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El auge de los robots en la industria hará que las fábricas vuelvan a casa

El auge de los robots en la industria hará que las fábricas vuelvan a casa

EFE

Madrid —

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El uso de robots para sustituir a trabajadores, un proceso que cobra fuerza en esta cuarta revolución industrial, traerá consigo que muchas fábricas que se trasladaron a países en desarrollo en busca de mano de obra más barata acaben regresando al lugar donde tiene su sede la empresa matriz.

“Es muy probable que vivamos un proceso donde buena parte de lo que se ha ido externalizando por parte de los países desarrollados hacia países en desarrollo para reducir costes de producción va a revertir”, asegura a Efe el catedrático de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial Senén Barro, que destaca que este cambio de tendencia ha empezado ya, pero será cada vez “más intenso”.

“Replicar robots es mucho más barato, sin duda, que formar a las personas y pagarles”, añade Barro, exrector de la Universidad de Santiago de Compostela.

Barro ilustra esta afirmación con un dato: el “sofisticado” robot Baxter, desarrollado por la empresa Rethink Robotics, que es capaz de manipular con sus brazos alimentos en una cadena de procesados o ensamblar dispositivos, tiene un coste de operación en planta de 4 dólares/hora y bajando.

“Es un dispositivo, además, que puede trabajar las 24 horas al día, los 7 días de la semana, que no tiene altibajos, que manipula las dos manos de forma independiente, no como los humanos. Con esto es muy difícil competir”, explica.

Con él coincide el director de Estrategia de Ericsson España, Iván Rejón, para quien también “tendrá más sentido traerse de nuevo la fabricación cerca de los mercados donde se consume, porque la ventaja del coste laboral ya deja de tener sentido”.

A este proceso contribuyen los nuevos hábitos de consumo, con una necesidad mayor de productos más personalizados y plazos de entrega más cortos, que hace que “tener una fábrica muy barata en el Extremo Oriente pero que luego los productos tarden tres semanas en llegar a Europa empieza a ser un hándicap”, apunta el director de IoT de Vodafone España, Daniel Barallat.

“El resultado es que las empresas, para poder responder de forma ágil a esos nuevos hábitos de demanda, se tendrán que plantear mover parte de sus centros de producción para estar más cerca de su consumidor final”, señala el responsable de Industria 4.0 en Accenture, Carlos Gallego.

Este proceso de vuelta a casa de las fábricas es algo que “se ve de cerca en EE.UU., se empieza a visualizar en España y se ve con inquietud en mercados que han hecho de unos bajos costes laborales la manera de diferenciarse y ser competitivos, como es el caso de China”, considera Rejón.

“Eso de producir más barato porque tenemos unos costes salariales menores también se va a acabar pronto, porque no vas a ser competitivo en absoluto”, indica Barro, quien destaca que, si China “siguiera con una política de competir única y exclusivamente por producir barato, estaría condenada más pronto que tarde a ser un país sin capacidad de desarrollo”.

Pero no lo está haciendo, sino que, al contrario, está destinando “enormes” inversiones a tecnologías, I+D y educación.

China, agrega Rejón, ve “con mucho interés” los conceptos de “industria inteligente” porque sabe que “o se mueven rápidamente o pueden verse superados por los acontecimientos”.

Y aunque las empresas, en opinión de Barro, “se cuidan de no alardear de sus apuestas de automatización”, por las connotaciones negativas de sustituir mano de obra por máquinas, sí pueden citarse ya casos paradigmáticos de esta nueva tendencia.

Tesla fabrica en EE.UU. y Adidas ha optado por abrir una fábrica en Alemania, en vez de llevarla a China, para uno de sus productos de mayor valor añadido, “porque sale más a cuenta tenerla” cerca del consumidor, explica el responsable de coordinar la estrategia de Industria 4.0 en el centro tecnológico Tecnalia, Mikel Sánchez.

Otro ejemplo serían, según Rebeca Marciel, que lidera actualmente la consultoría digital de Gartner en España y Portugal, los servicios de atención telefónica, que se trasladaron a mercados de mano de obra más barata y que ahora, al no necesitarse tanta intervención humana, podrían también volver a los países de origen de la empresa.

La vuelta a casa de las fábricas tiene, además del ahorro de costes, otras ventajas, como dificultar las copias, no depender de las circunstancias de esos otros países, ayudar a crear empleo cualificado e impulsar la innovación que puede perderse al estar el proceso productivo fuera.

Además, como apunta el experto en Derecho y Estrategia Digital Borja Adsuara, que se fabrique donde se consume acabará siendo visto como un sello de prestigio, “un punto para publicidad”.

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