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Más celulosa y menos plástico, el camino hacia un consumo responsable
En verano de 2021 entra en vigor la prohibición de la UE de comercializar productos de plástico de un solo uso. Los platos, cubiertos, pajitas y bastoncillos tienen los días contados, así lo decidió la Eurocámara en marzo de 2019. Eso obliga a transformar muchos hábitos diarios y a sustituir dichos objetos por otros más sostenibles, aunque no es necesario esperar hasta entonces para empezar a hacerlo. Todo consumidor responsable sabe que se pueden evitar los productos desechables, y cuando no, siempre hay alternativas de materiales compostables, biodegradables o, en todo caso, reciclables, respetuosos con el medio ambiente.
El planeta pide un cambio de mentalidad. Fórmulas sostenibles y responsables con las que conseguir un consumo de menor impacto ecológico y, además, realistas y efectivas a largo plazo. Una nueva actitud que la propia crisis de la COVID ha ayudado a acelerar al abrir los ojos de un gran número de personas, dejando ciudadanos más concienciados con la salud y el medio ambiente, y comprometidos con el espacio rural y el ámbito social más cercano. Nuevos consumidores responsables que necesitan nuevas alternativas responsables, con más productos orgánicos y menos combustibles fósiles en sus vidas.
¡Traed madera! (Y menos plásticos)
“¡Traed madera! ¡Traed madera!”, gritaba Groucho Marx en la traducción al español de “Los hermanos Marx en el Oeste”. Y ahora, 60 años después de aquella película, parece que es el medio ambiente el que nos lo pide: “¡Traed madera! ¡Pero de manera responsable para así acabar con los plásticos!”. La madera y los productos derivados de ella, como todos los elaborados a partir de celulosa, ya destacan como la base de la bioeconomía, un nuevo sistema en auge destinado a ser un claro referente en un futuro cercano gracias a su sostenibilidad, resiliencia y multitud de aplicaciones.
Todos aquellos productos que tengan como origen la madera tenemos la garantía de que tienen un origen natural, que son reciclables y también biodegradables. Durante su generación los árboles se encargan de capturar dióxido de carbono y, además, al ser producidos de forma sostenible su propia naturaleza contribuye a preservar el medio natural. De este modo, la celulosa puede dar lugar a un sinfín de productos capaces de sustituir a muchas de esas cosas que hoy en día son de plástico y otros derivados del petróleo. Materiales no biodegradables, difíciles de reciclar y causantes de serios problemas medioambientales.
La celulosa es capaz de ofrecer una alternativa a los componentes derivados de combustibles fósiles. Así lo confirman empresas como Ence, compañía líder en Europa en producción de celulosa de eucalipto, con un firme compromiso por cambiar el modelo de consumo de la sociedad al ofrecer opciones con menor huella de carbono y más respetuosas con el medio ambiente.
La pasta de papel como materia prima sostenible
Hay una solución para sustituir todos esos productos de un solo uso fabricados con plástico: la pasta de papel. Como elemento derivado de la madera, la pasta de papel es biodegradable y sostenible. Ence, como referencia en el sector, desarrolla productos como Naturcell, una materia prima pensada específicamente para estas necesidades. Naturcell es una pasta de papel no blanqueada que resulta óptima para la fabricación de productos responsables. En su proceso de obtención se consigue una menor huella de carbono, un mejor aprovechamiento de la energía y una reducción del consumo de agua si lo comparamos con otras celulosas y con los materiales plásticos empleados hasta ahora.
Por motivos como estos, esta pasta de papel especial puede encajar a la perfección con las prioridades de los consumidores más responsables. Con ella se pueden conseguir diferentes tipos de materiales aptos para envases y embalajes, papel tisú no blanqueado, bolsas de papel no blanqueado y soluciones de pasta moldeada, ya que sus características físicas y ópticas se amoldan a un amplio abanico de necesidades. Naturcell, además, ha motivado que su empresa creadora, Ence, se haya convertido en la primera compañía en elaborar y publicar una Declaración Ambiental de Producto (DAP o EPD, por sus siglas en inglés) para celulosa.
Para completar el círculo, a la vez que hablamos de un material biodegradable y fácil reciclado, estamos ante un producto obtenido mediante energías renovables, de las que esta compañía es referente. Y es que Ence genera energía verde con biomasa en sus dos biofábricas de celulosa, y produce electricidad renovable con biomasa en sus plantas independientes de energía (tres en Huelva, dos en la provincia de Ciudad Real, una en Córdoba, una en Mérida y una en Jaén). En estos centros emplea restos vegetales procedentes de los sectores agrícola y forestal en la generación eléctrica, con un modelo con el que se consiguen tres objetivos fundamentales: generar puestos de trabajo en el medio rural, reducir el riesgo de incendios y avanzar en la descarbonización de la industria mediante el empleo de energía verde. Ence trabaja, así, en consonancia con los principios de los consumidores más responsables.