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Guerra por los cigarrillos electrónicos: estancos y tiendas se disputan un negocio de 90 millones al año en España

Una persona utilizando un cigarrillo electrónico

Iván Fernández

“Desde que lo probé no he vuelto a fumar”; “Mi amigo me lo dio a probar y vine directo a por él”; “Lo utilizo a diario pero sigo fumando tabaco”... Son algunas declaraciones de usuarios de cigarrillos electrónicos que, según las estimaciones del sector, serán más de 600.000 a finales de 2019. Este producto, cuyos efectos secundarios todavía no están claros, ha crecido como la espuma en los últimos años mientras el consumo de tabaco se lleva reduciendo desde 2007.

Este cambio de hábito busca ser explotado por tiendas especializadas, estancos y tabacaleras, últimas en subirse al carro. Según la Unión de Promotores y Empresarios del Vapeo (UPEV), en el primer semestre el sector ha facturado 45 millones de euros, un 22% más que el año pasado, y la cifra podría ser aún mayor porque no refleja las ventas en estancos. A cierre del año, el negocio moverá con toda seguridad más de 90 millones en España, según la patronal que representa al 85% de las pymes especializadas en este sector.

“La tendencia del vapeo tiene una progresión imparable, los motivos vienen por el cambio radical en el día a día del fumador. No se puede parar algo que te hace sentir mejor”, afirma Arturo Ribes, presidente de UPEV.

El usuario tiene dos opciones: acudir a una tienda especializada o a un estanco. En el primer caso,existen 650 puntos de venta a lo largo del territorio español que ofrecen asesoramiento personalizado. En los estancos, el asesoramiento será más básico y los productos se ceñirán generalmente a los creados por las tabacaleras: el IQOS y el Juul de la estadounidense Philip Morris o el Blu de la británica Imperial Tobacco.

“En el inicio del vapeo las tabacaleras no estaban metidas en el sector, posteriormente sí han decidido subirse al carro, pero ya se han encontrado una amplia red de pymes”, comenta Ribes. La situación es similar en los principales países de la Unión Europea. En Italia hay 3.000 tiendas de vapeo, en Francia 3.200 y en Reino Unido 3.500, aproximadamente. Respecto a la materia prima, Ribes resalta que los líquidos y los productos también proceden de empresas independientes.

El “sencillo” Blu frente a los grandes vapers

Uno de los productos más populares es el de la firma MyBlu, de Imperial Tobacco. “Es una categoría nueva que acaba de llegar al mercado. Actualmente, tiene una mayor penetración en otros países de Europa y EEUU, y está creando tendencia. A España, también ha llegado y aunque las cifras de momento son menores, existe un largo desarrollo por delante”, afirma Borja Allue, administrador único de la sociedad en España.

Su uso es tan popular que se ha convertido en un producto de entrada al mundo del vapeo. “A muchas de nuestras tiendas llegan clientes rebotados del Blu. Empiezan con ellos, pero luego acuden a nosotros porque buscan algo que suelte más humo o que tenga otras funcionalidades”, afirma Ribes. En las tiendas especializadas también se vende un producto similar a los cigarrillos sencillos, con la diferencia de que sus cápsulas son recargables y no es necesario comprar una nueva.

Lucha por ser el punto de referencia

La estrategia de MyBlu para comercializar su producto pasa por venderlo a través de estancos. “Su amplia capilaridad, con unos 13.000 establecimientos por toda la geografía nacional, permite una fácil y rápida accesibilidad”, afirma Allue. “Son el espacio donde acude habitualmente el consumidor de tabaco a adquirir su producto, siendo el fumador un cliente potencial para acceder más fácilmente a la nueva categoría del vapeo”, añade.

La Unión de Asociaciones de Estanqueros de España (UAEE) subraya el valor del estanquero como “comerciante de confianza” para el consumidor, al que puede aportar información fiable. “El cliente que busca productos para fumar y vapear, acude al estanco. Y los estanqueros son conscientes de que despachar tabaco no es lo mismo que vender estos nuevos productos. El cliente tiene dudas, necesita atención y asesoramiento, quiere saber detalles sobre su funcionamiento y sus ventajas e inconvenientes”, afirman.

Desde las tiendas especializadas tienen otra visión: “El mejor sitio para que un vapeador despeje sus dudas sobre hasta dónde puede llegar con el dispositivo y los líquidos es un establecimiento donde se le oriente. En un estanco pagas y te vas, en una tienda tienen la paciencia, el tiempo y la dedicación para informar de ello. Para comprar sus productos, que son más sencillos, a lo mejor tienen razón, pero para los más complejos no”, asegura Ribes.

El presidente de UPEV cuestiona que los estanqueros, que han empezado a vender recientemente estos productos, “tengan la experiencia de una tienda especializada. Un estanco se nutre de la venta rápida, si le entran cuatro vapeadores y le empiezan a hacer preguntas no les va a funcionar el negocio”. La UAEE reconoce que deben formar a sus vendedores, pero también saca pecho. “Será el consumidor el que decida si estos productos son parte del futuro del estanco o no. El estanquero está preparado para afrontar ese futuro, independientemente del formato”.

La patronal de las tiendas de vapeo cree que hay espacio para los dos modelos de negocio. “Estamos hablando de 12 millones de fumadores en España. Ellos (las tabacaleras) tienen mucha más capacidad financiera, nosotros utilizamos nuestra experiencia”, declara Ribes. “Ya hay estancos que parecen una tienda de vapeo, pero no tenemos ningún problema en que vendan estos productos”, declara el presidente de UPEV, que no obstante rechaza que sus competidores “copen todo el mercado”.

La patronal de los estancos cree que lo importante de las tiendas especializadas “es que el vendedor sea un profesional, como lo son los estanqueros, capaz de asesorar al cliente adecuadamente y, lo que es más, que cumpla con las normativas sanitarias, especialmente con el control del acceso de los menores a estos productos”.



Puerta de entrada

Un reciente informe de la Organización Mundial para la Salud (OMS) alertaba de que los cigarrillos electrónicos se han convertido en puerta de entrada del tabaco para la gente joven. “Nuestra recomendación a los gobiernos es que los traten y regulen como productos de tabaco convencional”, resumía. En España se incluyen en la definición de “producto del tabaco novedoso” recogida en la Directiva 2014/40/UE y el Real Decreto 579/2017, y se aplica la regulación específica referente a la venta, suministro, consumo y publicidad de los productos del tabaco.

La UPEV y MyBlu recalcan que su público objetivo son “fumadores adultos”. La patronal organiza cursos formativos y colabora con el Ministerio de Sanidad ya que “en su ADN” lleva la lucha contra el acceso de los menores. “En otras empresas estamos viendo que no es así”, afirma.

El responsable de Myblu en España asegura que uno de los motivos por los que escogió los estancos para distribuir sus productos es que “ya tienen muy asumida su obligación de no vender tabaco a menores de 18 años, lo que favorece que tampoco lo hagan con los productos del vapeo”.



Según el primer estudio en España sobre el perfil del vapeador, elaborado por Sigma Dos para UPEV, el 96,3% de los vapeadores españoles usa el cigarrillo electrónico como alternativa al cigarrillo convencional y el 69,8% ha sustituido completamente el hábito de fumar con ellos. El 26,5% ha reducido sustancialmente su consumo de cigarrillos convencionales.

Desde UPEV también señalan que el número de personas que ha dejado el tabaco y ha decidido 'vapear' sigue en aumento. Estiman que, de continuar la tendencia actual, a final de 2019 el número de vapeadores superará en España los 600.000. Eso representa un 1,2% de la población, mientras que en Francia el porcentaje roza el 1,5% y en Reino Unido alcanza el 3%. A comienzos de año, el sector empleaba en España a 4.480 personas de forma directa e indirecta, cifra que esperan aumentar este año hasta más de 5.100.

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