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Los sueldos de los ejecutivos del Ibex van por libre: la cotización de las empresas tiene un impacto irrelevante

Imagen de la Bolsa de Madrid.

Antonio M. Vélez

Un estudio publicado en el último boletín trimestral de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que analiza por primera vez la relación entre las retribuciones de los consejeros ejecutivos del Ibex 35 y la evolución bursátil de esas compañías confirma que estos ejecutivos tienen “una exposición a la rentabilidad de la empresa muy baja”. Esto es, no existe alineación entre lo que cobran y la rentabilidad de las firmas que dirigen.

El estudio, firmado por Juan-Pedro Gómez, profesor de Finanzas en IE Business School, persigue determinar hasta qué punto los máximos responsables del principal índice bursátil español “comparten su suerte con los accionistas” a los que representan, y su conclusión es que esa correlación es prácticamente inexistente.

El principal factor que lo explica es el alto peso que tiene en los esquemas de compensación del Ibex la retribución variable (bonus), que está vinculada fundamentalmente al corto plazo y representa, de media, el 33% de la remuneración estimada entre los consejeros delegados. Mientras, la retribución a largo plazo, en forma de acciones restringidas y opciones, “supone tan solo un 5% de su remuneración anual estimada, frente a la media del 19% en países de nuestro entorno”.

“Solo un 10% de los consejeros de la muestra cuenta con una cartera de acciones restringidas u opciones”. Y como de estas últimas depende en buena medida la exposición de los consejeros a la rentabilidad de la empresa, hay una escasa relación entre el incremento del valor bursátil y lo que cobran los ejecutivos del Ibex. Gómez calcula que “cuando el valor de la empresa se incrementa en 1.000 euros, el valor de la riqueza esperada del consejero medio aumenta solo en 6 céntimos (14 céntimos en el caso de los consejeros delegados)”.

Llenar un “vacío” en España

El estudio emplea una metodología estándar en la literatura de retribución de ejecutivos que lleva décadas aplicándose en EEUU y más recientemente en Europa, aunque “curiosamente, no hay constancia de que este análisis se haya llevado a cabo con datos de consejeros españoles”, un “vacío” que pretende cubrir con este trabajo.

Para ello, distingue entre la remuneración efectivamente recibida por los consejeros y la retribución estimada. La primera obedece a un criterio de caja: dinero efectivo recibido durante el ejercicio a través fundamentalmente de sueldo, variable (bonus), beneficios de acciones no restringidas (liquidables en cualquier momento) y opciones vencidas durante el ejercicio.

Por su parte, la remuneración estimada obedece a un principio de devengo y busca cuantificar cómo cambia la riqueza del consejero durante el ejercicio a través de su remuneración esperada: “El punto clave de este concepto son las acciones restringidas (con una fecha de vencimiento posterior al ejercicio) y las opciones sobre acciones de la propia empresa”.

El autor concluye que “la retribución de los consejeros ejecutivos y los consejeros delegados de las empresas del Ibex 35 se concentra en la mayoría de los casos en el sueldo y el bonus variable a corto plazo” y “los incentivos a largo plazo materializados solo son monetariamente relevantes para una proporción muy reducida”. “No hay evidencia de que una mayor remuneración a través de acciones u opciones se vea compensada con sueldos o bonus variables más bajos”.

El último código de buen Gobierno de la CNMV (2015) recomienda a las cotizadas que los componentes variables de las remuneraciones se fijen “sobre la base de criterios que guarden relación con su rendimiento y con factores financieros y no financieros, que sean medibles y que promuevan la sostenibilidad y la rentabilidad de la empresa en el largo plazo”.

El trabajo analiza el periodo 2013 y 2017, en el que la cotización del Ibex subió un 21%, mientras que, según datos de la CNMV, la retribución media de sus consejeros ejecutivos creció más del doble, un 44%, y la de los presidentes ejecutivos y consejeros delegados, casi el triple, un 59%, hasta alcanzar las cifras récord de 3,1 millones y cerca de 5 millones por cabeza, respectivamente.

En las juntas de accionistas celebradas en 2018, se produjo un notable repunte del rechazo a los sueldos que se embolsaron los consejeros del Ibex en el ejercicio anterior.

Pensiones millonarias

En comparación con otros países europeos, los consejeros delegados del Ibex “se encuentran a la cola en cuanto al porcentaje medio de su remuneración en acciones restringidas y opciones: solo un 5%, frente al 19% de la media europea y ciertamente alejado del 42% de la media en EEUU”, señala el estudio. En sentido contrario, el porcentaje del bonus (la remuneración variable a corto y largo plazo), del citado 33%, es “el segundo más alto de la muestra, solo por detrás de Alemania (el 40%) y muy por encima de la media europea (18%) e incluso americana (22%)”.

Y hay “un elemento que aflora como específico del caso español”: el elevado peso de las contribuciones a los sistemas de ahorro, que “representan, de media, el 10,6% de la remuneración”. Aquí se incluyen los planes de jubilación, como la pensión de 54 millones que recibió César Alierta tras abandonar la presidencia de Telefónica en 2017, la de 24 millones que se asignó Ángel Ron tras dejar ese año Banco Popular al borde de la quiebra o los casi 90 millones que Francisco González se garantizó en BBVA.

“Conviene destacar que para el 1% de consejeros ejecutivos y consejeros delegados mejor remunerados durante el ejercicio, el concepto más significativo es, con diferencia, la contribución a los sistemas de ahorro. Es discutible hasta qué punto este concepto se puede asociar a incentivos a largo plazo y qué tipo de incentivos conlleva”, escribe Gómez.

El autor recuerda que un estudio publicado en 2011 que analizó los planes de jubilación de prestación definida para consejeros delegados en EEUU mostró que sus beneficiarios se comportaban “de forma más conservadora alineándose con los objetivos de los acreedores de la empresa, en la medida en que ellos mismos se convierten en acreedores de las prestaciones futuras”.

“El consejero toma decisiones alineadas con los bonistas de la empresa y que van en contra de la creación de valor para el accionista”, resume Gómez, en conversación telefónica desde su despacho en la McCombs School of Business de Austin (Texas), en Estados Unidos, donde en la actualidad se encuentra impartiendo clases como profesor visitante.

No obstante, en su trabajo apunta que “para poder estudiar este concepto en profundidad se debería analizar la naturaleza (interna o externa) de los sistemas de ahorro y sus características (condiciones de reembolso y portabilidad, por ejemplo), algo fuera del objetivo de este estudio”.

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