La fiscalidad en Francia dejará de premiar el diesel frente a la gasolina

El primer ministro francés, Manuel Valls, señaló hoy que hay que corregir con la fiscalidad la política que ha privilegiado la motorización diesel frente a la de gasolina porque fue “un error”, como lo demuestran los estudios sobre contaminación.

Valls, que pronunciaba un discurso en una conferencia sobre el medio ambiente abierta ayer por el presidente, François Hollande, subrayó que la “fiscalidad debe seguir estando orientada para dirigir las decisiones ecológicas de (los) ciudadanos”.

En ese sentido, dijo que la reducción de las diferencias entre los impuestos que gravan el gasóleo y la gasolina que prevé los presupuestos de 2015 “contribuirá” a ese objetivo.

Indicó que su Gobierno hará “un esfuerzo financiero” en favor de los particulares, y así se instaurará “una prima de conversión de los viejos (vehículos) diesel” en las zonas sometidas a medidas de limitación del tráfico para limitar las emisiones contaminantes.

Además, garantizó la continuidad de la bonificación para los que compran vehículos eléctricos o híbridos recargables hasta el final del mandato de Hollande (2012-2017) y se instalarán puntos de recarga para los coches eléctricos por el territorio.

“Nuestra industria automovilística -señaló- ha sido siempre innovadora y debe continuar probándolo, se trate del vehículo eléctrico o de los motores térmicos. El plan de inversiones de futuro se ha movilizado para eso”.

El primer ministro socialista recordó los resultados de un estudio presentado el pasado lunes, según el cual los habitantes de París pierden seis meses de esperanza de vida a causa de la contaminación que respiran, en gran medida por las partículas finas emitidas por los vehículos diesel.

Los autores de la investigación calculaban que hasta 42.000 muertes al año en Francia pueden estar ligadas a las partículas finas, principalmente a las “carbonadas”, cuyo origen está ligado al tráfico y a la industria.

Valls, por otra parte, alabó la red ferroviaria francesa, de 30.000 kilómetros, y los trenes de alta velocidad (TGV) que constituyen “una baza preciosa” para Francia que “hay que cuidar”.

Pero hizo hincapié en que “el gran reto para el desarrollo sostenible de nuestras vías férreas es antes que nada mantenerlas mejor”, y en que haber empezado la construcción simultánea de cuatro líneas de TGV “fue un error”.