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México llega a negociación del TLCAN con los deberes hechos pero muchas dudas

México llega a negociación del TLCAN con los deberes hechos pero muchas dudas

EFE

México —

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México llega a la renegociación del TLCAN con las prioridades establecidas y exhibiendo unidad, pero lo mucho que hay en juego y el carácter errático del jefe de la Casa Blanca, Donald Trump, abren un mar de dudas.

“Aquí vamos juntos los tres países (...) para un acuerdo que nos sirva para ganar-ganar-ganar”, señaló el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, al presentar a inicios de este mes a los negociadores del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y sus objetivos.

Desde entonces, el mensaje oficial ha sido el de unidad en buena parte de la clase política y empresarial.

La Confederación Nacional de Gobernadores (Conago) instó a cerrar filas por México y pidió que se dialogue desde la igualdad con Canadá y Estados Unidos, los otros dos socios de este convenio comercial firmado en 1994.

“Si todo México vuelve a unir sus voces y vuelve a estar en sintonía, vamos a tener éxito en estas negociaciones”, destacó el presidente de la Conago y jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera.

Además, este domingo se designaron ocho senadores de distintos partidos políticos que acompañarán al Ejecutivo en la negociación que arranca este miércoles en Washington.

El Consejo Coordinador Empresarial (CCE) se dijo listo para apoyar al Gobierno en las negociaciones y participará asesorando al equipo negociador.

Antes del inicio de conversaciones, se organizaron consultas públicas, algunas vía internet, y más de 250 reuniones de trabajo con representantes de los sectores productivos del país.

No obstante, también hay grupos contrarios al TLCAN. Es el caso de pequeños campesinos, que exigen la salida de un acuerdo que, aseguran, les ha empobrecido.

También de una cincuentena de organizaciones sociales, entre estas importantes sindicatos como el Mexicano de Electricistas (SME), que protagonizarán este miércoles una marcha en la capital.

Kenneth Smith, representante de la Secretaría de Economía (SE) en la embajada de México en Washington, es el jefe de la negociación técnica.

Cuenta con una larga trayectoria en negociaciones comerciales internacionales y, de hecho, comenzó su carrera como parte del equipo del TLCAN original, en vigor desde 1994 entre México, Estados Unidos y Canadá.

Salvador Behar, director general para América del Norte de la SE, será el jefe negociador adjunto, mientras que Juan Carlos Baker, subsecretario de Comercio Exterior, ejercerá como supervisor.

Entre las prioridades en la negociación están fortalecer la competitividad en América del Norte, lograr un comercio regional inclusivo y responsable, aprovechar las oportunidades de la economía del siglo XXI y promover la certidumbre en comercio e inversiones.

Hay puntos intocables como evitar la reinstauración de los aranceles en la región, dar acceso preferencial a los bienes y servicios de México, expandir el comercio para balancear el déficit o ampliar el capítulo energético.

No obstante, el Gobierno mexicano es consciente de que el carácter cambiante de Trump -que se debate entre contentar su electorado o a los grandes empresarios con intereses en México- puede complicar, y mucho, las cosas.

La negociación “no es miel sobre hojuelas, estaremos enfrentando discusiones profundas y tenemos que llegar a equilibrios que nos permitan una ecuación benéfica para el interés nacional”, afirmó Guajardo.

Temas como las reglas de origen -para potenciar la procedencia regional de los productos- o la solución de controversias son dos de los asuntos más polémicos.

El Ejecutivo reconoce también el impacto de no entrar en la renegociación, pues se corre el peligro de la imposición de mayores aranceles, la pérdida de inversores y una menor perspectiva de crecimiento.

Tampoco descartan que Estados Unidos decida dejar el TLCAN, y ya buscan alternativas.

“México debe estar preparado para este escenario a través de una agenda comercial de diversificación de nuestras exportaciones y de nuestros inversionistas”, receta el Ejecutivo.

Con estas premisas, el país afrontará la primera ronda de negociación, que se celebra en Washington del 16 al 20 de agosto.

El sentimiento general es que las conversaciones serán una montaña rusa. Y el deseo es que estas acaben pronto, por lo menos antes de las elecciones presidenciales de mediados de 2018, que podrían dar un nuevo giro a este intrincado guión.

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