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Hígados en 3D para curar tumores

Ya es posible operar hígados enfermos a partir de modelos virtuales en tres dimensiones.

P. Camacho

Podría ser una película de ciencia ficción o un viaje en el tiempo hacia el futuro, pero no lo es. Ya es posible operar hígados enfermos a partir de modelos virtuales en tres dimensiones. Y sin necesidad de abrir al paciente para ver qué es lo que el médico se va a encontrar. Desde el pasado mes de octubre, el Hospital Universitario Infanta Elena (Valdemoro) ha puesto en marcha este innovador programa de cirugía laparoscópica hepática virtual que consiste en generar modelos físicos tridimensionales que reproducen con exactitud la anatomía del paciente y en los que se puede simular la intervención quirúrgica antes de llevarla a cabo. En palabras más sencillas: se recrea el órgano dañado –el hígado- en un modelo en 3D con el que los médicos trabajan antes de la operación.

“El hígado es una copa de árbol opaca, y los tumores que están dentro no somos capaces de verlos si no los tocamos. El hígado virtual nos permite navegar dentro del hígado del paciente sin tener que intervenirlo”, explica el doctor Santos Jiménez de los Galanes.

Para realizar esta técnica, los médicos practican antes varias pruebas al paciente como ecografías, escáneres o resonancias magnéticas. Todos los datos que salen de estas imágenes se introducen en un software que reproduce una imagen tridimensional del órgano. En la pantalla del ordenador los facultativos trabajan con los mismos gestos quirúrgicos que después llevarán a cabo durante la cirugía. “Y esa misma reconstrucción nos permite exportarla a una impresora 3D para imprimir el hígado. Entonces practicamos la cirugía en el órgano que hemos impreso antes de llegar al quirófano”, añade el doctor, llevando a cabo simulaciones de resecciones de cara a evaluar las diferentes opciones de tratamiento quirúrgico y, en función de las conclusiones obtenidas tras esta simulación, establecer la estrategia quirúrgica.

Así, para cuando el paciente va a ser intervenido, los médicos ya saben perfectamente qué es lo que tienen que atacar y extirpar. “Entramos con mucha más información de que la tenemos habitualmente, ya que cuando vamos a hacer una cirugía contamos sólo con las pruebas de imágenes en dos dimensiones, y estas no tienen nada que ver con lo que después nos encontramos. Con la técnica en 3D conseguimos que la cirugía sea más rápida y más segura”, afirma el especialista.

Los beneficios de esta técnica son bastante evidentes tanto para los médicos como para los pacientes. En primer lugar, se establece una estrategia quirúrgica adaptada a las peculiaridades de cada paciente de forma personalizada, puesto que cada hígado es diferente. Pero además, como afirma Jiménez de los Galanes, se aumenta la seguridad del enfermo, ya que “eliminamos el margen de error, y además nos permite acceder a la cirugía laparoscópica a pacientes con tumores que no se podría acceder por laparoscopia”.

Otro de los beneficios es el emocional.  “El hígado en 3D se lo enseñamos al paciente antes de operarlo y así sabe qué es lo que le pasa y lo que le vamos a hacer. Es muy beneficioso porque la ansiedad que tiene el paciente antes de la intervención se reduce, ya que entiende cómo va a quedar ese hígado después de operarle”, sostiene el doctor.

No sólo esta técnica favorece a la hora de la cirugía, sino que también da buenos resultados a posteriori, como ocurre con la estancia hospitalaria. “Se reduce bastante, y el paciente se puede incorporar antes a su vida normal. De hecho, el tiempo que están en el hospital pasa de doce días, con una intervención normal, a cinco, con una intervención con la técnica en 3D. Y los resultados oncológicos son iguales que en las operaciones a vía abierta, pero las complicaciones postoperatorias se reducen porque las incertidumbres son mucho menores”, reconoce Jiménez de los Galanes. Asimismo, según el doctor, “las incisiones son más pequeñas, por lo que el paciente va a sentir menos dolor”.

Por otro lado, este tipo de tecnología permite dar un paso más allá en el tratamiento de los tumores hepáticos, aumentando el número de lesiones malignas que pueden ser extirpadas quirúrgicamente. De momento, esta técnica se está utilizando con enfermos que tienen  tumores hepáticos primarios o metástasis de cánceres de colon. Pero como señala el especialista, también se ha empezado a trabajar con pacientes con cáncer de páncreas.

Esto se debe a que son órganos con unas estructuras vasculares –venas y demás- muy determinadas y complicadas. “Si no fuera por este programa virtual, el 40% de las cirugías por laparoscópica no podríamos hacerlas, ya que no sabemos qué vamos a encontrar y con qué vamos a poder trabajar. Pero nosotros el 90% de estas operaciones ya las hacemos así”, ratifica Jiménez de los Galanes.

Hace no demasiado tiempo, todo lo que cuenta este médico del Hospital Universitario Infanta Elena hubiera sonado a pura invención literaria, pero a día de hoy ya es una realidad que permiten, una vez más, los avances científico-tecnológicos.

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