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2017, el año más caro de la fibra óptica

La fibra óptica ya es la tecnología más habitual para conectarse a Internet.

ED Creativo

La fibra óptica, directa hasta al hogar o en la versión híbrida con cable, ya es la tecnología más habitual para conectarse a Internet desde casa en España. Destrona, más de una década después, al ADSL, la tecnología que democratizó las conexiones domésticas y que funcionaba a través de la línea de teléfono tradicional.

Los usuarios han ganado velocidad de descarga, estabilidad y una buena serie de servicios adicionales que viene con la fibra: tele de pago, música, videojuegos en línea y muchos otros servicios que se han hecho posibles con los nuevos accesos de fibra.

Pero desplegar una red de cables de fibra a lo largo de toda la geografía española no sale barato y el precio lo acaba pagando siempre el usuario. La factura de Internet subió en 2016 y el nuevo año sigue por el mismo camino. La historia se repite, a pesar de las quejas de los clientes y las sanciones de los reguladores.

El empaquetado de los servicios no ayuda a facilitarle la vida al cliente. Donde antes encontraba distintos productos que podía contratar con varias compañías, ahora se encuentra mayoritariamente con un paquete unificado, que en una sola factura combina una conexión de fibra óptica o ADSL, una o varias líneas de telefonía móvil y, cada vez más, un paquete de televisión a la carta.

Según la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), el 78,7% de los abonados a un servicio de televisión de pago cuentan con ello a través de un servicio empaquetado de un operador de telefonía. Es un crecimiento de 17 puntos porcentuales con respecto al año anterior, a pesar de la aparición de plataformas independientes como Netflix o HBO España.

Menos operadores y menos competencia

El mercado se ha concentrado y faltan actores que bajen los precios. Jazztel y Ono mantuvieron la estrategia de costes bajos que moderó las subidas durante años, pero tras la compra de uno y otro por Orange y Vodafone, respectivamente, la batalla de precios arreció y llegaron las subidas.

Movistar subió los precios en enero de 2016, en junio y ahora lo hará de nuevo en febrero de 2017, pero el resto de los operadores no se han quedado atrás. Vodafone incrementó entre 2 y 3 euros el coste de los paquetes One en julio y Orange acaba de hacer lo propio. La falta de competencia hace que los operadores aprovechen estos meses para rentabilizar las inversiones en contenidos de televisión, despliegues de fibra óptica, y promociones para captar clientes.

Asimismo, las fusiones entre compañías de telefonía han provocado un efecto negativo para el consumidor: la contracción de la oferta y la menor competencia, pero con una cara positiva. MásMóvil, con su agresiva política de compra de otras compañías, ha conseguido hacerse un hueco en el mercado y recuperar esa posición de cuarto operador que arrastra los precios hacia abajo.

El operador amarillo compró los activos sobrantes de la fusión de Jazztel y Orange, casi un millón de potenciales líneas de fibra óptica y una cobertura del 78% del territorio español con ADSL. En junio además se hizo con Yoigo, el veterano cuarto operador de telefonía móvil con antenas propias. De esta manera, además de con la compra de Pepephone y con más acuerdos de colaboración con Orange, el operador ha conseguido presentarse como un competidor real, que tendrá que empezar a rentabilizar este año su inversión.

De momento su apuesta para captar clientes es sencilla: hacer lo que no está haciendo nadie más. Dónde los tres grandes operadores tratan de juntar servicios y subir los precios, MásMóvil ofrece tarifas mucho más económicas, pero a cambio de renunciar a jugosos paquetes de televisión, contenidos como series y fútbol, más líneas de móvil o grandes paquetes de datos.

Comparar y contratar lo necesario

La oferta se ha vuelto más completa pero también más compleja. Para Fernando Summers, CEO del comparador online Rastreator.com, la clave para no gastar de más está en elegir los servicios adecuados a las necesidades de cada cliente. “Los operadores ofrecen precios que pueden resultar económicos para la cantidad de productos que ofrecen en un solo paquete, pero si el cliente contrata cosas que no va a utilizar da igual que le salgan relativamente baratas, va a perder dinero”, afirma Summers.

Según el directivo, la comparación de productos tiene que ir más allá del precio, también ha de enfocarse a los servicios que se van a contratar. “El primer paso es saber qué se necesita, antes de empezar a buscar. Una vez se tenga claro, hay que comparar los precios sí, pero también qué se obtiene a cambio de ellos, porque no siempre la oferta más barata es la que más conviene a cada uno”.

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