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Vídeo: las voces excluidas de las negociaciones de paz colombianas

Zona Humanitaria Camelias - Colombia/ M González-Noda.

Cristina Porras

Responsable digital de InspirAction —

Colombia, víctima de uno de los más graves conflictos armados ocurridos, ha sido testigo de las consecuencias más alarmantes que la violencia puede tener sobre la población siendo internacionalmente conocido por sus masivas violaciones de derechos humanos y los altos niveles de impunidad para los agresores.

La violencia en Colombia se ha mostrado de múltiples formas desgarrando el corazón de la sociedad y condenando a más del 40% de la población a vivir entre el miedo y la pobreza. Pero hoy no es un día para hablar de violencia.

El 18 de octubre de 2012, hace casi un año, se iniciaron oficialmente los diálogos de paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC. Unos diálogos que intentan poner fin a 50 años de conflicto armado que han dejado más de 220.000 personas muertas y alrededor de 5 millones de personas desplazadas.

Esas 220.000 personas ya no tienen voz para reclamar justicia. Pero hay esperanza. Las negociaciones pueden alcanzar una paz duradera y estable.

Es el momento de escuchar la voz de los que aún pueden hablar. Voces de mujeres, pueblos indígenas, comunidades afrocolombianas, comunidades rurales marginadas… que desde el sufrimiento y el cansancio, reclaman “una solución negociada” a un conflicto en el que ya no habrá si no “un gran perdedor: la sociedad civil”.

[Vídeo: Paula Plaza/ M. González-Noda]

Es imprescindible que se haga un análisis sobre las causas más profundas del conflicto, con particular atención a la concentración de la tierra, la desigualdad, las generalizadas y sistemáticas violaciones de derechos humanos así como a la impunidad total de los agresores. Pero sobre todo, es imprescindible que la voz de aquellos que han vivido en corazón del conflicto sea escuchada.

La comunidad internacional tiene el compromiso y la responsabilidad de apoyar los diálogos de paz entre el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC –EP) asegurando y respaldando un proceso que resulte en una transformación real hacia la paz para todos los colombianos. Y si este proceso de paz resulta, la comunidad internacional debe mantener su apoyo asegurando el cumplimiento de los acuerdos, en especial el respecto a los derechos humanos, la reparación integral y las garantías de no repetición.

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