La construcción en Irlanda prevé crear 10.000 nuevos empleos en 2014

El sector de la construcción en Irlanda creará durante 2014 hasta 10.000 puestos de trabajo, lo que podría marcar el comienzo de un nuevo “boom” tras la burbuja inmobiliaria de 2008, dijo hoy la Federación de la Industria Constructora (CIF).

Según este organismo, que representa a los empresarios del sector, el aumento de nuevos proyectos públicos y privados y la demanda de viviendas en núcleos urbanos serán los principales factores en el previsto repunte de una de las áreas económicas más afectadas por la crisis en Irlanda.

La CIF también confió en que el sector se beneficiará del plan de “Incentivos para la Renovación de la Vivienda”, incluido por el Gobierno de Dublín en los presupuestos generales para este año y que prevé subvenciones para obras de reparación en domicilios privados.

Su director, Tom Parlon, señaló hoy que, “por primera vez en siete años”, existen motivos para “prever un escenario positivo, con un fuerte aumento de la construcción” en 2014, cuando el volumen de negocio podría situarse en los 11.000 millones de euros, mil millones más que el pasado año.

En opinión de Parlon, el nivel de edificación de nuevas viviendas en las urbes irlandesas será “modesto”, mientras que las ayudas económicas del Gobierno en el plan de incentivos beneficiarán, sobre todo, a los pequeños empresarios del sector.

Además, dijo, en Dublín volverán a desarrollarse proyectos de construcción comercial gracias a la demanda de nuevas oficinas para las multinacionales establecidas en la capital irlandesa.

“Hay varias razones por las que esperamos que la industria volverá a crecer a gran escala durante los próximos doce meses. El sector comenzó a recuperarse en 2013 y todas las perspectivas apuntan a que seguirá haciéndolo durante este año”, añadió Parlon.

El estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008 provocó el colapso del sistema financiero irlandés y llevó al Gobierno a asumir la deuda de su banco, lo que le obligó a pedir en 2010 un rescate a la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) por 85.000 millones de euros, programa que abandonó el pasado diciembre.