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La receta de los hermanos Torres para vivir más y mejor

Los cocineros Javier y Sergio Torres.

Raúl M. Torres y Javi Sanmartín

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Nuestra infancia está llena de aromas, olores y de los recuerdos de compartir mesa con toda la familia. Fue nuestra abuela Catalina la que nos contagió la pasión por la cocina y sus valores. Ella cuidaba de nosotros cuando nuestros padres trabajaban, y nos mandaba tareas como pelar guisantes, ayudarla a hacer las torrijas o ir a por espárragos. Y, casi sin querer, viendo a esa mujer que se lo pasaba tan bien en la cocina, nos fuimos aficionando nosotros también y, a los ocho años, decidimos que seríamos cocineros. Nos sentamos con nuestros padres y se lo dijimos.

“Nuestra abuela nos contagió su pasión por la cocina y sus valores”

Incluso hoy en día la memoria y los recuerdos de nuestra infancia nos ayudan a definir nuestra cocina y nuestra identidad: los canelones de la abuela, unas vieiras gratinadas buenísimas, sus caldos… En todos los campos de la vida, la transmisión de conocimientos de una generación a otra es vital. Fíjate en nuestro caso: sin nuestra abuela Catalina quizá no seríamos cocineros.

A nosotros siempre nos han educado en el respeto hacia las personas mayores. Ellos nos han brindado la oportunidad de estar en este mundo y, a través de lo que nos enseñan, de ser mejores o de hacerlo mejor que su generación. Y es crucial que, como sociedad, aprovechemos ese legado que nos dejan. Desde el mundo de la gastronomía, por ejemplo, nos interesa que los productores tengan mucha experiencia. De hecho, nuestros proveedores de setas, caza, trufa, etc., son personas mayores, con experiencia y sabiduría, que se sienten superrealizados haciendo lo que les gusta.

Hoy en día ser mayor ya no es como antes. Nuestro padre tiene 77 años y no lo pillas caminando. Se cuida y está hecho un chaval. Para tener una buena calidad de vida a esa edad es fundamental cuidar la alimentación, hacer ejercicio y también ayuda cocinar, en la medida de las posibilidades e intereses de cada uno. Por eso, que el Programa de Personas Mayores de “la Caixa” tenga la iniciativa de hacer, entre otras muchas cosas, unos talleres de alimentación saludable para personas mayores nos parece una idea fantástica. Se van a cuidar más, van a estar más activos, van a aprender.

Cuidar la alimentación

El consejo que daríamos a las personas mayores para tener una buena dieta es comer sano y variado. La llamada dieta mediterránea es ideal. Es importante consumir productos frescos. Hay que comer de todo, pero con equilibrio, con cabeza; sobre todo, legumbres, ensaladas, verduras, cereales y frutas enteras. Recomendamos también beber mucha agua, hacer más comidas de menos cantidad, y comer y cenar pronto. Lo que hay que evitar es la bollería industrial y todas las bebidas azucaradas. En definitiva, todo lo que venga industrializado.

Algo que también aporta mucho y es fácil de hacer es un buen caldo, bien desengrasado y hecho con tiempo. Nosotros cogemos un pollo entero o una gallina, un par de huesos de jamón, un trozo de costilla o de magro, y luego puerro, zanahoria, apio, cebolla, laurel, etc. Mucha verdura. Escaldamos la gallina y los huesos para quitar las impurezas, luego añadimos la verdura y lo hervimos todo durante 4 o 5 horas, quitando la grasa a medida que va subiendo. Finalmente, cuelas el caldo y eso es oro, ¡te da la vida! Y es supersano porque tiene un montón de vitaminas y de propiedades.

Nosotros intentamos transmitir a millones de personas que recuperen el placer de comer. Y las personas mayores son las que más nos lo agradecen. Muchos nos han dicho que, a través a nuestro programa de TV, por ejemplo, recuperaron la ilusión de cocinar. Y eso es muy bonito. Porque la cocina te hace pensar, organizarte, calcular proporciones… Te hace moverte y te relaja a la vez. Para las personas mayores, cocinar implica ir al mercado, interactuar con la gente, irse a pasear al campo a recoger hierbas, etc. Además, si cocinas bien, siempre se va a apuntar todo el mundo a tu casa. ¡Es un buen reclamo!

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