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ISIS diversifica sus fuentes de ingresos para superar la dependencia del crudo

El Arco del Triunfo de Palmira destruido por el Estado Islámico en Siria

Moha Gerehou

El Estado Islámico dirigido por Abu Bakr al-Baghdadi continúa con sus políticas expansivas tanto ideológica como territorialmente, buscando adeptos por todo el mundo mediante innovadores sistemas de propaganda y conquistando espacios que amplíen el califato. El mantenimiento del territorio y la financiación de sus actividades pasan por tener fuentes de ingresos potentes y estables que permitan mantener una cierta estructura de estado. Y es que aparte de las actividades terroristas, entre los gastos de ISIS se encuentra el mantener a una policía religiosa, colegios, sueldos para los soldados de unos 400 dólares mensuales (algo más de 300 euros) e incluso la posible creación de una moneda propia.

Los ingresos de ISIS, que según Rand Corporation han pasado de menos de un millón de dólares al mes a finales de 2008 a entre uno y tres millones diarios en 2014, proceden no solo del petróleo, sino de otras fuentes de financiación menos conocidas pero que les permiten mantener sus actividades. Estas son las más significativas:

Petróleo

La venta de combustible es sin duda el modo más eficaz y lucrativo de Daesh para obtener ingresos. Según estimaciones del Financial Times, los barriles extraídos vendidos a un precio que oscila entre los 20 y los 45 dólares les reportan alrededor de millón y medio de dólares diarios. El territorio conquistado en Irak y Siria, muy rico en esta materia, les permite extraerlo y colocarlo en el mercado negro gracias a la porosidad de sus fronteras. 

Para su venta, el grupo tiene refinerías móviles que después transportan con camiones a la frontera turca, donde proceden a su venta o intercambio a un precio mucho menor que el de mercado. A raíz de esto, Vladimir Putin acusó a Turquía de complicidad con ISIS en la compraventa de combustible. 

La bajada de precios generalizada les obliga a vender ilegalmente todavía más barato lo cual ha mermado considerablemente su rentabilidad y les ha llevado a buscar las otras fuentes de financiación. Además, según un informe del 'Congressional Research Service' estadounidense, los bombardeos destruyeron hasta 2014 la mitad de la capacidad de refinería de ISIS

Impuestos

El control de un territorio como el Califato es una de las vías para obtener ingresos de otros modos. El establecimiento de un estado les ha permitido implantar un sistema de impuestos donde imponer su poder a través de la economía. ISIS ha instaurado un sistema de impuestos en áreas como la venta de bienes, el uso del agua y la electricidad, a las compañías de telecomunicación, la retirada de dinero en efectivo, los salarios de los empleados, aranceles a los camiones que entran a su territorio y otros sectores.

Los impuestos son suavizados o incluso inexistentes para los miembros de ISIS y sus familiares, quienes también reciben algunos servicios gratuitamente como la vivienda o el servicio médico. Esto, unido a la dificultad para poder pagarlos hace que sea casi obligatorio unirse al grupo terrorista para poder hacer frente a los pagos exigidos y poder salir adelante. El sistema de recaudación, según el informe realizado por la agencia Thomson Reuters, puede suponer unos ingresos de hasta 360 millones de dólares anuales.

Por ejemplo, según el New York Times en la ciudad siria de Raqqa es su Banco de Crédito el encargado de recaudar los impuestos, recolectando 20 dólares cada dos meses a los que tienen un negocio a cambio de electricidad, agua y seguridad. 

Para Julien Barnes-Dacey, miembro del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR por sus siglas en inglés), “tener un territorio controlado es lo que realmente les da poder, ya que aunque el petróleo es muy importante, el territorio les permite hacer cosas como recaudar impuestos”. Eso, según Barnes-Dacey, es lo que les va a permitir mantenerse más tiempo “aunque les destruyan las vías de obtención de petróleo, que por otra parte será la forma por la que el pueblo podrá reconstruir su futuro al margen de ISIS”. Por ello sostiene que “los bombardeos no son productivos si no existen otro tipo de medidas políticas para acabar con el Daesh”. 

Piezas de arte

A principios de 2015, el Estado Islámico horrorizó a todo el mundo tras difundir vídeos en los que destruían obras del museo de Mosul en Iraq. El territorio controlado tiene varios lugares nombrados patrimonio de la humanidad por la Unesco, como las ciudades de Alepo, Palmira o Hatra con antigüedades de valor incalculable.

La riqueza artística y cultural de la zona les ha permitido convertir el robo y venta de arte en una de sus grandes vías de financiación, mediante pequeñas transacciones en el mercado negro. Por ello y debido a la dificultad de vender ilegalmente las grandes piezas, el grupo terrorista se centra en las más pequeñas como monedas antiguas que venden a través de Internet o en las fronteras con Turquía, Líbano y Jordania. No así ocurre con las obras de gran tamaño, cuyo final suele ser la destrucción al no poder darles una salida en el mercado y estar en contra de la Sharia. 

Para saber el dinero que se puede obtener legalmente con las antigüedades, el ejemplo de un cilindro con inscripciones de Nabucodonosor II procedente de Irak y que un comprador anónimo adquirió por más de 600.000 dólares según la casa de subastas neoyorquina Doyle.

Como muestra de esta actividad, la Comisión de Comercio Internacional de los Estados Unidos reveló que entre 2012 y 2013, cuando ISIS comenzó su expansión, la importación de antiguedades procedentes de Irak aumentó un 672% y la de Siria, un 133%

Fosfato, cemento y sulfuros

El terreno conquistado bajo el califato no solo es rico en petróleo, sino que también es una fuente importante de otros recursos naturales como el cemento, los sulfuros y los fosfatos. Según Thomson Reuters, la venta de estos materiales a la mitad del precio de mercado les puede reportar unas ganancias de 50 millones de dólares con los fosfatos, 300 millones con los sulfuros y 290 millones con el cemento. 

De ahí que la conquista de dos minas de fosfato situadas en Palmira por parte de ISIS fuera considerada una gran victoria, no solo por haber obtenido el control sino por habérselo arrebatado al régimen sirio de Bashar al Asad. En este sentido, desde Irak las quejas van no solo por haber conquistado las minas de fosfatos, sino por transferir lo obtenido a la ciudad siria de Raqqa

Pero como apuntan desde Business Insider, hay dudas sobre la capacidad logística y la experiencia de ISIS para explotar adecuadamente las minas, en su día una de las principales vías de comercio entre Siria y la Unión Europea que ha dejado de serlo tras las sanciones impuestas.

Donaciones

En el punto de mira de las donaciones al grupo terrorista se encuentra, prácticamente desde los inicios, los gobiernos de Arabia Saudí, Kuwait y Qatar. A su vez, dentro de estos países existen donantes privados que van desde miembros de familias reales del Golfo Pérsico hasta grandes personas de negocios. En una estimación realizada por Newsweek, estas donaciones alcanzan los 40 millones de dólares en los últimos dos años, lo que da a entender la magnitud del presupuesto manejado. 

Hilando fino en las donaciones privadas, hay una parte que proviene desde fuera de este área y que llega incluso desde Occidente. Para ello, el método más usado y a su vez más seguro es el 'Hawala'. Según apunta Victor Altimira, director del Instituto de Expertos en Prevención de Blanqueo de Capitales y Prevención del Terrorismo (INBLAC), el 'Hawala' es el método preferido para los que realizan transacciones destinadas a ISIS, ya que es un método basado en la confianza y y que no necesita identificación.

Altimira señala que “se ha usado desde siempre en muchos sitios de Asia y Oriente Medio”. Entre quien envía y quien recibe el dinero existen dos intermediarios, llamados 'Hawadalas' y que son los encargados efectuar la transacción económica. “Está basado en la confianza porque entre los 'hawadalas' se dan órdenes de dinero que luego camuflan y compensan mediante facturas ficticias entre ellos, lo cual muchas veces no deja ningún rastro”.

Ante la amenaza que supone esta forma de financiación complicada de perseguir, Altimira aporta soluciones como “hacer inspecciones periódicas en lugares que puedan ser sospechosos, para que no camuflen actividades ilegales dentro de sus negocios. También hay que intensificar las labores de investigación policial para tapar cualquier agujero que puedan usar”.

Otra de las línea de financiación a través de las donaciones, aunque en este caso no existe nada claro, son las monedas virtuales de Bitcoin. Según la agencia Reuters, la Unión Europea está preparando medidas severas para evitar los pagos anónimos que podrían terminar aumentando los presupuestos del Estado Islámico. 

Secuestros

Al Qaeda ha sido el grupo terrorista que mayor rédito ha sacado de este método de financiación, llegando a obtener en el periodo de 2008 a 2014 un montante cercano a los 125 millones de dólares, según fuentes del New York Times. Los secuestros pasan por ser un modo de financiación de bajo riesgo para los terroristas y de alto rédito económico.

Para ISIS, son los ciudadanos de países europeos sus objetivos prioritarios, ya que los gobiernos son más proclives al pago de los rescates. Reino Unido y Polonia aseguran que no pagan pero países como Francia o Suecia ya han abonado rescates para liberar a sus ciudadanos. El New York Times añade que los países europeos pagan rescates pero no lo admiten ante sus ciudadanos, camuflando el dinero incluso en los presupuestos de ayudas humanitarias destinadas a la zona.

Al otro lado se sitúa Estados Unidos, con una política bastante clara e inquebrantable que pasa por no pagar el rescate de ninguna persona secuestrada. De ahí que los estadounidenses sean casi siempre asesinados por los terroristas y sean los menos rentables para yihadistas en términos económicos, aunque no así en clave propagandística.

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