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La batalla del cajero fuerza a los bancos pequeños a asumir costes para no perder clientes

A partir de ahora hay que tener mucho cuidado con el cajero que se utiliza.

Belén Carreño

El sector financiero español es conocido por haber librado duras batallas por ganar negocio. La del pasivo (por captar depósitos), la de las súpercuentas remuneradas y ahora la que por cruenta parece ser la madre de todas las batallas bancarias: la del uso del cajero. La decisión de laCaixa de romper el mercado cobrando a los clientes de otras entidades dos euros por usar su cajero ha dinamitado el mercado y ha puesto contra las cuerdas a los reguladores que han descubierto que una suerte de vacío legal permitía el doble cobro de esta comisión.

Por partes. En el plano empresarial, la decisión de laCaixa ha obligado a retratarse al resto de las entidades financieras y a definir una estrategia que cada una está perfilando según sus prioridades y, por supuesto, sus cálculos. LaCaixa ha roto el mercado porque se lo puede permitir: su red de cajeros es la más extensa de España y su decisión es un efecto dominó ya que toca al bolsillo de muchos usuarios de otras entidades que utilizaban su red.

A laCaixa le mueve la fidelización del cliente y también la captación, ya que en algunas áreas su presencia es hegemónica. Es una forma de poner en valor ante el resto de los bancos que tienen más cajeros que nadie. Los otros dos grandes, BBVA y Santander no dejaron pasar el envite y han copiado la medida. BBVA la pone en marcha el lunes 21 de septiembre y el banco rojo no ha especificado cuantía ni fecha pero las características serán similares.

Así las cosas, estos bancos apartan su red de cajeros que supone casi un 45% del total y envuelven al resto de forma que los clientes de los bancos pequeños se sienten desasistidos. Miran a su alrededor y solo ven cajeros que les van a cobrar comisión. La respuesta de los pequeños ha sido aliarse o morir. Uno de los más pequeños por número de cajeros, ING, se ha casado con Banco Popular para que de facto sea este banco el que sirva a sus clientes para disponer de efectivo. Con este enlace el banco holandés salva los papeles porque la ofensiva de laCaixa tenía a la banca online (con menos costes precisamente por apenas tener infraestructura) como víctima más propicia.

Por su parte, Bankia, Sabadell y las antiguas cajas de ahorro que pertenecen a la red de Euro 6000 han hecho un pacto de no-agresión por la que no se cobrarán el recargo de 2 euros y tendrán “condiciones favorables”. Esto significa que rebajarán las comisiones que se cobraban en la actualidad de forma sutancial entre ellos y también pueden decidir dejar de repercutírselas al cliente.

Y es que, además de los bancos online las otras entidades que más sufrían eran las que se ven como banca mediana que va a por un tipo de cliente muy determinado de renta media alta y también a las antiguas cajas cuya dispersión geográfica juega en contra (son muy fuertes en una zona como Abanca en Galicia pero casi sin sucursales en el resto). En el fragmento de banca mediana están básicamente Bankinter y Banco Sabadell. Sabadell ha frenado la ofensiva asumiendo costes y anunció ayer por sorpresa que bonificaría a sus clientes que sacaran dinero de cualquier cajero que no sea Sabadell, siempre y cuando su tarjeta estuviera ligada a la cuenta Expansión.

La entidad catalana ha tenido que hacer muchos cálculos para que le salgan las cuentas. Esto supone que va a asumir el coste de que sus clientes usen otras redes que no son la suya (Servired) pero se aseguran de que no pierden a sus usuarios. En algunas provincias la entidad solo tiene una sucursal, así que el peligro de perder clientes era muy elevado. Un problema similar tiene Bankinter que aún no ha movido ficha y no se ha atrevido ni a incorporarse a una alianza ni a anunciar la bonificación. Bankinter ya bonifica a sus clientes si sacan más de 90 euros del cajero.

Llama la atención que por tamaño Bankia haya tomado la decisión de no imponer el recargo de dos euros. En la entidad han hecho sus cálculos y creen que convertirse en la red de todos esos que no quieren pagar el recargo de los dos euros les saldrá a cuenta. Aunque sus cálculos también pasan por percibir menos por usar el sistema como hacía hasta ahora. Si antes Bankia por usar un cajero de la Red Euro 6000 cobraba casi 4 euros, ahora bajará esa comisión hasta 1,2, que era lo mínimo que cobraba a sus clientes por usar otro cajero de su red (Servired) pero fuera del banco. A cambio, tiene muchos más potenciales usuarios de otras redes y bancos. Aunque los que recolectan esta tasa son las otras entidades a sus clientes, comparten la mordida con la dueña del cajero.

Los peces grandes se quieren comer a los chicos

Fuentes financieras destacan cómo la medida es fruto, en parte, de la política financiera del Ejecutivo que ha peleado por tener entidades cada vez más grandes alentando y animando las fusiones. Los macro-bancos resultantes empiezan ahora por intentar poner su presencia en el mercado en detrimento de entidades alternativas, pequeñas o conocidas por ser de bajo coste. Evo Banco fue otra de las que anunció ayer que comenzaría a bonificar las salidas de los cajeros automáticos a los que cobren un recargo.

La inclusión financiera es otro de los elementos que sufrirá con estas medidas. En barrios con pocas oficinas bancarias y en pueblos los usuarios estarán a merced de la entidad con más presencia en la zona. Escapar del banco de toda la vida será cada vez más difícil ya que se verá penalizado al disponer de efectivo. Solo la decisión de estas entidades pequeñas de asumir los costes salvará parte del negocio. La llamada banca responsable, como Triodos Bank, o la Caja de Ingenieros y cualquier otra entidad de pequeño tamaño (rurales o cooperativas) deberán buscar alianzas o asumir costes sino quieren tener muy difícil atraer al cliente minorista sin apenas cajeros con los que poder surtirle de efectivo.

Y, es que, en un momento en el que las entidades a duras penas pueden captar clientes por otras vías (las hipotecas aún no han vuelto a ser el producto estrella y apenas se puede ofrecer rentabilidad por los ahorros) el atractivo del cajero se ha vuelto el principal reclamo para fidelizar o ganar clientes.

En este lío de estrategia empresarial, las autoridades no han estado rápidas a la hora de evitar que se estén cobrando dos veces una comisión por sacar dinero del cajero. El Banco de España advirtió en pleno verano de que no se podía hacer pero no ha actuado, más que con advertencias verbales, porque una suerte de vacío legal no dejaba claro cómo se podía penalizar a las entidades.

Lo cierto es que no se puede cobrar dos veces por la misma operación, pero las entidades han razonado jurídicamente al regulador que el cargo no va sobre la misma actividad. Por un lado, el banco cobra al no-cliente por usar su cajero, ya que le cuesta el mantenimiento y la conservación. Por otro, la entidad dueña de la tarjeta cobra por sacar de una red distinta, aduciendo que tiene unos gastos operativos el transmitir a la otra red los datos del cliente para que le pueda dar dinero. Hasta ahora, esta segunda comisión se la repartían entre el dueño del cajero y el dueño de la tarjeta en un 60%-40%. Se compensaba así al propietario del punto de efectivo por el uso del cajero pero también al de la tarjeta por los gastos operativos.

La solución pasa por cambiar el reglamento, algo que no puede hacer el Banco de España con una circular sino que tiene que hacer el ministerio de Economía con una orden ministerial (con rango superior). Fuentes del sector cree que se optará por aclarar que solo se puede cobrar por un concepto, que puede ser el de usar el cajero. En cualquier caso, este procedimiento es largo y se tardará varias semanas en que entre en vigor. Mientras, los bancos siguen con su operativa habitual y los clientes con una sangría de comisiones.

Que se pongan de acuerdo parece, poco más o menos, una quimera. A los bancos la ofensiva de laCaixa les ha sentado francamente mal. Ha roto el status quo y, sobre todo, las relaciones contractuales en las que ya se fijaban estas tasas de intercambio y el reparto que se hacía de cada una de ellas. Desde otros bancos aseguran que ahora laCaixa quiere hacer lo mismo que hacía antes pero quedándose mucho más dinero. Es decir, les proponen que de esos 2 euros les pueden dar alrededor de 0,2€ por el trabajo de gestión de la tarjeta. Algo que consideran fuera de todo lugar.

Por su parte, laCaixa, Santander y BBVA, aducen que el resto de los bancos pequeños se aprovechaban de su red sin prácticamente coste y que su mantenimiento y renovación les sale muy caro. La red, dicen, es para sus clientes. Los no clientes ya saben lo que deben hacer.

Por lo pronto, el usuario de tarjeta que esté en una urgencia, de turismo o por la noche, tendrá más complicado que nunca acertar con el cajero que menos le cobre. Cuidado con necesitar efectivo lejos de la zona de influencia de su entidad financiera.

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