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El sector de la comida a domicilio libra una batalla de inversiones millonarias y compras

Un repartidor de Deliveroo en Londres.

Marta Garijo

Cuando Will Shu llegó a Londres en 2013 se dio cuenta de que muchos días tenía que comer en la oficina, donde había muchos restaurantes que no repartían a domicilio. Así nació Deliveroo, startup especializada en el reparto de comida que acaba de conseguir una ronda de financiación de 275 millones de dólares (247 millones de dólares).

La ronda, con serie E (estas operaciones van tomando las letras del abecedario, así que esta sería la quinta vez que la empresa logra convencer a los inversores) estuvo liderada por el fondo británico Bridgepoint, el inversor actual DST Global y General Catalyst. La compañía, que quiere utilizar este capital para su expansión internacional, ya opera en Reino Unido, España, Dubai, Hong Kong o Australia.

Esta lluvia de millones reactiva la guerra entre las startups del sector después de que en abril la británica Just Eat comprara cuatro compañías que operan en otros tantos mercados, entre ellos España, donde se hizo con La Nevera Roja. El dinero fluye en un sector donde, según los analistas, la clave está en conseguir tamaño suficiente para generar economías de escala.

En plena contienda, la startup belga Take Eat Easy anunciaba su cierre la semana anterior a que Deliveroo consiguiera su millonaria captación de fondos. La empresa, que en España operaba en Madrid, Barcelona y Valencia, echaba la persiana al suspender pagos tras no lograr cerrar una ronda de financiación en la que estaba trabajando.

“Es muy complicado para estas compañías ganar dinero porque no tienen una escala suficiente para usar de forma eficiente sus recursos. El personal de reparto tiene que cobrar esté fuera haciendo pedidos o simplemente sentado esperando un nuevo encargo”, apunta Richard Windsor, analista de la consultora Edison, en un informe publicado hace un par de meses sobre este sector.

La incapacidad de alcanzar escala, concluye, está matando a las startups de reparto. “Tras la fase inicial de euforia comienza la sacudida. Solo los más fuertes y con más dinero tienen posibilidades de sobrevivir y esto lo harán vía compras de competidores o esperando que estos se marchiten solos”, añade.

La vía de las compras

Just Eat decidió incrementar su cuota de mercado con adquisiciones. La compañía mundial de comida a domicilio alcanzó un acuerdo para comprar los cuatro negocios de Rocket Internet y Foodpanda por 125 millones. Adquirió las plataformas de comida a domicilio que operan en España (La Nevera Roja), Italia (PizzaBo), Brasil (Hellofood Brasil) y México (Hellofood México).

Con ello, Just Eat logró controlar el 80% del mercado en España, por lo que para la autorización de la operación la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha impuesto algunas restricciones, como la de no establecer ningún tipo de exigencia de exclusividad a los restaurantes o no penalizar a los establecimientos afiliados por incorporarse a otras plataformas.

La incubadora alemana de empresas Rocket Internet compró La Nevera Roja a sus fundadores españoles en febrero de 2015. Aunque la startup llevaba en funcionamiento desde 2011, cuando nació como un agregador de restaurantes, dio un paso fundamental en 2012 cuando compró a su competidor Sindelantal por 4 millones.

A pesar de la desinversión realizada por Rocket Internet, un portavoz de la compañía asegura que siguen enfocados en este sector. “La comida y los frescos juegan un papel fundamental” en su estrategia dado que es un sector en plena transición entre lo offline y lo online, “con los modelos centrados en los consumidores ganando tracción en todo el mundo”, apunta. Este mercado “crece rápidamente, con un volumen de ventas globales de alrededor de 5,8 billones al año” en todo el mundo, añade.

El sector ha llamado la atención de gigantes tecnológicos especializados en otras áreas. Es el caso de Uber con su servicio Uber Eats, disponible en varias ciudades estadounidenses y algunas capitales europeas como Londres o París. En España funcionó durante un tiempo y hasta este año en Barcelona.

En el primer semestre los principales fondos de capital riesgo invirtieron en cinco operaciones de este tipo algo más de 330 millones de dólares, según CBS Insights. Ello, pese al temor de superpoblación en este mercado, señala la consultora. En términos interanuales, los flujos del capital riesgo han ido creciendo desde 2012 tanto en número de operaciones como en volumen. El pico llegó en 2015, cuando se cerraron 22 operaciones por un valor total de 670 millones de euros.

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