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Acusan a Jaime Botín de evadir 1,3 millones en impuestos con la compra de dos 'jets' privados

El avión adquirido por una sociedad vinculada a Botín en 2012, un Cessna 560XL Citation XLS+.

Antonio M. Vélez

Una denuncia presentada ante la Agencia Tributaria atribuye al expresidente y actual máximo accionista de Bankinter, Jaime Botín, un fraude al fisco español de más de 1,3 millones de euros mediante la utilización de una red de empresas pantalla diseñada para ahorrarse el pago del impuesto de matriculación de dos aviones privados dedicados prácticamente en exclusiva a los desplazamientos del banquero.

La denuncia, a la que ha tenido acceso eldiario.es, fue interpuesta el pasado 21 de marzo ante la Oficina Nacional de Investigación contra el Fraude (ONIF) de la Agencia Tributaria por un abogado del Colegio de Madrid, en nombre de un tercero, para poner “en conocimiento de la Administración Pública hechos y situaciones que pueden ser constitutivos de infracciones tributarias o tienen trascendencia para la aplicación de tributos e, incluso, pudieran ser constitutivos de delitos contra la Hacienda”, presuntamente cometidos por una empresa española, Worldtour SA, que vincula directamente con Botín.

Con un capital social de 23,7 millones de euros, esta sociedad “está controlada por D. Jaime Botín Sanz de Sautuola y García de los Ríos”, asegura el escrito. La empresa, domiciliada en la madrileña plaza de la Lealtad, junto al hotel Ritz y a tiro de piedra de la Bolsa de Madrid, no ha querido hacer comentarios.

La mayor parte de esa presunta evasión, 1,1 millones, corresponde a la compra, en marzo de 2012, de un jet de la marca Cessna, modelo Citation XLS+, por 10,7 millones de dólares, que al cambio actual equivalen a 8,4 millones de euros, mediante la creación de “un entramado societario con la intención de evadir el impuesto correspondiente” en España, un 12% del valor de compra.

La Ley 38/1992 de Impuestos Especiales establece que deben pagar impuesto de matriculación “los medios de transporte, nuevos o usados”, cuando “se destinen a ser utilizados en el territorio español por personas o entidades que sean residentes en España o que sean titulares de establecimientos situados en España”. Sin embargo, la compraventa del avión se llevó a cabo mediante una empresa portuguesa constituida por Worldtour, WT Portugal LDA, que según la denuncia “no tiene ningún empleado, ni nunca lo ha tenido”, ni “cuenta con instalaciones ni propias ni alquiladas”; tan sólo “ocupa el espacio de un despacho, tal cual las típicas sociedades de los paraísos fiscales”.

Esa empresa lusa, a su vez, adquirió la aeronave mediante un contrato de leasing (arrendamiento financiero con opción a compra) en la que el “supuesto” comprador fue un operador aéreo portugués, Airnimbus, sin “capacidad alguna para una operación de este tipo”, dice la denuncia. Los avales fueron “aportados ante el banco financiador”, la filial lusa de Santander (Santander Totta), “por Worldtour SA con el visto bueno de su máximo accionista D. Jaime Botín”, asegura el escrito.

Fuentes de Airnimbus confirman que la aeronave fue “adquirida para un cliente” pero la portuguesa sólo se encargó “del mantenimiento y las operaciones” del jet, que, explican, fue vendido un año después a Netjet, uno de los mayores operadores de vuelos privados de Europa, propiedad del multimillonario estadounidense Warren Buffett. El avión, según fuentes conocedoras del proceso, ya no pertenece a Botín.

En resumen, la denuncia asegura que el jet, con matrícula CS DTX, “se adquiere y matricula en Portugal” pero “se basa en Madrid Barajas donde se sitúa su base permanente”, lo que “es una prueba clara del destino que no era otro que el de ser utilizado en el territorio español y por personas residentes en España”. El aparato volaba “prácticamente en exclusividad” para Botín, operado por tres pilotos que, tras años en plantilla de la empresa española Gestair, fueron 'movidos' a Airnimbus, cuyo 80% fue adquirido por una empresa en nombre de Isabel Macarrón, hija del entonces presidente de Gestair.

La segunda “maniobra” que, según el denunciante, permitió una exención fiscal “fraudulenta”, también superior a la barrera de 120.000 euros que establece la comisión de un delito fiscal, corresponde a lo que un experto fiscalista denomina “esquema estándar” en este tipo de operaciones, en las que es habitual que Hacienda reclame el impuesto evadido e imponga una sanción al infractor: la utilización durante un largo periodo de tiempo del anterior avión de Botín, un Cessna Citation Encore+, a nombre de una empresa de aerotaxis (Gestair).

Gestair, que fue adquirida hace unos meses por un fondo de capital riesgo a precio de derribo, operó el avión de Botín “durante varios años, en un acto de simulación puesto que la propiedad, de facto, es en todo momento de Worldtour”, que sólo la puso a su nombre justo antes de entregarla como parte del pago del jet que el banquero compró en 2012. En esta operación, de forma “fraudulenta” según el escrito, “no se paga el impuesto de matriculación”, del que Gestair estaba inicialmente exenta por ser un operador del sector.

El denunciante cita a dos “testaferros” en el supuesto esquema. El primero es Ricardo Luis Egea Marcos, que ha estado cuatro décadas en puestos de alta responsabilidad en Bankinter, banco del que Jaime Botín es primer accionista, y que participó en la constitución de la filial lusa de Worldtour, WT Portugal. Egea, ya septuagenario, todavía aparece en el registro como apoderado de Cartival, sociedad a través de la cual Botín vehicula su participación (cerca del 23%) en Bankinter, y presidente de Bankinter Capital Riesgo.

Bankinter, que dice que “no comenta temas de sus accionistas”, sí reconoce que Egea, aunque ya jubilado, continúa formando parte del consejo de alguna de sus participadas.

Jaime Botín, que últimamente se define en sus artículos en prensa como “alumno de la Escuela de Filosofía”, presidió Bankinter entre 1986 y 2002. Actualmente, el vicepresidente ejecutivo de esa entidad es uno de sus hijos, Alfonso Botín. El año pasado, el Ministerio de Economía impuso al hermano del fallecido Emilio Botín y tío de la nueva presidenta del Santander, Ana Patricia Botín, una sanción de 700.000 euros por ocultar en una fundación suiza parte de su participación en Bankinter. Botín, al igual que su hermano Emilio, regularizó hace unos años ante el fisco parte de su fortuna, que tenía escondida en Suiza en el banco HSBC de Ginebra.

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