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Cuatro voces en el Primero de Mayo: “La precariedad se da también en los despachos de abogados”

Un manifestante de CGT en la marcha del Día del Trabajo en Madrid, este 1 de Mayo.

Laura Olías

Avanzan en diferentes puntos de la marcha del Primero de Mayo en Madrid. Una estudiante, un joven repartidor de comida rápida, un prejubilado y una trabajadora del sector servicios de 50 años. Para todos el Primero de Mayo ya es una tradición. Salen a la calle porque creen tener la oportunidad y el deber de expresar los problemas y reivindicaciones de la clase trabajadora. Y que lo escuchen “los de arriba”.

Todos hablan de precariedad. Eva la quiere evitar, pero ensombrece su perspectiva de entrada al mercado laboral. Para Luis Miguel es un mal pasado, pero que hace peligrar las pensiones del futuro.

Eva García, 23 años, estudiante

Termina el año que viene la carrera, cuando complete los seis años del Doble grado en Derecho y Ciencias Políticas. “Las perspectivas que tengo son cero. La suerte que pueda tener cuando termine, si hago finalmente un máster. Probablemente termine trabajando en algo que no tenga que ver con lo mío. Muchas veces se piensa: ‘Ha estudiado Derecho, seguro que tiene salidas’. Pero lo que te encuentras es que las condiciones de precariedad se dan también en los despachos de abogados”.

Pide al próximo Ejecutivo que escuche a las organizaciones sindicales, “que están a pie de calle, en los centros de trabajo y son las que mejor conocen los problemas de los trabajadores del día a día”. Más allá de lo que haga el gobierno de turno, “la importancia real está en que los trabajadores y los estudiantes se organicen y defiendan las mejoras en sus condiciones”.

“Creo que aunque el Primero de Mayo es el día de la clase trabajadora no es solo un día en el que tengan que estar los trabajadores, aunque sí prioritariamente. Los estudiantes tenemos también un papel, somos los hijos de los trabajadores y los que el día de mañana vamos a ser trabajadores. Mi papel es estar aquí y defender los derechos de todo el pueblo”, opina.

Luis Miguel Merino, 64 años, prejubilado

“Es mi fiesta”, dice sobre el Primero de Mayo. “Es una fiesta y un día de reivindicación, sobre todo de reivindicación, pero eso lo olvidamos mucho”. El hombre explica que con 16 años se incorporó a su primer trabajo y “he vivido en crisis toda mi vida y no creo que salga. Con este sistema de mercado, los trabajadores no creo que vayamos a salir alguna vez de la crisis”.

La situación laboral en su opinión es “muy mala” y ha ido a peor en los últimos años. “La precariedad se ha impuesto. Se han hecho una serie de reformas laborales, que han desmontado todo el sistema de derechos de los trabajadores. Se ha desregularizado el mercado laboral y por eso hay los contratos que hay. Todos los empleos, la mayoría, son precarios”.

Pero esta situación se puede cambiar, por eso sale a la calle. Le pide al próximo Gobierno “algo muy sencillo, que vuelva a regular el mercado laboral, porque la parte débil somos los trabajadores no las multinacionales ni las grandes corporaciones bancarias. A ellas hay que sacarles el dinero, la plusvalía de nuestro trabajo y repartirlo”.

Ha oído la voluntad de “blindar las pensiones en la Constitución”. Le parece un título que sin concreción que puede esconder trampas. “Lo que hay que hacer es asegurarse de que los futuros pensionistas cobren una pensión para vivir digna. Que se apañen para sacar dinero”.

Yolanda, 50 años, trabajadora de servicios

Acude a la manifestación “todos los años” y este miércoles ha venido al arranque en Neptuno acompañada de su hija. Afiliada a UGT, cree que los sindicatos son una pieza necesaria para presionar y hacer que cambien las cosas. “Venimos a hacernos notar, a reclamar nuestros derechos y recordar a los políticos cuáles son nuestras necesidades”.

Aunque tiene un contrato indefinido, destaca que ahora “aunque seas fijo, te echan por nada, hay muchas facilidades, así que es casi como si fuéramos temporales”. Entre las manifestaciones de precariedad a su alrededor que más le preocupan, destaca la excesiva temporalidad de los contratos, las largas jornadas laborales y las dificultades para la conciliación, que “las sufrimos sobre todo las mujeres y explican en parte la brecha salarial”.

Pide al PSOE que conforme un gobierno “estable”, desearía que con Unidas Podemos, “pero lo importante es que sea progresista, que derogue las últimas reformas laborales”.

Raúl, 23 años, repartidor

Acumula varias marchas del Primero de Mayo a sus espaldas, solo con 23 años. Los jóvenes no son el colectivo más numeroso en estas manifestaciones, protagonizada sobre todo por personas de edades más avanzadas. “Vengo para denunciar la precariedad que tenemos la juventud en general, y más en sectores en los que hay más jóvenes, como la hostelería y el telemarketing”.

Es representante sindical desde hace tres años de CCOO en Domino’s Pizza, donde trabaja como repartidor. “Tenemos un convenio colectivo muy precario, ahora con el salario mínimo el sueldo ha subido un poquito más, pero las jornadas tienen una flexibilidad horaria muy grande, una temporalidad de más del 50% en la empresa...”.

Los jóvenes, reclama, “nos tenemos que organizar en los centros de trabajo y en los sindicatos porque son la única manera de luchar”. El próximo Gobierno le piden que “haga leyes laborales que favorezca al conjunto de los trabajadores, como la recuperación de la primacía del convenio sectorial sobre el de empresa y la subida del salario mínimo interprofesional”. Aunque este pasado año el SMI se ha incrementado más que en los últimos 40 años, “sigue siendo una miseria, que no te da para vivir”.

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