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“El periodismo de las mujeres del Congo permite transformar el conflicto y la culpa”

Desalambre

Varios motivos han impedido la implicación de las mujeres en la participación sociopolítica. La mujer rural está subinformada y no sabe lo que está ocurriendo, incluso en su comarca. No se reconoce ni participa en los procesos políticos que están en marcha en la RDC. “¡Ese es nuestro problema!… estamos retiradas del mundo y atrapadas, no tenemos contactos ni tampoco tenemos acceso a la información…”

Al desempoderamiento generado por la violencia ejercida contra las mujeres se suma en el este del Congo el analfabetismo y la falta de acceso a la información. Esta carencia contribuye a fortalecer la visión de las mujeres como seres débiles, lo que les impide trascender a la concepción que tienen de sí mismas como víctimas pasivas. La cultura de la guerra ha convertido a las mujeres de Sur Kivu –quienes han pasado de ser el motor económico de familias con relativa autonomía y con libertad facilitada por sus prácticas económicas del pequeño comercio– en meros cuerpos violables.

Así, el régimen colonial, los gobiernos fraudulentos, las guerras sucesivas y la lógica de la asistencia internacional han llevado a la asignación del papel de víctima de las mujeres congoleñas, un papel rígido que apenas les permite desarrollar otras identidades. Es en este contexto donde surge el periodismo de las mujeres de los medios de Sur Kivu, movidas por la necesidad de reconstruir su mundo, buscando espacios que les permitan transformar positivamente la incertidumbre, el conflicto y la culpa.

A su vez, en el mismo escenario ha surgido una miríada de ejemplos que ilustran las maneras de intercambiar información con significación política sin tener que recurrir a los medios masivos convencionales. En este contexto, Bukavu se erige como un rincón inexplorado inserto en un “paisaje mediático global” en el que proliferan flujos mediáticos que cobran interés bajo la lupa de quien se interesa por los medios de comunicación alternativos, subterráneos, indígenas.

El paisaje mediático de Sur Kivu, por su riqueza y su especificidad, es único para investigar formas de comunicación capaces de encauzar la participación ciudadana en los asuntos que conciernen directamente a la vida de las comunidades. Todos los medios de comunicación de la provincia de Sur Kivu —centralizados en su capital, Bukavu—, exceptuando la RTNC (Radio-Télévision Nationale Congolaise), fueron creados o han adoptado el compromiso de ser un “medio de paz”.

Además, esta ciudad es relevante para entender la dinámica de los medios de paz por otros motivos: en la ciudad congoleña están presentes las organizaciones que trabajan medios y paz más destacadas a nivel mundial (Search for Common Ground, Fondation Hirondelle, Institut Panos Paris, La Benevolencija) y, además, la RDC ha llamado la atención internacional por hospedar a Radio Okapi, la radio de Naciones Unidas (en este caso de la MONUSCO15) más ambiciosa y quizá más exitosa de la organización supranacional, la cual, sin embargo, no está exenta tampoco de las mismas contradicciones y dudas que se atribuyen a la misión de la organización en el país centroafricano.

Todos los medios de Sur Kivu tienen una serie de características que pueden afirmarse como generales: actúan como bardos contemporáneos, tienen aptitudes para mediar en su comunidad, constituyen puentes entre lo global y lo local, están vinculados simultáneamente con la tradición y la modernidad, usan una intertextualidad mediática y son vehículos de denuncia y empoderamiento de clases marginadas.

Pese a que estos proyectos usan medios variados (vídeo, teatro callejero, cómic…), el periodismo del que hablamos es sobre todo periodismo radiofónico y, en la mayoría de los casos, periodismo participativo y comunitario. La radio, la herramienta de comunicación más extendida en el mundo, se ha evidenciado como el medio ideal para provocar cambios sociales y las radios comunitarias encarnan esta vocación de transformación social.

El valor de las radios comunitarias para la promoción de la paz y el desarrollo en RDC se reconoce en la Carta de las Radios Comunitarias de la Haute Autorité des Médias, la cual afirma que las radios comunitarias deben ser independientes, estar al servicio de la comunidad, respetar la dignidad humana, rechazar todo tipo de formas de discriminación, ser no lucrativas y ayudar al Estado. Bangwene (2004: 22) concibe las radios comunitarias como la emanación de las comunidades, las cuales tienen en las ondas de estas radios una herramienta para expresar sus problemas y buscar conjuntamente soluciones para resolverlos.

Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo, sucesora de la MONUC (Misión de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo). La radio tiene un papel privilegiado en los procesos de desarrollo y de democratización, ya que permite a las comunidades hablar de sus experiencias y adquirir una visión crítica de los procesos y actores que los protagonizan.

Las radios comunitarias que hoy, gracias a la fabricación de receptores asequibles, llegan a una amplia audiencia, se convierten en una herramienta esencial para generar espacios para las voces de la comunidad, lo que resulta trascendental en tiempos de conflicto. En un contexto como el del oriente congoleño, que ha de mirar hacia el horizonte terapéutico de la reconciliación, debemos entender que el valor de tal comunicación participativa proviene del hecho de que las comunidades desarrollan un sentido de propiedad de los medios de comunicación, los cuales adquieren de esta manera la capacidad de coordinar las relaciones entre la comunidad y generar oportunidades para una convivencia pacífica.

Entre otros proyectos destaca el periodismo de AFEMSK como un ejemplo de “pequeños medios”, que son, según Debra Spitulnik, medios participativos que funcionan como alternativas a los medios estatales, significantes a la hora de ayudar a las personas a crear espacios comunicativos llenos de sentido y que ejercen una función de consolidación de procesos de empoderamiento de comunidades desempoderadas y vulneradas por el Estado. A esta definición le añadiremos en este caso la especificidad de ser un “medio de paz”.

Cuando hablo de “medios de paz”, siguiendo la terminología de Johan Galtung, me refiero a medios de comunicación cuya programación está dirigida a acercar a las partes de un conflicto, a prevenir las dinámicas estructurales y culturales que legitiman la violencia y lanzar estrategias para contrarrestar los discursos de los “medios violentos”, entendidos como aquellos que se centran en el disenso, enaltecen la violencia y obvian las alternativas de construcción de la paz. Este trabajo es, en definitiva, un relato sobre cómo las personas ganan espacios de expresión en contextos de gran opresión y una reflexión acerca del papel del periodismo como un contrapoder capaz de denunciar abusos e injusticias.

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