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Las horas extra pagadas se mantienen un 44% más bajas que en 2008

Imagen de archivo de trabajadores de la cadena de montaje de la factoría que GM España tiene en Figueruelas (Zaragoza).

Laura Olías

Las horas extraordinarias pagadas han aumentado este primer trimestre de 2018 y han superado a las no pagadas por primera vez en este periodo desde 2011. El número de horas extra remuneradas o compensadas en descanso se situó en las 3,6 millones de horas a la semana, según los datos recogidos por la EPA. Esta cifra, no obstante, es un 44% inferior a la registrada en 2008. Si comparamos las no pagadas, la caída solo es del 27%. “Para nosotros no es preocupante que no se recuperen las horas extra trabajadas, es preocupante que un porcentaje muy elevado de esas horas no se paguen ni se compensen”, Luis Zarapuz, miembro del gabinete económico de Comisiones Obreras.

Las horas extraordinarias son aquellas que se realizan más allá de la duración máxima de la jornada ordinaria. El Estatuto de los Trabajadores establece que deben ser pagadas o compensadas por tiempo de descanso y que no pueden exceder las 80 horas al año, salvo contadas excepciones. Pese a ello, casi la mitad (el 44%) de las horas extra que se realizan en España son ilegales: no se recompensan de ninguna de las formas marcadas por ley, según los resultados de la Encuesta de Población Activa.

En el primer trimestre de 2008, los trabajadores declaraban que habían realizado un total de 10.230.700 horas extraordinarias a la semana. Entonces, las horas extra no pagadas suponían un porcentaje más reducido respecto al total: un 38%.

Al año siguiente, en el mismo periodo de 2009, se produjo el mayor descenso de estas horas más allá de la jornada: se desplomaron un 36%, hasta las 6.532.700 horas a la semana, pero la caída se debió sobre todo a las horas extra remuneradas. Se iniciaba una etapa de descenso de las horas retribuidas, que no fue acompañado de una tendencia similar de las horas no pagadas. Estas últimas aumentaron y se situaron por encima de las pagadas en el primer trimestre de 2012.

Este primer trimestre de 2018, tras cuatro años de progresivo aumento, las tornas se han vuelto a invertir y las horas extraordinarias pagadas han descabezado a las ilegales. Los sindicatos, advierten no obstante, que la crisis modificó la composición de las horas extra y todavía está por ver si las retribuidas ganan más peso respecto a las no pagadas.

Por sexo, es destacable que en el caso de las mujeres las horas extra pagadas solo se han logrado imponer por un escaso margen a las ilegales. Suponen el 50,3% del total de horas extraordinarias realizadas. En el caso de los hombres, esta cifra es mayor: el 58,6%.

Las horas extra frente a la contratación

Desde Comisiones Obreras y UGT explican que mantener un número de horas extraordinarias inferior que hace una década no es un problema. “Las horas extra tienen que ver con un problema de organización del trabajo en las empresas, que obliga a los trabajadores a cumplir con su jornada y trabajar más horas”, explica Gonzalo Pino, secretario de Política Sindical de UGT. Luis Zarapuz sostiene que en Comisiones Obreras “hemos sido más partidarios de la creación de puestos de trabajo que de prolongar más la jornada de los que ya trabajan”.

El economista del gabinete económico de CCOO añade que “aunque las horas extra pagadas aumentarán previsiblemente con el crecimiento del empleo”, duda de que este incremento devuelva estas horas a los niveles de 2008 a corto plazo. Uno de los motivos, argumenta, es que dos de los sectores que más horas extra remuneradas tenían (la industria manufacturera y la construcción) no han recuperado el vigor en el empleo que tenían hacía una década.

Zarapuz destaca que una de las conclusiones más relevantes que deja la crisis en este sentido es que “la parte ilegal de estas horas, que son las no pagadas, es más estructural que la parte legal”. El especialista explica que las horas extra pagadas han bajado cuando la actividad económica se ha contraído y ahora aumentan con la recuperación. “Las horas extra no pagadas en cambio tienen una parte estructural, de en torno a los 3 millones, que vaya bien o mal la economía se obliga a los trabajadores a que sigan compensando más allá de su jornada”.

Los sindicatos piden que se habilite un registro efectivo de la jornada para poder controlar estas horas extra y, especialmente, los fraudes en torno a ellas. La Audiencia Nacional consideró en enero que los trabajadores carecen de medios para probar la realización de horas extra. UGT y CCOO subrayan que las horas extra no pagadas son un abuso sobre el trabajador, que no percibe compensación ni cotiza por ellas, pero también afectan al propio sistema, que recauda menos en cotizaciones sociales. “Además, hay que dar más recursos a la inspección para que pueda controlar estos temas”, pide Gonzalo Pino.

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