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Uber y Airbnb intentan blanquear su imagen

Imagen de archivo de una manifestación contra Uber en Bruselas.

Marta Garijo

Críticas sobre el pago de impuestos, su legalidad o la convivencia con los vecinos. Las nuevas plataformas de alojamiento y transporte como son Airbnb y Uber han tenido grandes detractores y han sido objeto de fuertes polémicas. Con una valoración millonaria en el mercado estadounidense, Uber desembarcó en el resto del mundo como una apisonadora mientras que Airbnb se encontró con el rechazo de los vecinos en muchas ciudades, sobre todo, en determinados barrios turísticos que veían alterada la convivencia.

Ahora, las plataformas buscan un cambio de estrategia para congraciarse con los sectores más críticos y su lavado de imagen pasa por una mayor cooperación con las autoridades y con los vecinos. Estas son las principales iniciativas.

El cambio de servicio de Uber

La semana pasada Uber anunció su vuelta a España después de que un juez suspendiera en 2014, con medidas cautelarísimas, la actividad de su servicio UberPop. La plataforma decidió volver a España y para ello pasó por el aro y realizó un cambio de estrategia que supone acatar la legalidad y ofrecer su servicio UberX, que únicamente cuenta con conductores en posesión de licencias VTC. Un modelo que ya utilizan otros actores del sector como Cabify.

Las protestas de los taxistas, que llevaron a la compañía a los tribunales, estaban motivadas por la ilegalidad del servicio que cuando desembarcó en España utilizaba a conductores a los que no les requerían este tipo de licencias que son necesarias para el transporte de viajeros. Las manifestaciones no solo afectaron a España sino que se produjeron en un gran número de ciudades europeas como París o Bruselas.

De esta forma, la compañía optó por este cambio de servicio también en otras ciudades europeas como París o Londres donde ha registrado también problemas con los servicios de taxi tradicionales. En la capital francesa, por ejemplo, dejó de operar el 3 de julio de 2015 tras las violentas protestas de los taxistas. En Londres también ha vivido una fuerte oposición de los tradicionales 'taxis negros' de la ciudad. En este sentido, Uber responde en sus informes asegurando que es una solución para aquellos que viven en barrios periféricos. “Casi el 30% de todos los viajes que se producen en Londres con Uber se inician en barrios exteriores”, señala en uno de sus últimos informes.

En Moscu, la compañía también ha optado por limitar su servicio a aquellos conductores que tengan licencia. Tomó la decisión después de que el servicio de transportes de la ciudad estuviera planeando preguntar a la Policía y la Justicia sobre un posible cese de servicio de la empresa.

Estos cambios en los servicios en algunas ciudades van de la mano con la repetición de un mensaje enfocado al ciudadano y la facilidad de movilidad. Así, la empresa ha lanzado por ejemplo su servicio UberPool en países como México. Este permite compartir vehículo entre personas que no se conocen y que van en la misma dirección.

Airbnb y los vecinos

Airbnb anunció hace unos días que pondrá en marcha un sistema para que los vecinos puedan quejarse a la plataforma sobre los alojamientos problemáticos. Esta nueva funcionalidad fue anunciada por el jefe de la compañía en el mercado japonés -uno de los que más ha crecido para la compañía en los últimos tiempos- y estará disponible en más mercados. Todavía no está en marcha, pero fuentes de la plataforma explican que están en proceso de implementar esta nueva característica en su web que permitirá a los vecinos registrar una queja directamente al equipo de la compañía para su seguimiento.

La empresa no ha detallado si esta característica estará disponible en España, donde sobre todo en Barcelona se han vivido fuertes protestas con los vecinos. Las asociaciones de los barrios más céntricos han protagonizado durante los últimos veranos manifestaciones contra los apartamentos ilegales y desde el Ayuntamiento se han llevado a cabo diversas acciones, como una moratoria de alojamientos o la imposición de multas a los establecimientos ilegales, para tratar de poner orden en el tablero turísitico.

Una de las grandes dudas puestas sobre la mesa respecto a las plataformas ha sido el pago de impuestos, tanto por parte de las propias compañías como por los usuarios que se anuncian en ellas. En este sentido, Airbnb ha puesto en marcha proyectos con ciudades como Ámsterdam o París. En estos casos, la compañía se compromete desde febrero del año pasado a recaudar y remitir a las autoridades el impuesto de turismo en vez de que tengan que hacerlo los anfitriones. Una recaudación que también hacen en algunas ciudades estadounidenses como Portland, San Francisco, San José, Washington D.C., Chicago, Malibú o Filadelfia.

En un contexto de cambio disruptivo en la economía, el camino que tomarán las nuevas plataformas y hacia dónde se dirigirá el modelo tradicional de negocio está todavía por ver. Habrá que esperar hasta que veamos si unos prevalecen sobre otros o si se gestiona un modelo en el que se combinen todas las fórmulas.

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