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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal
Sobre este blog

Un espacio dedicado a conocer historias y experiencias reales a las que se enfrentan los inquilinos al alquilar una vivienda. Si tienes algo que contar, escríbenos a alquiler@eldiario.es y hablaremos sobre tu historia.

“Tengo 30 años y una nómina más que decente, pero tengo que volver a casa de mi madre”

La compraventa de vivienda aumentó un 4,5 % en diciembre y su precio un 1,8 %

Fabio

Tengo 30 años, soy informático, tengo un trabajo muy estable y una nómina más que decente, algo no muy común en España en estos tiempos. Decidí independizarme hace algo más de tres años y para ello elegí un pequeño apartamento de 47 metros en el barrio de Guindalera, en el distrito de Salamanca de Madrid.

El estado del piso era tan lamentable que probablemente no pasase ninguna inspección técnica (especialmente la eléctrica), además de estar bastante sucio. No obstante, la zona era agradable, el precio aunque elevado estaba en la media (600 euros al mes) y los gastos de gestión eran bajos.

Como soy bastante manitas, me las apañé para ir arreglando aquellas chapuzas que me encontré, en muchas ocasiones poniendo yo dinero de mi bolsillo para comprar las piezas nuevas (como por ejemplo el mecanismo de llenado del WC, que desde el principio me lo entregaron roto). Y así es cómo conseguí hacer de aquel agujero un lugar habitable.

A los tres años de estar viviendo en este apartamento me encuentro en el buzón un burofax del bufete de abogados de la agencia del alquiler avisándome de la rescisión de contrato y la posibilidad de hacer uno nuevo con una subida de 250 euros.

Evidentemente, no estoy dispuesto a pagar 850 euros por aquel agujero oscuro, por lo que ni me molesto en intentar negociar: tener una buena situación económica y cuidar del piso como si fuese mío sin haber hecho ni un ruido en estos tres años no significa nada.

Tras la inspección final del piso me obligaron a personarme en sus oficinas para firmar la rescisión del contrato (algo absurdo teniendo en cuenta que ya me lo habían comunicado ellos por burofax). De la fianza de 600 euros me descontaron las supuestas aproximaciones de los suministros del último mes y me dijeron que cuando dispusiesen de las lecturas reales me devolverían la diferencia con la aproximación. Tuve que amenazarles con la ley en la mano para que me hiciesen la devolución de lo acordado, estando a día de hoy aún pendiente que me envíen las facturas de las lecturas reales y me hagan la devolución correspondiente.

El problema es que los precios se han vuelto absurdos, con lo cual actualmente no me planteo alquilar, mi intención ya es comprar. No obstante, nadie me hipoteca más del 80% del valor de compra, y tampoco tengo ahorros suficientes como para afrontar la entrada y gastos, así que supongo que me tocará vivir con mi madre hasta que pueda pagar la entrada a un piso.

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