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Los olvidados de la reconstrucción de Gaza

Caravanas y chabolas de desplazados en Gaza. | Isabel Pérez.

Isabel Pérez

Johr Eddik es una zona alta situada al noreste de Gaza a menos de un kilómetro de distancia de la Línea Verde. Fue una de las primeras zonas, si no la primera, en sufrir la destrucción que vino acompañada de la operación terrestre israelí Margen Protector en 2014. Un año y medio después de esta “tercera guerra”, como la denominan en Gaza, el Mecanismo de Reconstrucción de Gaza (MRG) –del triángulo Naciones Unidas, Autoridad Palestina y Gobierno de Israel– acaba de llegar. Es la zona de Los olvidados.

En Johr Eddik solo una casa quedó en pie: la que los israelíes usaron para colocar a sus francotiradores. El resto de hogares fueron destruidos. Hoy sus habitantes viven en caravanas humanitarias, que apenas han llegado hace unos pocos meses, o en chabolas que ellos mismos han levantado.

“Solo están interesados en reconstruir Shija’yyah, al-Bureij y los campos de refugiados”, lamenta un vecino de Johr Eddik. “Esta zona no les interesa, somos los olvidados de la reconstrucción”.

En enero de 2016, Shelter Cluster Palestine, la coordinadora de todos actores encargados de dar abrigo a los desplazados del conflicto, indicaba que en Johrk Eddik, una de las zonas de mayor destrucción después de las municipalidades de Gaza y Beit Hanún, había comenzado la reconstrucción del 0% unidades de casas destruidas.

En Johr Eddik todos tienen estatus de refugiado y cuentan con la asistencia de la UNRWA, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos en Oriente Medio.

“Tenemos la opción de que UNRWA nos pague el alquiler o que el Ministerio de Obras Públicas y Vivienda nos entregue una caravana”, dice Clarifica Hani, otro de los habitantes. “Si recibes la caravana, la UNRWA no te da dinero para alquiler. Yo decidí tomar el dinero porque estoy en paro. Si eligiera la caravana, no tendríamos ni para comer”.

Pero no todos los refugiados están siendo despachados con cierta facilidad. Muna, una mujer de unos 50 años, vivía en su casa, mientras su marido habitaba con su segunda esposa en otro inmueble.

“La casa donde yo vivía fue totalmente destruida. Cuando fui a registrarla para la reconstrucción me dijeron en la UNRWA que no podía entrar dentro del sistema porque tengo alternativas”, relata Muna desde la caravana de uno de sus hijos.

“Ahora mismo devolvería la caravana”

Ibrahim vive unos metros más abajo. El temporal de frío y lluvia ha vuelto a Gaza y cada dos horas tiene que achicar el agua que se acumula encima de su caravana. “Ahora mismo devolvería la caravana y cogería el dinero de alquiler”, dice Ibrahim que, como todos, al recibir la caravana tuvo que firmar un contrato con el que se comprometía a no venderla o, si no, tendría que pagar una multa de varios miles de dólares.

Más al este, se encuentra una choza que ha sido construida con restos de ladrillos y adobe. Allí vive otra de las familias Abu Aissa, padre, madre y dos niñas. “Ni reconstrucción ni caravana”, relata el padre. Llegaba otro invierno e hice esta casucha. No había cemento y decidimos mezclar paja y barro para reparar la situación. Nos tomó un mes. Hace poco pude comprar un saco de cemento y lo usé para una de las paredes“.

La casa de esta familia es la que más se asemeja a un hogar desde afuera. Dentro, el agua y la humedad empapan las viejas alfombras, los colchones y las mantas.

Las restricciones de Israel marcan el proceso

La lentitud o ausencia casi total de reconstrucción en Gaza se debe, por un lado, a la falta de fondos de las Naciones Unidas y, por otro, al Mecanismo de Reconstrucción de Gaza (MRG), que supedita sus movimientos al beneplácito del Gobierno de Israel. UNRWA, en un comunicado enviado al finalizar el año 2015, señaló que la importación de madera “sigue estando gravemente restringida”, afectando así la reconstrucción de hogares o la fabricación de elementos de mobiliario en la franja.

Según la organización israelí Gisha, el Centro Legal para la Libertad de Movimiento de los palestinos, el bloqueo de importación de material de construcción de Israel a Gaza comenzó en 2007. En 2010, tras el ataque israelí contra la Flotilla del Mavi Mármara que se dirigía al enclave costero, Israel comenzó a permitir la entrada de la mayoría de los bienes.

Munir al-Ghalaban, director del paso Karem Abu Salem, el único paso de entrada de bienes a Gaza, afirma tener sospechas de que Israel está limitando el tonelaje de cada camión. “Hemos oído que los israelíes hacen controles a las afueras del paso y limitan las cantidades. Antes entraban 40 toneladas por cada camión, ahora son unas 35”, declara al-Ghalban. “Esto afecta a la reconstrucción y los proyectos humanitarios”.

En torno a un 20% de los vendedores que iban a participar desde Gaza en el MRG, han sido suspendidos. Según el OCENU se debe a “una serie de razones relacionadas con la violación de los términos requeridos”. Una de estas personas que finalmente no ha podido participar ha reconocido a eldiario.es que Hamas le había incautado el material y posteriormente había pagado las cantidades aprehendidas.

“Este tema es puramente político, es muy complicado”, comentó el entrevistado que prefiere mantenerse en el anonimato. “De nada sirve si va a llegar otra guerra a Gaza. Quizás este año”.

“La ONU ha violado sus propios principios”

Nigel White, profesor de Derecho Internacional Público de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad británica de Nottingham, publicó un análisis que defendía que el MRG facilita futuros objetivos militares para el Gobierno de Israel. Su informe salió a la luz en enero de 2015 pero su contenido no ha trascendido hasta este año.

White plantea la cuestión de si la ONU “está implicada en algún acto ilícito, (…) si la ONU tiene competencias para entrar en un acuerdo que mantiene una situación ilegal, es decir, el bloqueo de Gaza por parte de Israel que viola sus obligaciones como potencia ocupante”.

“Convirtiéndose en una parte del MRG, la ONU ha violado sus propios principios, actuando parcialmente y sin tener en cuenta sus propias inmunidades”, escribe White.

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