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Sobre este blog

Me dedico al periodismo, la comunicación y a escribir libros como “Exceso de equipaje” (Debate, 2018), ensayo sobre el turismo que se desborda; “Biciosos” (Debate, 2014), sobre bicis y ciudades; y “La opción B” (Temás de Hoy 2012), novela... Aquí hablo sobre asuntos urbanos.

La movilidad sostenible es eso que pasa mientras aquí publica informes gente que no tiene ni idea del tema

Mi sobrina Sol quiere dedicar este dibujo a los autores del informe de la Cátedra Española de Seguridad Vial y Movilidad

Pedro Bravo

Si en algo somos expertos en España es en opinar sobre cualquier cosa sin tener repajolera idea. Somos filósofos, científicos y sabios de barra pero no dejamos nuestra osada inconsistencia intelectual entre los huesos de aceituna del suelo del bar o en nuestro muro de Facebook, sino que nos atrevemos a elevarla a informes firmados por instituciones de pomposo nombre.

Por ejemplo, hace unas semanas el Consejo de Estado sacó un documento criticando el nuevo reglamento de circulación de la DGT desde una perspectiva muy lejana al conocimiento técnico y empírico de la movilidad. Y ahora le ha tocado el turno a un ente llamado Cátedra Española de Seguridad Vial y Movilidad que forma parte de un think tank que responde al nombre de Instituto Internacional de Ciencias Políticas.

Esta caterva, perdón, cátedra ha realizado y publicitado un informe llamado Primero los peatones en el que lo único acertado es el título. Los señores catedráticos han parido un sesudo documento de escasas nueve páginas en el que no se dice nada que sea medianamente correcto y en el que se proponen cosas como que las bicis vayan matriculadas en el chaleco reflectante obligatorio del ciclista (para que los no iniciados aprecien el nivel: el chaleco no es obligatorio ni siquiera de noche). Quien quiera leer el informe puede hacerlo pinchando aquí y también puede leer dos revisiones con criterio del mismo: la de En bici por Madrid y la nota de prensa que ha sacado ConBici. Pero, por resumir, lo que intenta el documento es señalar a la bicicleta como nuevo peligro en las ciudades españolas y frenar su desarrollo y evolución mediante medidas de control justificadas en el papelito por un caos circulatorio que no es tal.

Lo malo, en cualquier caso, no es que haya presuntos expertos publicando documentos sin consistencia; el problema es que los medios los publican tal cual sin fijarse en que entre los patrones de la cátedra hay marcas de automóviles —Audi en este caso— que, quizás, tengan cierto interés en sesgar el debate y disimular su responsabilidad como reales causantes de los problemas de seguridad vial, movilidad y salud. Y lo peor es que estas tontadas tienen más eco que noticias de verdad: ¿conoce el lector que se acaba de constituir en el Congreso de los Diputados el grupo interparlamentario de la bicicleta para impulsar su uso en las ciudades? Pues eso.

Y es en estos momentos en los que uno no sabe si ahogarse entre tanta tontería o hacerse consultor cuando hay que resistir y seguir informándose e informando con otras noticias recientes de fuera. Hablo de los datos del experimento hecho en Francia de pagar a la gente por ir al trabajo en bici. La cosa ha durado cinco meses y ha provocado un incremento del uso de la bicicleta no espectacular pero sí notable: del 2 al 3,6% de empleados de las 18 empresas que se apuntaron a la prueba, hasta 380 personas que han ido en este tiempo al tajo a pedales a cambio de 0,25 euros por kilómetro recorrido.

Y hablo también de otros datos como el aumento de un 10% del número de ciclistas en el último trimestre del año pasado en la ciudad de Londres y de la declaración oficial por parte de Transport for London, la EMT de allí, de que la bicicleta debe ser considerada ya como medio de transporte de masas.

El experimento francés, que se suma a todo lo hecho en distintas localidades de ese país, y la insistencia del alcalde Boris Johnson en hacer de Londres una urbe en la que el ciudadano se pueda mover mejor, así como todo lo que está pasando en ciudades de todo el mundo (España incluida), demuestran que sólo hay un camino y que pasa por impulsar la movilidad sostenible. Y que los informes de grupos de presión con nombre catedrático son piedras en ese camino que hay que esquivar y no hacer como decía La segunda oportunidad, ese mítico programa de seguridad vial de finales de los 70 presentado por Paco Costas: “El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra”.

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Me dedico al periodismo, la comunicación y a escribir libros como “Exceso de equipaje” (Debate, 2018), ensayo sobre el turismo que se desborda; “Biciosos” (Debate, 2014), sobre bicis y ciudades; y “La opción B” (Temás de Hoy 2012), novela... Aquí hablo sobre asuntos urbanos.

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