Radiografía de los paraísos fiscales
¿Cómo se esconden los multimillonarios en los paraísos fiscales? Millones de documentos internos del sector financiero en las Islas Vírgenes Británicas descubiertos en una investigación de una ONG norteamericana y varios medios de comunicación han permitido sacar a la luz varios nombres de estos potentados y una estimación aproximada de todas esas fortunas. The Guardian cita a un exdirectivo de McKinsey para afirmar que estos millonarios cuentan en total con 32 billones de dólares guardados en los paraísos fiscales.
Entre los nombres desvelados en la investigación dirigida por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, están Jean-Jacques Augier, cotesorero de la campaña del presidente francés, François Hollande, el presidente de Azerbaiyán y su familia, la mujer del viceprimer ministro ruso, Igor Shuvalov, una hija del dictador filipino Ferdinand Marcos y la baronesa Thyssen-Bornemisza.
Carmen Cervera utiliza los fondos guardados a través de la empresa Nautilus Trustees Limited para comprar obras de arte en subastas. Su abogado ha comentado que mantener fondos en el extranjero es más conveniente a la hora de comprar y vender obras de arte para su colección.
La lista incluye a la hija mayor de Marcos, María Imelda Marcos Manotoc, conocida en su país como Imee Marcos. Aparece como beneficiaria de una sociedad llamada Sintra Trust. No es ilegal, pero su carrera política –es gobernadora de la provincia de Ilocos Norte desde 2010– puede verse dañada. En su declaración de bienes, no figura ninguna referencia a cuentas en paraísos fiscales.
Las Islas Vírgenes Británicas son en cierto modo un recién llegado al mundo de los paraísos fiscales. Fue a principios de los 80 cuando empezó a albergar estas fortunas de forma intensiva. Se benefició de la crisis política de Panamá y la posterior invasión norteamericana, cuya inestabilidad y violencia hizo que el país resultara menos atractivo para el secreto.
Más de un millón de entidades están registradas en las islas, aunque los nombres que aparecen siempre ocultan a sus verdaderos dueños. Hacen de pantallas de forma tan eficaz que a veces ni siquiera las autoridades locales conocen la procedencia del dinero.
