Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Rostros del tráfico de inmigrantes en Yemen

Rotros del trafico de inmigrantes en Yemen. / Fotografías: Anna Surinyach/MSF

eldiario.es/ Médicos Sin Fronteras

Miles de migrantes, la mayoría etíopes, atraviesan cada año Yemen en su camino hacia Arabia Saudí, Qatar o los Emiratos Árabes. Muchos son víctimas de torturas y extorsiones por parte de los traficantes durante su viaje en Yemen. Taju, Rumana, Shukualah y Awell lo han vivido. Ahora sólo quieren volver a casa.

Las autoridades de Yemen han puesto en marcha una campaña para liberar a cientos de ellos que estaban en manos de traficantes y repatriarlos a sus países de origen. Desde entonces, el número de migrantes que voluntariamente se acerca al centro de detención de la capital Saná para poder ser repatriados ha aumentado.

El viaje migratorio de Etiopía hacia los estados del Golfo Pérsico es uno de los más peligrosos del mundo.En su ruta por Etiopía, Yibuti y, especialmente, Yemen, son extorsionados y torturados por los propios traficantes que les han prometido alcanzar su sueño.

Taju, Rumana, Shukualah y Awell esperan en el centro de detención de Saná a ser repatriados despues de haber emprendido un viaje del que se arrepentiran para siempre. Hablan claro, no quieren que nadie más cometa lo que consideran uno de los mayores errores de su vida.

Taju Hassane Turdo, 31 años

“Tenía una buena vida. Mantenía a mi familia en paz y todos estábamos sanos. Mis hijos tampoco tenían problemas, pero quise conseguir grandes cosas y perdí todo lo que tenía”, reconoce Taju con decepción. En enero abandonó su país de origen, Etiopía, tras ser engañado por traficantes. “Me dijeron que el viaje sería fácil, y que nada más llegar a Arabia Saudí conseguiría mucho dinero”. Según reconoce, no escuchó los consejos de su mujer, malvendió parte de sus bueyes y emprendió el camino hacia lo que crería que sería una vida mejor. Llegó a Addis Abeba en autobús y desde allí fue a Dire Dawa, en el este de Etiopía. Allí le esperaban los traficantes.

“Antes de salir de allí, nos pidieron dinero y que llamáramos a nuestras familias. Nuestras familias nos enviaron el dinero. Entonces salimos del país”. De Etiopía, fueron a Yibuti y de allí en barca a Yemen. “Los traficantes nos metieron uno sobre otro en la barca. Si alguien decía algo, le pegaban en la espalda. A nuestras hermanas mujeres, los que llevaban la barca les hicieron 'cosas malas'. Mientras uno conducía, el otro violaba a una mujer. Cuando terminó se cambiaron y la mujer volvió a sufrir otra agresión sexual”.

“Cuando alcanzamos la costa de Yemen, un traficante nos esperaba con un arma. Nos daba dos opciones: que le diésemos dinero nosotros mismos o que se lo trasfiriesen nuestras familias. Si decías que no tenías, te crucificaban... te golpeaban”. Taju finalmente no pagó pero, después de sufrir torturas durante días, fue liberado junto a otros compañeros. Consiguieron llegar a Arabia Saudí, pero los soldados los capturaron y abandonaron en el desierto. Caminaron durante tres días para llegar a la carretera principal y se dirigieron a Saná. Taju entró entonces en el centro de detención de migrantes desde donde será repatriado a Etiopía. “Quiero volver con todo mi cuerpo. No quiero perder mi ojo, ni mi mano que Dios me dio. No[if gte mso 9]>

[if gte mso 9]>

[if gte mso 9]> Normal 0 21 false false false ES X-NONE X-NONE

Rumana Mohamed Siraji, 25 años

[if gte mso 9]>

[if gte mso 9]> Normal 0 21 false false false ES X-NONE X-NONE

“He visto con mis ojos cómo es la vida en Yemen. ¿Cómo voy a dejar que alguien venga? ¿Cómo puedo permitirlo?”. Rumana salió de Yemen con su marido y algunos vecinos hace cuatro años y medio. Querían llegar a Arabia Saudí para mejorar su vida. Estos años en Yemen no han sido fáciles. Cuando llegó, Rumana empezó a sentir fuertes dolores en un brazo y de momento no ha podido recuperarse. Con dos hijos pequeños, de cuatro y un año y medio, la familia no tenía recursos para salir adelante y el marido decidió probar suerte en Arabia Saudí. “No quiero morir aquí. Además mi marido no está conmigo. Mi marido se fue a Arabia Saudí. ¿Lo arrestaron en la carretera? ¿Dónde está? No lo sé. ¿Está muerto o vivo? No lo sé”.

Según cuenta, unos yemeníes le dijeron que desde el centro de detención de Saná podría regresar a casa. Malvivió durante un mes a las puertas del centro hasta que finalmente logró entrar. “Mis hijos están viviendo una situación difícil. Tenemos grandes problemas. Por lo menos aquí dentro es que no pasamos frío”.

Shukualah Hassen Abdulselam, 35 años

Shukualah salió de Etiopía en diciembre junto a ocho compañeros. En su viaje desde Etiopía a Yibuti durmieron en en el monte y según cuenta, no tenían ni comida ni agua. A lo largo de este trayecto vieron morir a gente de hambre. Cuando llegaron a Yemen estuvieron un mes retenidos por traficantes que les torturaron. “Cogimos un bote a las 8 de la tarde y atracamos en Yemen a las 2 de la mañana. También en este país nos encontramos con 'gente mala'. Nos llevaron a un campo y empezaron a pegarnos, a romper manos y golpear nuestro cuerpo. Nos dijeron: ‘Transferir dinero’. El que tenía familia en Etiopía, después de pagar era liberado. Si no tenías, era la muerte. Me rompieron la mano, me golpearon en la espalda. Y nos retuvieron durante un mes”.

Después sobrevivieron en la mendicidad, mientras trabajaban para pagar a otros traficantes que les habían prometido llevarles a Arabia Saudí pero les engañaron. Intentaron varias veces entrar en Arabia Saudí por su cuenta pero los soldados saudíes les golpearon. Finalmente decidieron volver a casa. En Saná, fueron directamente a un puesto de la policía y les suplicaron que les arrestaran y les llevaran a casa. Acaban de entrar en el centro de detención.

“Fuimos a un puesto de la policía y cruzamos directamente para que nos arrestaran. Fuimos por nosotros mismos y entramos a las 10 de la noche. Como llevábamos nuestras ropas en este tipo de bolsas, nos cogieron. Nos preguntaron: ¿dónde vais?” y respondimos: “queremos volver a casa”. Dijimos que queríamos volver a Etiopía. Como no entendíamos la lengua, intentamos llorar. Nos preguntaron: “¿por qué lloráis?”. Porque no tenemos cómo volver a casa. Somos emigrantes y hemos ido por aquí y por allá como perros. Es mejor volver a casa que dormir en la calle. Trabajaremos en el campo antes de perder nuestra fuerza.

Awell Kedar

“En Yemen empezó la tortura. Me dejaron frente a unos hombres y me dijeron que tenía que entregar el dínero ya”, recuerda Awell Kedar en un tono tranquilo. “Me colgaron por los dedos del techo. Fue muy doloroso de verdad...”, añade.

“A aquellos que están pensando en salir de Etiopía o que ya han salido, les digo que esta es una carretera a la muerte. Les aconsejo que mejor se queden en casa que ser esclavos, esto es esclavitud, una esclavitud moderna”, recomienda una vez más Awell mientras espera a que le permitan regresar por fin al país desde el que inició su infernal viaje.

[if gte mso 9]> Normal 0 21 false false false ES X-NONE X-NONE

Etiquetas
stats