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Cuando la rabia y el odio de la ultraderecha se convierten en ropa de moda

Imagen promocional de la marca de ropa alemana Yakuza, a la que se relaciona con la ultraderecha.

Aldo Mas

Mujeres tatuadas con pechos grandes al descubierto para vender leggins y hombres musculosos también tatuados portando camisetas con imágenes de armas de fuego humeantes, balas, calaveras y mensajes tipo: “Héroes caídos” o “¿Es un crimen luchar por lo que es mío?”. Son las señas de identidad de la ropa de las marcas alemanas Yakuza y Yakuza-Premium.

Ambas tienen su origen en la marca Yakuza, que fue fundada a principios de siglo en la ciudad de Bautzen, en el este alemán. Hubo una escisión en la empresa y por eso hay ahora dos Yakuzas. Las dos, como la original, son especialmente populares en el ambiente de la ultraderecha alemana.

A poco que se busque en Alemania información sobre movilizaciones anti-inmigración y nacionalistas en Bautzen se observa, en las imágenes que ilustran artículos sobre el fenómeno, a gente desfilando con prendas de ropa Yakuza. “La ropa Yakuza gusta, también en citas neonazis como la organizada en Ostritz el pasado mes de noviembre”, se lee en un reciente pie de foto del diario Der Tagesspiegel, junto a una información sobre la marca Yakuza.En la imagen se ve a un hombre vestir una sudadera Yakuza frente a un puesto del Partido Nacionaldemocrático de Alemania (NPD), también conocido como el partido neo-nazi alemán, en un evento de la extrema derecha organizado en la pequeña población de Ostritz.

Lo quieran o no sus responsables, a Yakuza y Yakuza-Premium se las suele meter en el saco de las marcas que suelen vestir ultraderechistas y neo-nazis. A saber, firmas como Thor Steinar, Ansgar Aryan o Phalanx Europa.

Estas marcas, al igual que Yakuza, son protagonistas del libro firmado por Cynthia Miller-Idriss, socióloga de la Universidad Americana de Washington The Extreme Gone Mainstream (Ed. Princeton University Press, 2017), algo así como “Los extremos se ponen de moda”, un volumen que versa sobre la “comercialización y la ultraderecha en la cultura juvenil de Alemania”. Yakuza aparece de modo recurrente en el volumen.

“A Yakuza se la conoce por su imaginario grosero y ofensivo que celebra la violencia, rechaza el mainstream de la sociedad o la ley y promueve una especie de hipermasculinidad”, explica Miller-Idriss a eldiario.es. No en vano la palabra Yakuza, en japonés, sirve para designar al crimen organizado. Visualmente, sin embargo, las Yakuzas no miran a Japón. Se inspiran en sus productos de imágenes como la del hombre ultraviolento. Las mujeres en este universo visual difícilmente podrían ser más “mujeres-objeto”. Hay un sexismo confeso.

En Thor Shop, tienda de la ciudad de Chemnitz especializada en estas marcas que dice vender “ropa de calle nórdica” desde 1992, se ofertan productos de las Yakuzas junto a los de Thor Steinar, Ansgar Aryan o Phalanx Europa. “Yakuza y Yakuza-Premium son competencia y, a la vez, no son competencia de Thor Steiner y las otras”, se afirma a eldiario.es en esta tienda de Chemnitz. “Esas dos marcas se centran en la imagen de criminales, no son tan políticas como las otras”, abundan.

En las camisetas de Thor Steinar, Ansgar Aryan o Phalanx Europa se leen mensajes tipo “recuperar Europa”, “Reconquista”, o se ven imágenes hombres armados con atuendos a lo Ku Klux Klan junto a las palabras “¡Lealtad!, !Sangre! ¡Orgullo!. Pero también el Ku Klux Klan está en el imaginario de Yakuza.

Productos racistas y misóginos

“Yakuza se ha hecho popular en la escena de la ultraderecha en los últimos años, presumiblemente porque sus mensajes sobre la violencia, la rabia, las armas y el rechazo a los valores de consenso de la sociedad tienen un atractivo para los jóvenes que están dentro y alrededor de las escenas de la extrema derecha y su subcultura”, argumenta Miller-Idriss.

En las entrevistas que Miller-Idriss hizo entre consumidores de estas marcas, uno de ellos, Georg, un joven aprendiz de la industria de la construcción, habla de una camiseta de Yakuza con “una niña arrodillada cerca de alguien vestido del Ku Klux Klan que la encañona con una escopeta recortada”. “Esto deja claro que la marca tiene algunos productos con iconografía racista y misógina”, según Miller-Idriss.

La Yakuza original se dividió hace unos años en Yakuza y Yakuza-Premium después de que los fundadores, Markus Eisold y Florian Schmidt, decidieran repartirse el negocio. Según publicaba recientemente el semanario Die Zeit en una investigación junto al periódico regional Sächsischen Zeitung, esa separación se produjo en Mallorca. Dado el buen rendimiento de la empresa, ambos fueron capaces de ir en Porchse y mudarse a la isla española. “Cada uno tenía un ático con una piscina en el techo”, contaba Schmidt. Según su relato, ambos fundadores también comenzaron a pelearse en Mallorca.

La separación no sentó mal al negocio. Eisold se quedó con Yakuza y Schmidt con Yakuza-Premium. El primero se atribuye unas ganancias netas de 1,2 millones de euros en 2016. Por su parte, Yakuza-Premium vende 150.000 productos al año, según los datos publicados por Die Zeit y Sächsischen Zeitung. “Los negocios de Yakuza-Premium van visiblemente bien”, se leía en la investigación de ambas publicaciones.

Prueba de ello también es la presencia de Yakuza-Premium en varios puntos de venta en Mallorca y en España, según reconocen a eldiario.es desde esta empresa. En Yakuza han declinado hablar de sus negocios en España con este periódico.

Dicen en la empresa de Schmidt que ellos se consideran “apolíticos”. “No estoy políticamente tan informado. Sé que existe una AfD, que es fuerte, eso lo sé. Pero no estoy políticamente formado”, según el propio Schmidt, que alude a la formación de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD), el principal partido de la oposición en el Bundestag.

En la página de Internet de Yakuza-Premium destaca, tras desplazar hacia abajo el puntero, un mensaje contra el racismo. “No al racismo”, se lee, junto a una larga explicación, entre otras cosas, sobre la implicación de la empresa en iniciativas anti-racistas. Concluye ese texto con un: “Nuestra marca no apoya ni el extremismo ni el racismo”. En Yakuza-Premium reconocen que buscan diferenciarse de marcas como las que sí distribuyen mensajes o referencias racistas o apologéticas del III Reich.

El Código Penal alemán mantiene prohibida la producción, distribución y exhibición de propaganda y parafernalia del régimen nacionalsocialista. Pero,  como afirma Miller-Idriss, la autora del libro sobre las marcas extremistas, “hecha le ley, hecha la trampa”. Thor Steinar, Ansgar Aryan o Phalanx Europa sí que se mueven por los límites de la ley. Las Yakuzas tienen otros mensajes que, por estar en oposición a valores como el respeto al imperio de la ley, permiten su asociación con las empresas de ropa más radicales.

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