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De Guindos intenta evitar una humillación para Rajoy en Europa

El español Luis de Guindos y el holandés Jeoren Dijsselbloem han enterrado el hacha de guerra para pelear con deportividad

Pablo García

Bruselas —

Oficialmente, el español Luis de Guindos y el holandés Jeroen Dijsselbloem (actual presidente) son los dos únicos candidatos a presidir el Eurogrupo (la reunión informal de ministros de Economía y Finanzas de la eurozona) a partir del viernes 18 de junio y ambos airean su confianza en que accederán al cargo. De Guindos habla bien de Dijsselbloem, y viceversa. Los dos defienden la austeridad a machamartillo. Y ambos aseguran tener apoyos, especialmente el de Angela Merkel. La votación será, parece, mucho más reñida que una final de Eurovisión.

Pero alguno de los dos se tiene que equivocar en sus cuentas. A falta de un par de días para el desenlace que tendrá lugar en Luxemburgo, el que parece mejor posicionado para un cargo que requiere mucho consenso (y que si no lo encuentra terminará con una votación fratricida) es el neerlandés, que en marzo de 2013 cometió un gravísimo error al hacer unas declaraciones contradictorias sobre el rescate que estaba realizándose sobre Chipre. Dijsselbloem causó momentáneamente pavor en los mercados y tuvo que rectificar dos veces. Pero ahora las cosas han cambiado y el tiempo juega a favor de él, especialmente gracias a su extrema dureza en las negociaciones con Grecia, para regocijo de Berlín.

Los últimos cinco meses de gestión de la crisis griega han dado la vuelta a la situación, hasta el punto de que el acalorado respaldo que Merkel dio a De Guindos en agosto del año pasado en su carrera hacia la presidencia de la institución no se ha vuelto a escuchar por ninguna parte.

Fuentes del eurogrupo negaban este lunes que la votación para elegir presidente se vaya a demorar al 13 de julio, tal como aseguran algunos medios en España. “Todo está sujeto a cambios, todo se puede decidir a última hora, pero oficialmente la votación para elegir presidente del Eurogrupo tendrá lugar el jueves 18 de junio. Sabemos que el Gobierno español quiere retrasar el cónclave, pero esto no nos incumbe”, confirman.

El adelanto de la votación se interpreta como una victoria casi segura para el holandés con la balanza de apoyos actuales que De Guindos espera poder revertir en el último minuto.

Desde el equipo de De Guindos se asegura que el ministro cuenta con ese apoyo y con el de otras potencias como Francia. Pero el ministro de Finanzas francés, Michel Sapin, ha dado un ambiguo capotazo a los dos presidenciables: Sapin dijo primero en mayo del español que “sería un buen presidente del Eurogrupo”, y después valoró el rol de Dijsselbloem: “En un periodo de grandes dificultades, lo ha hecho muy bien”.

El español y el holandés también dicen contar con el sostén de Italia, lo que permite sospechar que los equipos detrás de ambos candidatos lanzan filtraciones interesadas a quienes les preguntan.

Rajoy no se puede permitir una derrota

Para Mariano Rajoy, conseguir la elección de Guindos es clave, puesto que España ha perdido un puesto en el consejo del BCE y tiene un cartera de segunda fila en la Comisión Europea. Sin embargo, en su contra juega que De Guindos ha admitido que concluirá como ministro de Economía al término de la legislatura, en la que no se sabe si el PP volverá a gobernar pero es fácil pronosticar que perderá la mayoría absoluta en las próximas elecciones generales. A la espera de que se decida convertir este puesto informal en permanente, solo habría jefe del eurogrupo hasta, como mucho, diciembre (y posiblemente en funciones).

Si De Guindos no accede a la presidencia sería una clamorosa derrota a nivel internacional para el Gobierno de Rajoy ya que se lleva formal o informalmente casi dos años trabajando en ella. Solo quedaría tapada por el desenlace del rescate a Grecia que se vota también en la misma reunión del eurogrupo.

Alexis Tsipras sigue trabajando en llegar a un acuerdo en los próximos días con los acreedores (posibilidad que hoy se antoja lejana) para desbloquear el tramo de 7.000 millones y hacer frente a los pagos adeudados. Si lo consigue, los griegos habrán demostrado que la política puede servir para evitar más recortes en pensiones o en otras áreas básicas a cambio de liquidez.

Paradójicamente, Atenas ya no se opone al asalto de De Guindos a la presidencia. Este recibió a Yanis Varufakis en Madrid a principios de mayo. “La única manera de que votáramos ahora mismo por Dijsselbloem sería presentándose [el ministro alemán de Finanzas Wolfgang] Schäuble”, ironiza una persona muy cercana a Varufakis. “Si a alguien le puedo asegurar que Grecia no va a apoyar es al holandés”, agrega otra fuerte gubernamental helena. Una muestra de cómo han cambiado las cosas. Atrás quedaron las tensas críticas de De Guindos en la primera reunión del Eurogrupo en febrero. “Ha llovido mucho desde entonces. Muchísimo”.

Los contras de Dijsselbloem residen en su país y su propio partido. Primero y aunque pueda parecer lo contrario, el holandés es laborista, y el Partido Laborista de los Países Bajos se estrellará en las próximas elecciones según las encuestas adelantado por la izquierda radical; eso sí, las elecciones legislativas no son hasta 2017.

Segundo, porque su saña hacia el Ejecutivo de Tsipras despierta vivas críticas entre sus compañeros de filas. Una eurodiputada francesa criticaba esta semana la “actitud infantil” del Eurogrupo por sus “demandas utópicas y humillantes” a Atenas. Pero es verdad que después el Gobierno del socialista François Hollande nunca levanta la voz en el Consejo para reprender la línea dominante marcada por la intransigencia alemana.

En Bruselas empieza a sonar fuerte una tercera opción: la que impulsan un buen puñado de países pequeños y que estaría encabezada por el reciente vencedor de las elecciones finlandesas, el primer ministro Alex Stubb. En estos momentos, los contactos se intensifican. En España, Manuel de la Rocha, Secretario de Economía del PSOE se ha mostrado favorable a que haya más españoles en puestos de la máxima responsabilidad en las instituciones Europeas que apoyarían “por lealtad institucional”.

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