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El Gobierno concede nuevos monopolios en el transporte en autobús mientras vigila a BlaBlaCar

Los usuarios de BlablaCar lo usan por precio y comodidad. EUROPA PRESS

Marta Garijo

Madrid —

¿Coche compartido o autobús? La polémica sobre las plataformas de transporte y la investigación por parte de Fomento de la actividad de Blablacar han surgido justo cuando se abren las licitaciones para rutas regulares para transporte de viajeros que han expirado. Fomento acaba de publicar en el BOE los concursos para las cuatro primeras licencias que se renovarán. Tienen como novedad que se reduce su tiempo de explotación a diez años, pero que siguen siendo exclusivas para una compañía.

La concesión es monopolística, es decir, que si la ruta entre Madrid y Granada se concede a la empresa X únicamente la empresa X puede realizar los trayectos entre estas dos ciudades. Antes de abrir de nuevo el negocio, Fomento ha escuchado la demanda de la patronal de autobuses, Fenebús, y trata de despejar de competencia las vías, metiendo miedo a lo que estas compañías consideran su principal amenaza: BlaBlaCar.

Casi un año después de que se aprobara la ley de ordenamiento terrestre (LOTT), se han publicado los primeros pliegos –el documento donde se recogen las condiciones que tiene que cumplir una empresa- adaptados para conceder las primeras concesiones de rutas para autobuses que habían vencido. Las primeras líneas para las que se busca compañía son la que une Madrid con Zaorejas y Sigüenza; la del trayecto entre Madrid y Plasencia; la ruta Madrid-Ávila, y la línea Madrid-Málaga-Algeciras, esta última una de las más jugosas.

El objetivo es renovar 64 concesiones por orden de vencimiento. El mismo día de la proclamación de Felipe VI, se publicaron las resoluciones de la Dirección General de Transporte Terrestre de convocatoria de licitación pública y aprobación del pliego de condiciones para estas cuatro líneas en el BOE.

Las rutas seguirán siendo de explotación exclusiva para una compañía, pero Fomento asegura que en el concurso quiere hacer que tenga mayor peso el número de servicios, es decir los horarios, y las tarifas así como la calidad del servicio (con elementos que mejoren la comodidad y el acceso a nuevas tecnologías, como por ejemplo, la prestación de servicio Wi-fi).

Mucho más económico

Precisamente la escasez de rutas, horarios, la calidad del servicio y los altos precios son las razones que aducen los usuarios de las compañías de viajes compartidos para no optar por los tradicionales autobuses. “Lo utilizo para ir a Valencia cada quince días tanto de ida como de vuelta. Es una manera de ahorrar muchísimo dinero y conocer a gente con tus mismos intereses”, explica Raquel, de 27 años, que actualmente trabaja en Madrid. “Hay posibilidad de tren y autobús también, pero siempre es infinitamente más barato con BlaBlaCar”, añade.

El trayecto entre las dos ciudades se presta desde los 15 euros, según puede verse en la plataforma que pone en contacto a conductores y viajeros, mientras que el autobús normal para el mismo recorrido cuesta 29,40 euros y el servicio express asciende a 36,40. Si se observa el precio del tren, la diferencia es aún mayor si opta por el AVE que cuesta alrededor de unos 60 euros. La opción del tren regional es más asequible, 26,85 euros, pero el tiempo de viaje es considerablemente más largo –tarda casi 7 horas según la web de Renfe-.

Muchos de los usuarios contactados lo utilizan para realizar casi siempre los mismos trayectos. Es el caso de Jone que lo ha usado para ir de San Sebastián a Madrid (y viceversa) o Macarena, que comenzó a utilizarlo para el trayecto entre Madrid y Badajoz, su ciudad natal, pero que tras las primeras experiencias ha repetido con otros itinerarios. “Es lo más barato, lo más cómodo y en comparación con el transporte comercial no hay color teniendo en cuenta que los precios para ir de Madrid a Badajoz y viceversa son un disparate”, explica Macarena.

El trayecto entre Badajoz y Madrid ronda los 20 euros en los anuncios que se ofrecen en la web de BlaBlaCar mientras que el precio del bus son 32,9 euros en el servicio normal y 45,9 euros en el caso del bus express, según las tarifas de la web de Avanzabus que cubre esta ruta. En el caso del tren para el mismo itinerario, los precios oscilan desde los 33,45 euros del regional express hasta los 40,15 euros del intercity. Otra de las ventajas que aduce esta joven es la duración del viaje. “Tardo 4 horas como máximo y en el bus barato son casi 6 horas”, señala.

La última hora, la imposibilidad de llegar de otra manera o la escasez de plazas libres en otros medios también cuentan a veces para elegir este sistema. Jone explica que lo ha utilizado entre Madrid y San Sebastián cuatro veces porque necesitaba llegar lo antes posible y comenta que la experiencia fue positiva. Asegura que para elegir al conductor siempre mira las reseñas, los comentarios, y suele elegir aquellos que tengan dos plazas ocupadas para el trayecto.

Algunos de los usuarios se familiarizaron con el sistema de compartir coche cuando se encontraban en el extranjero. Es el caso de Almudena que lo conoció durante su Erasmus en Lille (Francia). “Como allí había muchas huelgas de trenes era una alternativa bastante buena, pero como en España no se conocía todavía siempre me dio nosequé cogerlo y al final tardé en dar el paso”, apunta. Finalmente hace unos meses se estrenó en BlaBlaCar en un trayecto de Barcelona a Zaragoza y la experiencia fue “muy buena”.

Socializar: un plus al transporte

Los usuarios señalan también la posibilidad de ir puerta a puerta, alterar el recorrido y conocer gente como otras ventajas añadidas al mero viaje. “Para hacer ese trayecto el tren era muy caro y el autobús costaba más o menos lo mismo, pero el viaje duraba más y era más incómodo. Además, tuve la suerte de que me llevasen hasta el aeropuerto, ya que la conductora recogía allí a otras personas con las que continuaba el viaje”, explica. ¿Y el ánimo de lucro de los conductores? “Me pareció una ayuda. Por ejemplo, de Zaragoza a Barcelona, entre gasolina y peajes, no recuerdo exactamente pero la conductora pagó alrededor de 70 euros, más o menos. Yo le di 15, por lo tanto solo supuso una ayuda al gasto”, explica.

Guillermo, licenciado en Derecho que estudia un máster en Madrid, conoce las dos caras de compartir coche: como pasajero y como conductor. “Lo he utilizado tres veces como conductor, lo que ocurre es que al final en dos de las ocasiones acabé encontrándome con gente que conocía”, apunta. Una casualidad que se produjo porque hacía el trayecto de Madrid a Santander. “Lo hago para compartir gastos, sobre todo, de gasolina”, añade. Respecto a los pasajeros que lleva, explica que solo una vez que puso un anuncio decidió no elegir a una de las personas que le contactaron por teléfono porque parecía “muy rara”.

Como pasajero también se ha decantado por este servicio, la última vez en un un trayecto entre Benidorm y Madrid. “Es más barato y normalmente te recogen en tu casa y eso te ahorra el metro o el cercanías en Madrid”, explica al hablar de las razones que le llevan a usarlo. “También había autobuses, pero tardaban más y eran más caros”. Aunque ve las motivaciones positivas para usarlo, en alguna ocasión también se ha planteado que a nivel de seguridad quizá podría existir un problema en el caso de que ocurriera un accidente.

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