido de primera mano durante su anterior estancia reclamaban sus derechos a buscar seguridad y protección y a desembarcar en un lugar en el que su situación pueda ser examinada y sus vidas no se vean amenazadas.

Confirmando la creciente preocupación por el hecho de que las embarcaciones en peligro están siendo ignoradas en el Mediterráneo central tras el cierre de los puertos seguros cercanos y las campañas hostiles dirigidas a bloquear las operaciones de búsqueda y rescate, este grupo de refugiados y migrantes dijo que al menos seis barcos se dieron la vuelta para evitarlos antes de que el Nivin se acercara a ellos.

Los equipos de MSF tienen muy poca información sobre su situación actual y no están autorizados a verlos ni a proporcionarles atención médica, incluido el seguimiento de los pacientes que tratamos en el Nivin. Según se informa, algunos están siendo procesados por actos de piratería.

El 20 de noviembre, cuando tuvo lugar el desembarco, no se nos permitió acceder a la zona portuaria. “Vimos que las ambulancias salían apresuradamente de la zona, pero el número exacto de heridos no está claro. Nuestra información indica que al menos cuatro personas terminaron en el hospital con heridas de bala, lo que sugiere un asalto violento a pesar de que las autoridades informaron del uso de balas de goma solamente. Incluso las balas de goma pueden infligir heridas graves cuando se disparan a corta distancia”, dijo Julien Raickman, jefe de misión de MSF en Libia.

Antes del desembarco forzado, entre el 11 y el 18 de noviembre, los equipos de MSF llevaron a cabo más de 90 consultas médicas a bordo del Nivin. Principalmente trataban quemaduras causadas por la mezcla del combustible y el agua de mar, infecciones cutáneas y dolor generalizado. También fueron testigos directos de la desesperación a bordo. Un paciente se negó a ser trasladado a un centro médico dentro de Libia, afirmando que preferiría morir en el buque de carga.

14 personas (incluyendo una madre y su bebé de 4 meses, menores no acompañados y personas que habían sufrido heridas leves) abandonaron el barco el 14 de noviembre y fueron llevadas a un centro de detención donde permanecen hasta el día de hoy, mientras que el resto del grupo fue desembarcado por la fuerza seis días después. Una docena de ellos están registrados como refugiados por Acnur, y algunos son menores de 13 años.

Habían sobrevivido a períodos de detención en Libia, ya sea en centros de detención oficiales del Ministerio del Interior, donde languidecen 5.000 refugiados y migrantes y a los que organizaciones internacionales como MSF tienen acceso limitado, o en lugares clandestinos dirigidos por traficantes de personas que utilizan la tortura para extorsionar todo el dinero que pueden a sus cautivos y a sus familias. Las cicatrices que observaron nuestros equipos médicos en varios pacientes atestiguan los niveles extremos de violencia que habían experimentado.

“A pesar de nuestros reiterados llamamientos para evitar un resultado violento, los organismos de protección y las autoridades competentes no llegaron a ningún compromiso para poner en práctica una alternativa a la detención. Lo que sucedió en su lugar ha demostrado una vez más que no se ha logrado proporcionar la protección tan necesaria para las personas que buscan seguridad”, añade Raickman.

Lo que les espera a las personas interceptadas o rescatadas en el mar y devueltas a Libia sigue siendo una detención arbitraria indefinida. Esta situación es el resultado de los esfuerzos deliberados y coordinados de Europa para impedir que los refugiados, los migrantes y los solicitantes de asilo lleguen a sus puertas a cualquier precio, en colaboración con los guardacostas libios.

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