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El gobernador del Banco de España de Aznar se lava las manos: culpa al PSOE y las cajas de la profundidad de la crisis

El gobernador del Banco de España, Jaime Caruana

Marina Estévez Torreblanca

El gobernador del Banco de España entre 2000 y 2006, Jaime Caruana, nombrado por José María Aznar, no cree que tenga que hacer demasiada autocrítica por el papel de la entidad supervisora en los años en los que se infló la burbuja inmobiliaria en España, la que dio la puntilla a la economía del país durante la crisis financiera internacional.

El actual director general del Banco de Pagos Internacional (BPI), con sede en Basilea (Suiza), asegura que hizo múltiples recomendaciones y avisos sobre los riesgos económicos (quizá con un lenguaje demasiado “burocrático”, ha admitido). En todo caso afirma que la economía tenía grandes fortalezas en 2006, cuando él abandonó su cargo, y que la “responsabilidad” de los gestores de las entidades financieras no podía ser “sustituida por ningún supervisor”.

“El Banco de España hizo lo que pudo hacer con las herramientas que tenía”, ha dicho Caruana, que ha recordaba que el gobierno de las cajas de ahorro estaba en manos de las comunidades autónomas, no de la entidad supervisora.

Según su relato, el Banco de España “alertó con insistencia” de “los riesgos” sobre los que se sustentaba el patrón de crecimiento (en 2005 realizó 110 escritos y más de 400 recomendaciones y observaciones sobre el riesgo del crédito y con recomendaciones de vigilancia).

“Señalaba que cuanto más tiempo transcurriera, el ajuste sería más brusco”, ha dicho Caruana, que no obstante ha reconocido que su actuación fue “insuficiente” para contener los desequilibrios que se materializaron con fuerza unos años más tarde. “Aún me asombra la virulencia” de la crisis del euro, ha admitido.

A su juicio, los “elementos de vulnerabilidad” que afectaron a España fueron el gran endeudamiento del sector privado por el “crecimiento incentivado por los tipos de interés”, las “positivas perspectivas” de la entrada en el euro con el cambio de siglo y la “sobrevaloración” de los inmuebles. Ha insistido en que la entidad supervisora y él “personalmente” avisaron de que el precio de la vivienda ya en 2003 estaba inflado entre un 8% y un 20%.

“Advertimos de los problemas especialmente derivados de la gobernanza de las cajas de ahorros, para que gobernasen con rigor, y se demostró que fue particularmente deficiente”, ha dicho, aunque ha dejado claro que hubo diferencias entre las distintas entidades. Ha apuntado que de cualquier manera, definir la tolerancia al riesgo de cada entidad financiera dependía de los gestores de la misma y no del supervisor.

Cuando en 2006 dejó la entidad, ya con el PSOE en el poder, España tenía superávit presupuestario y la morosidad estaba “en mínimos históricos”, se ha jactado, a pesar de que en otras partes de su discurso había admitido que los fundamentos de este crecimiento eran no sólo endebles sino peligrosos. Para Caruana, la economía española en aquel año “no estaba abocada” a la intensidad de la crisis que posteriormente sufrió.

La ley del suelo

Ante las críticas de los grupos parlamentarios a su gestión, y preguntado sobre por qué no trató de que se reformara la Ley del Suelo, que había liberalizado Aznar en 1998, para evitar el crecimiento de la burbuja especulativa, Caruana se ha mostrado contrario a esta teoría. Ha afirmado que la experiencia en otros países en los que también ha habido burbujas, como el Reino Unido, muestra que limitar la oferta de suelo no evita el crecimiento de los precios de la vivienda, y que puede ser incluso peor.

Sobre la actuación de las tasadoras que valoraban los inmuebles, ha asegurado que tampoco podían hacer nada, ya que era el propio mercado el que “validaba” las tasaciones con un crecimiento desmedido de los precios.

“Nosotros no podíamos restringir el crecimiento del crédito”, ha afirmado Caruana, que ha asegurado que el Banco de España sí que actuó por ejemplo con la exigencia a las entidades de disponer de mayores provisiones en sus balances, y con recomendaciones que llegaban a los propios bancos con un lenguaje “muy contundente”. “En mi opinión el Banco de España fue efectivo y ayudó a reducir impacto de la crisis. No la pudo evitar”, ha concluido el ex gobernador.

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