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Banco Santander, líder mundial en financiación de energías renovables

El presidente de Bloomberg Global Bussines Forum, Michael Bloomberg, y la presidenta del Banco Santander, Ana Botín, durante la Cumbre del Clima COP25 que patrocinó la entidad.

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La pandemia sanitaria del COVID 19 ha sacudido los cimientos del Estado de bienestar. Miles de pérdidas humanas, millones de personas confinadas en sus hogares o economías desquebrajadas. Pero también esta avivando el debate de uno de los mayores desafíos a los que debe enfrentarse el planeta: la necesidad de un nuevo modelo económico y social más sostenible y resiliente. Y es aquí donde la lucha contra el cambio climático juega un papel esencial. 

“Cuando la crisis del coronavirus haya pasado, la emergencia del cambio climático seguirá.  Si queremos que el mundo haga una transición ordenada hacia un futuro más verde debemos trabajar todos juntos: gobiernos, empresas, clientes y comunidades”. Esta frase de Ana Botín, presidenta de Banco Santander, es un pequeño extracto de su intervención en la última junta general de accionistas —celebrada en remoto el pasado 3 de abril en plena crisis sanitaria— pero demuestra que el compromiso de la entidad con la protección del medio ambiente sigue en pie.

Unos meses antes, a comienzos de año, Botín publicaba un artículo en su cuenta de LinkedIn bajo el título “El reto no es solo financiar lo que ya es verde, sino hacer verde el resto de la economía” donde reconocía la dificultad de que el mundo trabaje coordinadamente y la escala del cambio que se necesita si queremos reducir las emisiones globales. No obstante, señalaba que “si trabajamos juntos, aprovechamos nuestra creatividad, energía y dinamismo y actuamos desde ya podemos tener un impacto positivo. No creo que esto signifique que tengamos que elegir entre más prosperidad o ser más ecológicos. Necesitamos que el crecimiento sea sostenible e inclusivo. Un crecimiento que impulse y financie la inversión en tecnologías verdes. Un crecimiento que llegue a todos, para que a medida que nuestras economías y sociedades reduzcan las emisiones, las comunidades y los países no se queden atrás”. Y resulta evidente el importante papel que juega el sistema bancario, que representa dos tercios de la financiación a nivel mundial, en el logro de este objetivo. 

Santander lideró el año pasado el ranking de financiación de energía renovable, tanto por número de operaciones como por importe, con una cartera total de más de 10.000 millones de euros, cerca de la mitad de la financiación de proyectos en los que participa banco. Esto significa que el año pasado su contribución equivalió a la energía necesaria para cubrir el consumo de 6,5 millones de hogares. Los proyectos renovables en los que participa el banco (en total 349, de los que 166 son de energía eólica y 145 solar) están repartidos en 17 países. 

El banco se ha comprometido a movilizar 120.000 millones de euros hasta 2025 (el año pasado ya sumó 18.600) y 220.000 millones hasta 2030 para apoyar la transición hacia una economía sostenible. Este importe incluye financiación de proyectos, préstamos sindicados, bonos verdes, financiación de capital, financiación de exportaciones, asesoramiento y otros productos para facilitar a los clientes el camino. Pero además, está incorporando en su día a día medidas para garantizar que su propio impacto ambiental sea el menor posible. 

Algunos ejemplos de la estrategia del gigante financiero para arrimar el hombro y predicar con el ejemplo son el compromiso de eliminar los plásticos de un solo uso de todos sus edificios antes de 202; que el 100% de la electricidad que consume provenga de fuentes renovables en 2025 (en la actualidad es el 50% y el 100% en países como España, Alemania y Reino Unido; o que todos sus edificios y oficinas acaben este año siendo neutros en carbono, mediante la reducción y la compensación de todas las emisiones que generan sus instalaciones en su actividad diaria. Para alcanzar estos objetivos, Santander ha puesto en marcha diversas iniciativas centradas en el ahorro de energía, el ahorro de materias primas, la reducción de residuos, la reducción de emisiones, y la sensibilización de los empleados, cuya implicación es clave para cumplir el compromiso real del banco con el medio ambiente.  

Todos estos esfuerzos han sido reconocidos en la última edición del Dow Jones Sustainability Index, que sitúa al Santander como el banco más sostenible del mundo.  Este índice, de referencia en el ámbito internacional, evalúa el comportamiento sostenible del grupo en las dimensiones económica, medioambiental y social. La entidad ha alcanzado una puntuación total de 86 puntos sobre 100 y la máxima calificación (100) en diversas áreas, como política fiscal, protección de la privacidad, información medioambiental, ciudadanía corporativa y filantropía, e inclusión financiera.

Según señala Ana Botín en el Informe anual de 2019, “hacer frente al cambio climático es una responsabilidad de cada uno de nosotros y de todas las empresas, que plantea un reto existencial para nuestras sociedades y la economía. Es una emergencia, y debemos actuar como tal”. 

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