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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Ayuda a domicilio o cadenas de comida rápida: contratos por horas que apenas superan el salario mínimo

Una empleada doméstica.

Ana Requena Aguilar

400 euros por media jornada atendiendo a personas dependientes en sus casas, unos mil euros brutos si tienen la suerte de tener un contrato a tiempo completo. Las trabajadoras de ayuda a domicilio hacen un trabajo fundamental para las familias por el que reciben unas condiciones laborales pésimas. “Pueden ponerte unas horas de trabajo por la mañana, de siete a once, por ejemplo, y luego otra por la tarde o por la noche”, cuenta Maite Méndez, una de estas trabajadoras. La precariedad del sector ha hecho que CCOO lo incluya en su campaña 'Precarity War' ('Guerra contra la Precariedad'), que ha ampliado para dar cabida a más ocupaciones.

Dependientas, empleadas del hogar, trabajadores de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), de la comida rápida o también llamada “restauración de marca”, repartidores de empresas como Deliveroo, plantillas de las empresas multiservicios, vigilantes y auxiliares de seguridad, trabajadores de empresas públicas con convenios congelados y sin posibilidad de negociar. El sindicato quiere poner el foco sobre los sectores que precarizan, cada vez más, las condiciones de trabajo. La campaña ya se había fijado en los becarios, las teleoperadoras, las auxiliares de comedor, las cajeras, los comerciales y las camareras de piso.

“En muchos de estos sectores la contratación a tiempo parcial es muy elevada, son contratos con poca carga de trabajo, una especie de contrato por horas”, explica el secretario general de CCOO Servicios, José María Martínez, que señala que muchas empresas aprovechan la reforma laboral para aprobar convenios propios que tiran por los suelos los salarios y las condiciones del sector. La Audiencia Nacional ha anulado ya 47 de estos convenios por haber sido pactados con representaciones de los trabajadores no adecuadas. Cuatro de esas sentencias han sido ya ratificadas por el Tribunal Supremo. El salario medio de estos sectores ronda los 5,37 euros por hora. CCOO ha fijado como objetivo elevarlo hasta los 8 euros.

Maite Méndez asegura que la ayuda a domicilio se ha convertido en una ocupación donde caben todas las tareas domésticas: “No se regula bien nuestro trabajo. A la gente le conceden una asistencia de aseo o de comida pero al final te acaban pidiendo, por ejemplo, que limpies”. En un día una asistente a domicilio puede visitar hasta cinco casas diferentes y los convenios les reconocen apenas unos minutos por cada desplazamiento. Los contratos pueden llegar a implicar una disponibilidad de horaria desde las siete de la mañana hasta las 10 de la noche.

Servir comida rápida 

Los locales de una conocida franquicia de restaurantes italianos salpican las grandes ciudades. En uno de ellos trabaja Carmen González como cocinera. “La contratación es sobre todo parcial, muy pocas horas. Si consigues un contrato de 20 horas ya es un éxito”, dice. Pero hay trampa: las horas complementarias que permiten este tipo de contratos hacen que muchos trabajadores aumenten sus jornadas cada mes. “Muchas veces no cumplen con los preavisos para que hagamos estas horas, nos modifican los horarios en cualquier momento, te cambian las vacaciones... Es imposible conciliar”.

En el sector de la comida rápida o “de marca” hasta el 90% de la contratación es a tiempo parcial. “Muchos son fraudulentos ya que trabajan más horas de las que estipulan, sin alta en la Seguridad Social”, denuncia el sindicato. Las plantillas sufren la llamada “polivalencia funcional”, es decir, sirven para todo. “Yo estoy en cocina, pero estamos para todo, para la pizzeria, para el office... apenas hay categorías profesionales”, confirma González.

En el otro lado, los repartidores que envían esa comida a los domicilios y que trabajan para nuevas empresas que operan a través de 'apps'. “Creemos que muchos son falsos autónomos que deberían tener un contrato. Tu jefe no puede ser una plataforma, una máquina, y quien valora tu trabajo no puede ser solo un cliente dándote estrellitas”, dice Martínez. 

Otros de los colectivos en el punto de mira son los auxiliares de servicios: una figura creada por las empresas de seguridad privada y que acumula funciones muy diversas, desde la limpieza de coches, el mantenimiento, el riego de jardines... “Son esos trabajadores que aparecen con un uniforme similar al de un vigilante de seguridad pero hacen de todo y que no tienen que cumplir con las normas de seguridad privada”, subraya el sindicato. En los últimos años han surgido empresas dedicadas únicamente a estos servicios que aplican convenios propios con sueldos que rozan el salario mínimo interprofesional. 

Esta misma semana, el FMI advertía de cómo el aumento de estos contratos a tiempo parcial involuntarios se escondían tras el estancamiento de los salarios en España y también en el resto del mundo.

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