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Una sola familia: alimentos para todos

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Manos Unidas

En el Día Internacional de los Derechos Humanos desde Manos Unidas y Cáritas pedimos la consecución de una meta irrenunciable en la elaboración de una nueva agenda de desarrollo a partir del 2015: que el mundo se proponga acabar con el hambre en 2025. Creemos que eso es posible. Pero para conseguirlo, debemos afrontar con lucidez, decisión y valentía varios desafíos. Algunos de los más importantes son:

- Según la FAO en 2013 hay 845 millones de personas con hambre crónica en el mundo. Desde que se hacen estadísticas, a finales de los años ’60, nunca hemos conseguido bajar de los 800 millones de personas pasando hambre. Por otra parte, hoy producimos un 17% más de calorías por persona que hace 30 años, habiendo aumentado la población un 70%. Esto significa que el problema fundamental para afrontar el hambre no es la producción, sino la accesibilidad de los alimentos a la población, sea por falta de medios económicos, sea por no disponer de los medios suficientes para producir los propios alimentos (tierra, agua, etc.).

- El 70% de las personas que sufren pobreza absoluta (menos de 1.25 US por día) viven en el ámbito rural. La erradicación del hambre por tanto está íntimamente relacionada con la posibilidad de que las personas pobres del medio rural puedan producir sus propios alimentos. Y eso significa invertir en la pequeña agricultura familiar, garantizar el acceso a la tierra y al agua, facilitar el acceso a créditos, a tecnología, etc.

- Para producir alimentos suficientes para todos, los Estados y las empresas han invertido en los últimos años en grandes sistemas de producción agrícola. Pero es precisamente la agricultura el sector económico que más gases de efecto invernadero emite a la atmósfera, suponiendo el 30% del total. Esto significa que nuestros sistemas de producción de alimentos suponen un gran impacto medioambiental e incrementan la intensidad del cambio climático. A la larga, nuestro sistema de producción de alimentos, tal como existe, no es ni viable ni sostenible. Urge pensar en modelos de producción eficaces y ambientalmente sostenibles.

- En el proceso de producción de alimentos (almacenamiento, transporte, distribución, uso final) acabamos desperdiciando el 30% de lo que producimos, con grandes efectos tanto ambientales como en el precio de los alimentos.

- Mientras casi mil millones de personas padecen hambre crónica, en los países ricos hay mil millones de personas que sufren obesidad, consecuencia tanto de una sobre alimentación como de una alimentación inadecuada.

- Todos estos problemas y otros, se han de resolver en primer en el marco del reconocimiento de la alimentación como un derecho para todos, y por tanto ha de contar con la participación responsable de los Estados como garantes de este derecho a la alimentación, y de políticas locales, nacionales y globales, que permitan luchar con eficacia contra el hambre.

Manos Unidas nació hace casi 55 años, con el propósito de acabar con el hambre en el mundo. Ya en su manifiesto fundacional se recogía “Un solo obstáculo en la lucha contra el hambre sería insuperable: creer la victoria imposible”. Hoy seguimos convencidos de ello. Por este motivo, lanzamos junto con Caritas una campaña que mantiene nuestro firme objetivo de acabar con el hambre.

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