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Cameron cree en la globalización a la inversa para que traiga empleo a Occidente

Cameron cree en la globalización a la inversa para que traiga empleo a Occidente

EFE

Davos (Suiza) —

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El primer ministro británico, David Cameron, ha apostado hoy en el Foro Económico de Davos por una globalización a la inversa que permita a las empresas que abandonaron Europa con destino a Asia regresar para fortalecer el tejido industrial, impulsar la recuperación y crear empleo.

Si en las últimas décadas los empresarios europeos y estadounidenses situaron sus centros de producción en el lejano Oriente, ahora es el momento de que regresen a Occidente, aunque esto sólo ocurrirá si los gobiernos, y sobre todo Bruselas, son capaces de aplicar un modelo regulatorio simple y que no ahogue a los emprendedores, que de otro modo buscarán acomodo en otros continentes.

Los gobiernos nacionales, pero sobre todo la Comisión Europea, deben poner su granito de arena flexibilizando mercados, eliminando trabas y reduciendo impuestos a las empresas y a los emprendedores.

Y entre otros alicientes, se ha referido a la posibilidad de que los costes de la energía sean menores de lo que tradicionalmente han sido en Europa, en comparación con Estados Unidos y los países emergentes.

Cameron ha mostrado su entusiasmo con la técnica de extracción de gas de esquisto mediante la fractura hidráulica, lo que se conoce como “frácking”, pese a los recelos que despierta entre ciertos sectores.

Se trata de una técnica que “si se hace bien” puede rebajar notablemente los costes de la energía, y hacer que sea más barato que el de importación; esto permitiría producir gas y petróleo en Europa a coste razonable y sin peligro para el medioambiente, ha dicho, tal y como ya ocurre en Estados Unidos.

Del mismo modo que están llegando inversiones desde China y Asia a Europa y en especial al Reino Unido, uno de los que más fondos recibe, se puede traer trabajo de Oriente a Occidente, ha dicho Cameron, si se pagan sueldos dignos y se garantiza un bienestar razonable.

Esto es ya una realidad, tanto en el Reino Unido como en Estados Unidos, donde un tercio de las empresas que se fueron han regresado o están pensando en hacerlo.

Los costes de producción en aquellos países, ha señalado, ya no son tan económicos como antes, y además las compañías prefieren situar sus empresas más cerca de donde están sus consumidores y ofrecer un servicio más personal y cercano.

Este “regreso a casa” no se hace desde la perspectiva de restar competitividad a los países de Oriente, ya que “nuestra ganancia no es su pérdida”, ha señalado, sino desde la convicción de que se puede y se debe recuperar tejido industrial y crear puestos de trabajo.

Por lo que respecta a la coyuntura económica del Reino Unido, Cameron ha destacado que están en el buen camino, pues los ingresos de las familias han crecido más que la inflación y su nivel de vida es ahora mejor que hace unos pocos años, aunque ha admitido que la recuperación total “llevará tiempo”.

El “Premier” británico No ha dudado en mantener su postura sobre la libre circulación de personas en el Reino Unido, y ha defendido las medidas recientemente adoptadas para limitar el régimen de beneficios sociales del que podían disfrutar hasta ahora los ciudadanos procedentes de otros países comunitarios, que tantas críticas ha levantado.

Si la emigración procede de países con niveles de PIB similares, ha aclarado, no hay problema, pues se trata de flujos razonables, pero si el producto interior bruto es muy dispar estos movimientos de población son insostenibles.

En 2004, ha recordado, el gobierno británico decidió abrir su mercado de trabajo a ocho países de la UE, resultado de lo cual 1,5 millones de trabajadores foráneos se trasladaron al Reino Unido.

No todos ellos venían a buscar trabajo, ha dicho Cameron, sino que buscaban sólo beneficiarse de un estado del bienestar que se ha deteriorado por ello; esa es la razón de los controles transitorios que se aplican en el Reino Unido.

Se trata de medidas “de puro sentido común conservador”, ha dicho.

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