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La ONU se autocensura sobre la relación entre las migraciones y el cambio climático para no perder fondos de EEUU

Misión conjunta de la OIM, el PNUD y ACNUR (agencias de la ONU) en Burundi en 2018.

Emanuel Stoakes

Varias comunicaciones internas de la agencia de las Naciones Unidas encargada de las migraciones sugieren que la institución se está autocensurando en lo referente a la crisis climática y el impacto que tiene en los flujos migratorios, tras presiones ejercidas por el gobierno de Estados Unidos.

En el origen del problema está un correo electrónico enviado el 28 de agosto por una persona que trabaja para la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) en EEUU a varios compañeros en diversos países. Transmitía que la Oficina de Población, Refugiados y Migraciones del Departamento de Estado de EEUU comunicó a la OIM que sus documentos relacionados con las actividades que financia “no deben entrar en conflicto con la sensibilidad política del gobierno actual [de Estados Unidos]”.

Y con “sensibilidad política” quien redactó el texto se refería a la crisis climática, los objetivos de desarrollo sostenible, el Pacto Mundial sobre Migración o “cualquier cosa que parezca entrar en conflicto con las posiciones de EEUU tanto en asuntos internos como internacionales”.

“Los documentos relacionados con las actividades de la agencia, sobre todo aquellos que sean publicados en internet, podrían requerir revisión y aprobación previa por parte del donante”. Los límites no terminan ahí. El funcionario pedía también a sus colegas que fueran discretos y que cualquier documento relevante sea puesto en común “con antelación suficiente para realizar los ajustes necesarios en coordinación con PRM [la Oficina de Población, Refugiados y Migraciones]”.

La persona que escribió el correo electrónico señalo que “PRM es perfectamente capaz de cortar la financiación en temáticas que no considere alineadas con los objetivos de política exterior de EEUU” y pidió que los coordinadores regionales transmitieran el contenido de su comunicación a “los puntos de contacto de cada país”.

The Guardian entiende, una vez consultadas fuentes de la OIM y tras tener acceso a otras comunicaciones, que la agencia evita referencias directas al cambio climático en la documentación de los proyectos financiados por instituciones pertenecientes al gobierno de EEUU como USAID. La OIM recibe de EEUU casi una cuarta parte de su presupuesto total, que asciende a unos 1.8 mil millones de dólares, de los cuales la Oficina de PRM aporta 18 millones de dólares.

Nada indica que los proyectos vinculados a otros donantes vayan a sufrir censura, ni que los programas que ya están en marcha puedan ver alteradas sus operaciones. Sin embargo, una fuente familiarizada con la ayuda humanitaria de EEUU que acaba de dejar la OIM dijo a The Guardian que “le preocupaba mucho… que la OIM esté aceptando presiones de este tipo”. Y añadió: “He visto una respuesta [al correo electrónico] de al menos un funcionario regional que pidió de manera explícita a su personal que no mencionara de manera directa el cambio climático o el Pacto Mundial sobre Migración en una serie de informes y propuestas que iban a ser enviados al gobierno de EEUU”.

Concluyó con una advertencia: “Aunque entiendo que la OIM hace lo que considera estratégicamente necesario para proteger la financiación de proyectos importantes, los funcionarios de alto nivel deberían ser conscientes de que se avanza por sendas resbaladizas”.

Jeff Crisp, investigador del Centro de Estudios sobre los Refugiados de la Universidad de Oxford, empleado previamente en un puesto de responsabilidad por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, valoró que los mensajes filtrados “plantean un cuestionamiento importante sobre la autonomía de la OIM, su sensibilidad ante las posiciones del gobierno de EEUU y su capacidad para desempeñar sus funciones como parte del sistema de la ONU”.

Akshaya Kumar, director de comunicación en situaciones de crisis de Human Rights Watch dijo que “enfrentarse al cambio climático podría ser el tema que defina nuestra época. Las agencias del sistema de la ONU no deberían ir a remolque de la línea que marque Trump”.

La tensión entre EEUU y la OIM ha aumentado estos últimos meses después de que fuera rechazada la candidatura de Ken Isaacs, el candidato propuesto por EEUU para dirigir la agencia. Desde 1960 el puesto siempre lo había ocupado un estadounidense y tras la decisión, comenzó la preocupación por perder la financiación proveniente del Departamento de Estado. En el momento de la candidatura fallida de Isaacs, la prensa señaló que éste había hecho comentarios en Internet donde expresaba dudas sobre el cambio climático y sugería que se trata de un fraude.

El propio presidente Donald Trump ha expresado sus dudas sobre las causas y consecuencias del cambio climático. Asimismo, el gobierno de EEUU ha plantado sus objeciones ante el Pacto Global sobre Migración, al que ha descrito como un acuerdo “favorable a la migración” o un “intento por parte de la ONU para avanzar hacia un gobierno global a costa del derecho a la soberanía de los estados”.

Leonard Doyle, responsable de comunicaciones de la OIM, dijo que “La OIM reconoce y respecta las prioridades y límites de sus donantes, incluido EEUU. Tratamos de garantizar que el personal es consciente de dichas sensibilidades cuando redacta propuestas de financiación para actividades que responden a las tendencias migratorias y que tratan de funcionar de acuerdo con las mejores prácticas del sector”.

Un portavoz del Departamento de Estado dijo: “La OIM es socia importante de Estados Unidos en todo el planeta. El gobierno de EEUU apoya organizaciones como la OIM para que desarrolle programas y actividades que van en la misma línea de nuestras metas y objetivos de política exterior”.

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