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La especulación inmobiliaria provoca movilizaciones sociales que reivindican el derecho a una ciudad digna

Edificios de viviendas vacias en venta

Mónica Martín

La mercantilización de las ciudades, la degradación de los barrios a causa de un turismo no regulado, la vuelta a la burbuja inmobiliaria o la contaminación –en aumento año tras año rebasando los niveles máximos permitidos, como es el caso de Madrid y Barcelona– son algunos ejes de las manifestaciones convocadas para este sábado 12 de mayo por un conjunto de plataformas sociales bajo el nombre No Se Vende. Las movilizaciones tendrán lugar en Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, A Coruña, Málaga, Las Palmas de Gran Canaria, Palma de Mallorca y Nápoles. El 19 de mayo en Granada y el 20 de mayo en Pamplona.

El colectivo está formado por asociaciones vecinales, grupos ecologistas, ciclistas, centros sociales, sindicatos de inquilinos y plataformas de urbanismo que se han agrupado generando un “espacio de movilización común” para reivindicar en los distintos puntos geográficos de España el derecho a una ciudad digna que promueva la igualdad ciudadana y una mayor participación en las políticas urbanas. “Tenemos acceso a foros locales que no son vinculantes, estamos expulsados de la toma de decisiones”, indica Álvaro Briales, portavoz de No Se Vende. La plataforma reivindica “ciudades que promuevan políticas cuyo eje central sean las personas, a día de hoy solo benefician a las grandes empresas”, además, creen que es necesaria una mayor presencia del feminismo en las ciudades: “una ciudad feminista es una ciudad igualitaria”.

Algunas de las causas de las protestas vienen derivadas de grandes operaciones urbanísticas, como la de Chamartín en Madrid, con un “carácter especulativo”. “Hay un intento de aprovechar el terreno público por parte de operadores privados” en el que “se calcula la edificabilidad para satisfacer una rentabilidad por parte de determinados operadores privados, y también de Adif, que cubrirá en parte los pufos del AVE, en lugar de estudiar cuáles son las necesidades reales y después decidir la edificación”, contaba Daniel Sorando recientemente a eldiario.es, experto en sociología urbana.

La turistificación es otro de los focos de crítica de este colectivo. En el caso de Madrid, Carmena ha presentado este jueves un plan de regulación de Viviendas de Uso Turístico, por el que no podrán ser alquiladas para turistas más de tres meses al año, además de dividir la ciudad en cuatro zonas, de las cuales el centro será la zona más restringida para conseguir una licencia de VUT. “El alquiler no regulado de estas viviendas contribuye a aumentar la desigualdad urbana y el desequilibro territorial de las ciudades. Se necesitan medidas efectivas que se apliquen en toda la ciudad, no solo en el centro”, sostiene Briales. “El norte de la ciudad es para los ricos, el centro para los turistas y la periferia para los pobres”.

El problema de la contaminación también es un eje de protesta para la plataforma No Se Vende. Los picos de contaminación ya baten récords año tras año, sobre todo en ciudades como Madrid o Barcelona, que superan los niveles que estipula la normativa europea desde hace 8 años. En este sentido la Organización Mundial de la Salud informa en sus estudios sobre la importancia de “disminuir los niveles de contaminación del aire para contribuir a reducir la carga de mortalidad derivada de accidentes cardiovasculares, cerebrovasculares, cánceres de pulmón y neumopatías crónicas y agudas”. Según este organismo tres millones de muertes al año están relacionadas con la exposición a la contaminación de aire de exteriores.

Solo dos ciudades en España “hacen frente a los episodios de contaminación: Madrid y Valladolid”, según Ecologistas en Acción. El ayuntamiento de Madrid anunciaba esta semana un nuevo protocolo de contaminación por el que limitará la circulación de los coches más contaminantes y que entrará en vigor a partir del próximo otoño, sin embargo a la plataforma No Se Vende le parece que es “una medida tímida” insuficiente para combatir este problema.

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