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Rajoy se apunta a la teoría de los brotes verdes

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. / Efe

Luz Sanchis / Andrés Gil

Madrid —

Tres discursos, pero un solo mensaje. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha abierto y cerrado el debate económico este martes con la idea que ha presidido su acción económica desde el principio: la política económica del Ejecutivo es la única posible para llegar al crecimiento sostenible y el empleo. Eso sí, ante el clamor del resto de los grupos que le piden un viraje y que escuche a la oposición y dos semanas después de conocer cifras récord de paro (6,2 millones, según la EPA) y de que el Ejecutivo haya rectificado sus previsiones hasta el punto de anunciar que la legislatura acabará con más paro que el que había a su inicio.

A pesar de todo, Rajoy ha hecho suya la teoría de los brotes verdes de José Luis Rodríguez Zapatero. El presidente parece imbuido de un espíritu optimista que ni comparten los ciudadanos ni varios de los miembros de su equipo. A su juicio, “esto empieza a funcionar” y “ya llegará la cosecha”. Los brotes son las exportaciones, la bajada de la prima de riesgo y la corrección de los desequilibrios. A los españoles que no tienen la misma percepción, especialmente a los seis millones de parados, les sigue recomendando paciencia.

Tras las críticas externas e internas por la falta de relato del Ejecutivo, el presidente se ha esforzado por convencer de que España va bien aunque las cifras digan lo contrario. En su comparecencia en el Congreso para explicar su segundo plan de reformas y el programa de estabilidad que permitirá la creación de empleo, ha caído en el triunfalismo aunque lo ha negado entre las risas de la oposición. Si la vicepresidenta y los ministros del área económica tiraron la toalla el pasado 26 de abril al anunciar el que el desempleo será peor al final de la legislatura que al inicio, hoy el presidente ha llegado a afirmar que se ha hecho “lo mejor para el empleo”.

Si no hay trabajo pese a la reforma laboral, es porque este Gobierno ha estado muy ocupado en corregir la herencia recibida del anterior. Y si no hay posibilidad de llegar a acuerdos importantes con el PSOE es porque sólo le plantean “disparates”. Rajoy ha despreciado de esta forma todas las iniciativas de la oposición, especialmente la posibilidad de destinar parte del dinero del rescate bancario para que llegue a las pequeñas empresas. Eso, dice, es más de lo mismo. El optimismo de Rajoy ha sido tal, que toda la oposición le ha acusado de vivir en un país irreal. El contraste entre los discursos daba la sensación de que el presidente estaba en un pleno distinto al que habían acudido los demás.

“No voy a engañar como ustedes”

“El programa de estabilidad tiene como objetivo básico, y es lo más importante, la fijación de nuestra política presupuestaria, fundamentalmente el déficit para el año que viene. Para eso, hay que tener unas previsiones macroeconómicas. Sí, las hemos cambiado. Como todos. Como los 27 países de la UE y como se ha hecho siempre. Lo hemos hecho porque las circunstancias han cambiado en España y en Europa”, explicó Rajoy. Para, a continuación, reprochar al portavoz socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, los errores de previsiones económicas en el anterior Gobierno: “El 20 de octubre de 2009, le dije a la entonces ministra de Economía [Elena Salgado] lo siguiente: dijeron que íbamos a crecer un 1%, y luego fue una caída del 3,6%. En ese mismo año la previsión del gobierno fue destrucción de 100.000 empleos a tiempo completo. Diez meses más tarde, dijeron que se iban a destruir un millón de puestos de trabajo. Qué prefiere, señor Rubalcaba, ¿qué haga unas previsiones como esas? No voy a engañar como ustedes”

Rubalcaba, en su réplica, contestó a Rajoy que, entonces, no se sabía “que iba a empeorar” la economía tanto, pero que, ahora, sí que “se sabía. Se lo dije yo al señor Montoro en esta tribuna. Sus previsiones fueron un empecinamiento equivocado”.

El presidente del Gobierno desdeñó la oferta de pacto global económico ofrecido por el portavoz socialista, quien, en su insistencia, renegó de las decisiones de José Luis Rodríguez Zapatero, de quien fue vicepresidente: “Jamás le he pedido volver a políticas económicas equivocadas. Ni las de Zapatero ni las de Rajoy. Yo le propongo las de Rubalcaba”.

Y es que Rajoy, una y otra vez, se mostró más que escéptico con el pacto, también solicitado por el portavoz de CiU, Josep Antoni Duran i Lleida. “Lo que no podemos hacer es volver a las políticas que nos han traído hasta aquí. Ahí no puedo ceder. O corregimos los desequilibrios o nos estamos equivocando”, afirmó el presidente: “He participado en grandes acuerdos, no hay que explicarme lo que es eso. Reformamos la Constitución española, y le dije sí a Zapatero cuando me pidió su apoyo sin consultar a nadie de mi partido. Así se hacen las cosas. Después de eso, no apoyaron la ley de estabilidad, ni la reforma laboral, ni el sistema financiero. No nos han apoyado en nada. Y tienen derecho a hacerlo, pero no les da autoridad moral para llegar a un acuerdo”.

Lara: “Habla de transparencia, ¿qué pasa con Bárcenas?

En este punto, desdeñó la idea socialista de usar parte del crédito europeo concedido a la banca de 100.000 millones, de los que se han dispuesto 40.000, para incentivar la economía a través de las Pymes, “recapitalización preventiva”, en palabras del líder socialista: “Es una nueva condicionalidad macroeconómica y no lo comparto. Creo que se ha hecho un esfuerzo importante, pero hay que hacer más en materia de crédito. Hemos movilizado 45.000 millones de euros, en la ley de emprendedores también habrá medidas para agilizar el crédito”.

A partir de aquí, Rajoy sí se mostró dispuesto a hablar “de la sostenibilidad de nuestro sistema de pensiones, las medidas anticorrupción, la reforma local, la reforma administración y la unidad de mercado”.

El portavoz de Izquierda Unida, Cayo Lara, se mostró vehemente desde la tribuna: “Le doy un plan de empleo y me da un plan de recortes. Con los recortes no se estabiliza el déficit lo suficiente y se deteriora la economía. Nosotros pedimos más ingresos, porque el impuesto de Sociedades representa el 11,4% de los ingresos en Hacienda y el IVA, IRPF e impuestos especiales el 81%”.

No en vano, Rajoy mostró el plan nacional de reformas como el marco en el que “están todas las medidas. Hay un programa y un diseño. No voy a cambiar de rumbo, creemos que estamos haciendo lo que es más razonable en España. El mensaje no es de desesperanza, es realista, hay datos positivos. Con déficit, con inflación, es imposible crecer. Hay datos positivos, si seguimos por esta senda empezará a haber pronto crecimiento económico y empleo. No diga que no quiero crear empleo, porque eso es una enorme falsedad impropia de un diputado”. A esto último, Lara replicó: “¿Para qué llegó usted al Gobierno? El paro es esencial, es la columna vertebral, incluido el déficit de la Seguridad Social, que se reduce creando empleo. Y, ya que habla de transparencia, ¿qué pasa con Bárcenas?”.

“Signos positivos”

Pero Rajoy, ha hecho oídos sordos a las críticas de todos los grupos de la oposición: “Si se ha producido el cambio en el objetivo de déficit [impuesto por Bruselas, del 4,5% al 6,3%] es porque el Gobierno ha hecho bien las cosas y los españoles se han sacrificado. Hubo otros a los que no les rebajaron las previsiones de déficit, directamente no las cumplían”. Así, Rajoy recurrió a detallar los, a su juicio, desequilibrios económicos que se han equilibrado: “El déficit público, la inflación elevada, el déficit del sector exterior, el endeudamiento externo. Lo que hay que hacer es corregir estos desequilibrios para crecer. ¿Hemos tenido resultados a la hora de corregir esos desequilibrios? Hemos bajado el déficit público, la balanza comercial está en positivo, los precios están en el 1,4% en abril y va a seguir bajando la inflación, la deuda externa empieza a bajar y el sistema financiero se está reestructurando”. Estos, para Rajoy, son los signos positivos.

Más aún, el presidente se preguntó: “¿Ha tenido efectos positivos en la gente y empresas? Algunos hay. El primero es que se sientan las bases para una recuperación económica. Además, nos podemos financiar. Hace un año las empresas españolas no podían, y las comunidades, tampoco, y el Gobierno estuvo en graves dificultades. Y nos financiamos a precios más baratos, la prima quiera dios por mucho tiempo no llega a 300, los intereses han bajado, los inversores vuelven cuando antes salían, además la moderación de precios afecta a los ciudadanos y a la competitividad. Hemos superado una crisis financiera y de deuda pública muy difícil. Hay efectos positivos. Ni es suficiente ni estoy contento ni satisfecho, pero es evidente que los pasos van en la nueva dirección, supone corregir desequilibrios y crear las bases para el crecimiento y el empleo”.

Incluso quiso ver buenos síntomas en el empleo: “Después de la EPA, el dato de paro registrado es positivo en abril. La afiliación, también. Hay datos buenos. Hay signos positivos en la economía español”.

A Duran, que reconoció ciertos datos positivos y pidió un pacto, así como un cambio en la política europea, Rajoy contestó: “Ha hablado por el cambio en la política europea. Estoy de acuerdo, pero hay que reducir el déficit público, no conviene gastar más dinero de lo que se ingresa. Con la senda nueva. Estamos trabajando con el resto de dirigentes la unión bancaria y fiscal”.

El debate con la portavoz de UPyD, fue agrio. Rosa Díez le reprochó a Rajoy no tener programa por haber subido los impuestos después de prometer bajarlos, y reclamó un proceso constituyente para regenerar el sistema político. El presidente afirmó: “No estoy a favor de un proceso constituyente, en este momento hay otras prioridades más importantes, como es crear empleo, crecimiento, economía más flexible, cuentas públicas saneadas. Usted tiene cinco escaños, tenga un poco de respeto para las decisiones de los ciudadanos, que nos han votado mayoritariamente a PP y PSOE. Y no nos dé lecciones”.

Según Rajoy, en respuesta a Díez, “la ley de estabilidad es la reforma estructural más importante, y nos obliga a todos a no gastar lo que no tenemos. Le da al Gobierno instrumentos de corrección del déficit. No es justo que no se han hecho reformas en las administraciones públicas, hay 370.000 empleados públicos menos, tienen el salario congelado, se ha hecho un gran esfuerzo”.

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