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Un gran campamento de migrantes llamado Canarias: “Quieren convertir las islas en Lesbos”

Campamento para migrantes instalado en Barranco Seco por el Ejército de Tierra

Gabriela Sánchez

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La instalación de siete grandes campamentos temporales de migrantes repartidos por distintos puntos de las Islas Canarias consolida en el Archipiélago la misma estrategia de control migratorio que el Ejecutivo lleva décadas aplicando en Ceuta y Melilla. La misma, aunque en condiciones y cifras diferentes, que desde 2015 ha convertido a la isla griega de Lesbos en una jaula para quienes alcanzan sus costas de manera irregular: mantener a los migrantes lejos del continente para evitar su tránsito por el resto de países europeos y, según considera el Ministerio del Interior, desincentivar las llegadas clandestinas.

El bloqueo de Fernando Grande-Marlaska de los traslados regulares de migrantes a la península se produce desde principios de año, pero el plan de acogida de emergencia anunciado este viernes por José Luis Escrivá, basado en el despliegue de carpas donde los migrantes vivirán durante meses hasta la creación de infraestructuras estables, confirma la victoria de un enfoque de control migratorio sobre una visión humanitaria en la respuesta del Gobierno a esta nueva crisis migratoria. La decisión está tomada: los migrantes serán taponados en el Archipiélago y alojados bajo las lonas de campos provisionales.

Aunque celebra la creación de más plazas de acogida, la Comisión Española de Ayuda al Refugiado ha mostrado su recelo sobre el planteamiento del plan gubernamental. “Sin traslados, tenemos esa percepción de que pretenden convertir a las islas en los nuevos campos recepción de migrantes. Canarias como un nuevo Lesbos”, ha valorado Juan Carlos Lorenzo, coordinador de la organización en el Archipiélago.

“La gestión por parte del Gobierno de esta crisis de acogida parece ir dirigida a convertir a Canarias en un gran centro de retención que evoca las situaciones vividas en otras partes de Europa como Lesbos o Lampedusa”, han insistido desde Médicos del Mundo.

Los siete nuevos campamentos

El Ministerio de Inclusión será el encargado de gestionar los siete nuevos campamentos temporales en las islas. Solo en Gran Canaria, a donde han llegado la mayoría de embarcaciones, se instalarán cuatro grandes campos. La antigua sede del regimiento de infantería Canarias 50 se transformará antes de fin de año en uno de los nuevos alojamientos temporales de la isla más grandes, con 650 plazas habilitadas bajo carpas levantadas en sus zonas exteriores.

El antiguo polvorín de Barranco Seco, un terreno en desuso que en el pasado servía para guardar armas y munición, va a cumplir una doble función. Una zona de este espacio militar, con capacidad para 900 personas hará las veces de Centro de Atención Temporal de Extranjeros (CATE), el lugar al que serán derivados los migrantes tras su desembarco, donde serán retenidos en principio durante el máximo legal de 72 horas para proceder a los trámites policiales de filiación. Otra área se destinará a la acogida, competencia de Inclusión, con 500 plazas más.

A 13 kilómetros de distancia, una nave del Puerto de las Palmas propiedad de Bankia albergará en su interior hasta a 500 migrantes. También en la capital de Gran Canaria, el patio del antiguo Colegio León alojará varias tiendas con capacidad para 300 personas. El anuncio de la transformación de estas últimas instalaciones educativas en un campamento de inmigrantes, que el Ministerio prevé convertir en un centro estable en 2021, ha generado protestas entre los vecinos de la zona.

El espacio, cedido por el Ayuntamiento de las Palmas, era el único colegio existente en El Lasso, un barrio desfavorecido con altos porcentajes de desempleo y escasos servicios municipales. El cierre de las dependencias escolares ya provocó el malestar entre los residentes hace dos años, a los que el Consistorio prometió su reapertura tras unas obras de remodelación que nunca ocurrieron. Durante una visita del ministro en octubre a estas instalaciones, varios residentes se concentraron en contra de su apertura entre gritos, algunos de ellos racistas.

En Tenerife, la segunda isla con más llegadas después de Gran Canaria, Migraciones levantará dos grandes campamentos en otros dos terrenos cedidos por Defensa. Tras meses de negociaciones con el departamento liderado por Margarita Robles, que presentaba reticencias al traspaso de sus instalaciones para este fin, el acuartelamiento de Las Canteras también formará parte de la red de acogida de emergencia y se transformará en un enorme centro de migrantes, con 1.800 plazas. En las dependencias exteriores de otro cuartel de la isla, Las Raíces, se instalará otro campo conformado por carpas donde podrán ser alojadas hasta 1.400 personas.

En Fuerteventura, Interior y Migraciones también compartirán las instalaciones del Centro de Internamiento para Extranjeros (CIE) de El Matorral. Este CIE, en desuso desde 2012, siguió acarreando millones de gastos a las arcas públicas. A pesar de estar vacío, al menos 4,1 millones fueron destinados al pago de comida, médicos o mantenimiento del centro, como publicó elDiario.es. A su llegada al Ministerio del Interior, Grande-Marlaska anunció su cierre definitivo. Ahora, la nueva crisis migratoria ha empujado al Gobierno a habilitar sus instalaciones. Una parte se convertirá en un Centro de Atención Temporal de Extranjeros (CATE) para realizar los trámites policiales. En sus dependencias exteriores, Migraciones creará un campamento de emergencia con capacidad para alojar a 700 personas bajo lonas.

Desde antes de verano, el Gobierno ha respondido al incremento de las llegadas de pateras en las islas encadenando soluciones improvisadas y temporales. Durante el estado de alarma, con los colegios cerrados, miles de migrantes fueron derivados a centros educativos. El regreso a las aulas de septiembre precipitó una nueva actuación provisional: su traslado a hoteles de las islas, inutilizados por la pandemia. En las próximas semanas, los cerca de 5.500 extranjeras alojados en complejos turísticos serán derivados a estos siete campamentos.

Escrivá: “Esto no es Lesbos”

José Luis Escrivá, más favorable a las derivaciones de migrantes a la península, ha reconocido este viernes en la Cadena SER que su departamento quería evitar la instalación de carpas para alojar a los migrantes. “Lo de montar un campamento es algo que hemos hecho un poco en el límite. Para evitar esa situación, hemos estirado al máximo. No es un recurso sostenible en el tiempo. Por contingencia hemos establecido un sistema transitorio”, ha aclarado el ministro, quien se ha comprometido a desarrollar instalaciones de acogida estables a lo largo de 2021.

El Gobierno insiste en que el Archipiélago no se convertirá en una “nueva Lesbos”, la isla griega donde decenas de miles de migrantes son bloqueados por Grecia en precarias condiciones desde 2015. Para el ministro Escrivá la diferencia se encuentra en la capacidad del Gobierno para retornar a las personas atrapadas en Canarias, pues confían en expulsar a un 90% de los recién llegados. En los últimos meses, la principal nacionalidad identificada entre los ocupantes de las pateras ha pasado a ser la marroquí.

“En la isla griega las personas migrantes no tienen acuerdo de retorno con esos países. Si no estamos retornando a migrantes es porque las fronteras están cerradas”, ha destacado Escrivá en la SER. 

El riesgo de disparar el discurso del odio en Canarias

El bloqueo en las islas unido a la improvisación ante la intensificación del flujo migratorio aumentan la sensación de emergencia entre parte de la población local. ONG y trabajadores humanitarios llevan meses alertando de la percepción del incremento del rechazo social hacia la inmigración en Gran Canaria.

“Nos preocupa el impacto social que esta realidad puede tener en la ciudadanía”, apunta Juan Carlos Lorenzo, quien también llama la atención sobre el destino de esas personas que, después de superar el plazo máximo de estancia en los campamentos, tengan que abandonar el recurso de acogida. “¿Qué pasará cuando tengan que salir a un contextos de oportunidades cero oportunidades laborales?. El sistema de protección social ya está saturado, exhausto, por la pandemia. No tendrá capacidad operativa para gestionar las necesidades de un nuevo perfil de exclusión social”, advierte el coordinador de CEAR Canarias.

En la misma línea se manifestó Sophie Muller, representante del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en España:  “Si no hay una gestión adecuada a las llegadas a Canarias se puede desarrollar el aumento del rechazo hacia la inmigración entre la población ”.

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