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Empieza la batalla por el Presupuesto de la UE: hay dos billones de euros en juego para agricultura, cohesión y seguridad

Edificio Berlaymont, Sede de la Comisión Europea, Bruselas. Foto: Amio Cajander CC

Marina Estévez Torreblanca

Los países de la Unión Europea se preparan para iniciar una dura negociación. En juego, inversiones que podrían llegar a los dos billones de euros, más del doble de las actuales, si se consigue “un uso más amplio de los instrumentos financieros y las garantías presupuestarias”, según la Comisión Europea. La realidad es que de momento lo que va a haber es un recorte de entre 12.000 y 13.000 millones de euros anuales de las cuentas comunitarias debido a la salida del Reino Unido. Esto se combina con un deseo de aumentar las aportaciones para defensa, seguridad interior y lucha contra el terrorismo. El presupuesto actualmente en vigor asciende a alrededor de un billón de euros.

En el escenario más extremo de recortes que maneja la Comisión Europea (aunque el Ejecutivo comunitario defiende que deben ser mucho más suaves), España, como otros países, perdería todos los fondos de cohesión (estructurales y de inversión). Para entender la importancia de estos fondos para España, basta con recordar que en marzo de 2014 la Unión Europea acordó aportar al país 36.000 millones para los Fondos Estructurales y de Inversión Europeos en el periodo 2014-2020. De esa cantidad, 19.393 millones irían al Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder), 8.446 millones al Fondo Social Europeo (FSE) y 8.291 millones para el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (Feader).

Desde que entró en la Comunidad Económica Europea en 1986 y con lo presupuestado hasta 2020, España habrá recibido en ayudas agrícolas 196.400 millones de euros, a los que hay que añadir 63.600 millones de euros de fondos de cohesión y de desarrollo regional, con lo que el total se eleva a 260.000 millones de euros en el mencionado periodo, alrededor del 25% del PIB.

Así, los jefes de Estado y de Gobierno de la UE iniciarán este viernes en el Consejo Europeo de Bruselas la discusión sobre el marco financiero plurianual 2020-2027, con el objetivo (al menos así lo desea la Comisión Europea) de llegar a un acuerdo en 2019. A expensas de cómo se desarrollen las negociaciones, la previsión es que España pase de receptor a contribuyente neto, tanto por su crecimiento económico como por los recortes que se esperan en partidas como las agrícolas. Ya en 2014 se iba a dar este escenario, pero gracias a partidas como la que sirvió para luchar contra el paro juvenil siguió recibiendo más de lo que aportaba (excepto, puntualmente, en 2014 y 2016).

Fuentes de la Comisión Europea insisten en que el debate “no debe ser si un país es o no contribuyente neto”, y recuerdan que “el beneficio de un país no se reduce a cuánto consigue en fondos agrícolas”. Por ejemplo, España es uno de los países más beneficiados en fondos para i+d, programa Erasmus o protección de fronteras, sin que eso sean fondos estrictamente nacionales, ejemplifican. “Reducir el debate a cuánto me llevo de cohesión y PAC es una mala aproximación. Reino Unido siempre ha sido un triunfador en las negociaciones a la hora de reducir su aportación, y ya hemos visto resultado en términos electorales”. 

Por el momento ningún país ha hablado de cifras concretas, aunque ha habido declaraciones en el sentido de que debe de dejar de darse fondos de cohesión a los países ricos. España ya ha acordado la creación de un grupo de trabajo con la participación de diferentes departamentos para estudiar una estrategia en el seno de la Comisión Delegada de Asuntos Económicos. El portavoz del Gobierno, Íñigo Méndez de Vigo explicó tras el último Consejo de Ministros que la negociación presupuestaria entre los socios europeos será una “difícil batalla”. El proyecto español, dijo, se basará en defender “aquello que importa”, fundamentalmente la “agricultura y el mundo rural”.

Lo cierto es que la agricultura sigue llevándose el grueso del presupuesto de la UE. En el periodo aún en vigor (2014-2020) los fondos para agricultura, desarrollo rural, pesca y medio ambiente suponen un 39% del total (420.000 millones de euros). Junto a los fondos de cohesión (34% del total) suponen el 70% del total del presupuesto.

Escenarios de recortes

La Comisión Europea ha hecho un ejercicio prospectivo para que los jefes de Estado y de Gobierno vean, negro sobre blanco, lo que puede suponer recortar o mantener las aportaciones en distintos fondos. “Se trata de poner a los líderes delante de un menú y que luego tomen sus decisiones”, explica la Comisión.

Para ello, han dibujado un escenario en el que se recorta un 15% (lo que supone la salida del Reino Unido), un 30% (el doble del anterior), o se mantiene como hasta ahora. Bruselas afirma que se trata de cantidades tan importantes (400.000 millones en agricultura, 370.000 en cohesión) que “un pequeño recorte” podría ya tener un gran impacto a la hora de mejorar otras partidas.

El resultado en agricultura es que si se reduce un 30% (120.000 millones, el 11% del presupuesto total), se produciría una caída de los ingresos medios de las explotaciones de más del 10% en algunos estados miembros y posiblemente caídas de ingresos más pronunciadas en sectores concretos. En el caso de que se recorte un 15% (60.000 millones de euros), la reducción de los ingresos medios de las explotaciones sería limitada “pero seguiría teniendo una repercusión notable en determinados sectores”. Mantener el nivel actual permitiría, con un apoyo mejor orientado, “incrementar las ayudas, en particular a las pequeñas y medianas explotaciones, con efectos de arrastre positivos para las zonas rurales”.

En cuanto a los fondos de cohesión (expresión monetaria de la solidaridad con las partes menos desarrolladas económicamente de la Unión) el escenario más extremo de la Comisión, una rebaja del 33% (124.000 millones, aproximadamente el 11% del presupuesto de la UE) dejaría a todas las regiones españolas (y francesas e italianas) sin estos fondos. Actualmente todos los estados miembros de la UE cuentan con apoyo de fondos estructurales y de inversión.

El segundo escenario es ofrecer un apoyo a las regiones menos desarrolladas y los países en cohesión. La reducción total en el presupuesto sería de unos 95.000 millones de euros en todo el periodo, una cuarta parte de las asignaciones actuales de dichos fondos. Se suspendería el apoyo a las regiones de Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Francia continental, Irlanda, Países Bajos y Suecia, así como a muchas regiones de Italia y España. En este caso se seguirían beneficiando de ayuda regional Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha y Murcia (las que tienen un PIB per cápita de menos del 75% de la media europea).

El escenario de que se mantenga el apoyo a todas las regiones de Europa, como hasta ahora, con un gasto de aproximadamente 370.000 millones de euros (35% del marco financiero plurianual) supondría, afirma la Comisión, “incrementar la eficiencia modulando la intensidad de las ayudas y enfocando mejor el apoyo”. 

“La negociación presupuestaria es tremendamente complicada, hace falta unanimidad de los estados y que el Parlamento Europeo dé su ok. Lograrlo antes de las elecciones de 2019 (a la Eurocámara) es un reto, pero dependerá de los líderes de los países”, asegura la Comisión Europea. El comisario europeo de Presupuesto y Recursos Humanos, Günther Oettinger, visitará el próximo lunes Madrid para continuar preparando la propuesta de la Comisión, que presentarán en mayo. 

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