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La importancia de detectar un ictus a tiempo en pleno estado de alarma

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Mercè Palau

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Cada año 110.000-120.000 personas sufren un ictus en España, de las cuales un 50% quedan con secuelas discapacitantes o fallecen, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN). La actuación neurológica rápida es primordial. La acción de las medidas terapéuticas en las primeras horas aumenta de forma considerable la probabilidad de recuperación neurológica porque cada minuto que pasa en abrir la arteria obstruida en un ictus isquémico, aumenta el riesgo de acumular déficits cognitivos a medio y largo plazo. Aunque los síntomas de un ictus pueden ser heterogéneos, en el 80% de los casos suele aparecer:

  • Problemas de lenguaje como dificultad para hablar correctamente y ser entendido por quien nos escucha.
  • Asimetría de la cara en un lado.
  • Falta de fuerza o de sensibilidad en una parte del cuerpo (brazo o pierna).
  • Pérdida súbita de visión parcial o total en uno ambos ojos.
  • Dolor de cabeza súbito de intensidad inhabitual y sin causa aparente.

Y cuando hay sospecha, hay que correr (llamar inmediatamente al 112 o al 061 o acudir rápidamente al hospital). Sin embargo, en tiempos de distanciamiento físico y de advertencias de no saturar las urgencias, los ingresos por ictus en España se han reducido hasta en un 33% durante la crisis del coronavirus, según la SEN. ¿Significa esto que ha habido una incidencia menor de ictus? Lo más probable es que haya aumentado “el miedo de los propios pacientes a acudir a un hospital en el escenario actual”, reconoce José Fernández Ferro, jefe del servicio de Neurología de los Hospitales Universitarios Rey Juan Carlos de Móstoles, Infanta Elena de Valdemoro y General de Villalba. Es importante insistir en el hecho de que el ictus es una urgencia médica y, por tanto, se siguen atendiendo igual por expertos neurólogos.

Hospitales con zonas limpias para atender a los pacientes

Como recuerda el experto, durante estos días los pacientes con ictus sin sospecha de Covid-19 que vienen de fuera del hospital “son atendidos en zonas ‘limpias’” en las que se intenta evitar que personas con sospecha de infección por coronavirus accedan.Además,los centros también intentan proteger a los profesionales sanitarios. Para ello, realizan a todos los pacientes con ictus, con o sin síntomas, un “estudio radiológico de tórax para adoptar, en caso de sospecha de neumonía, medidas de protección especial para evitar el contagio por vía aérea”, recuerda el Dr. Ferro.

La reorganización de los hospitales entre “zonas limpias” y “zonas sucias” (en las que se deben adoptar precauciones especiales) es una de las formas en las que se preparan los centros hospitalarios para evitar riesgos. Porque, tal como reconoce el Dr. Ferro, “nadie debería dejar de acudir a urgencias por miedo al contagio porque los servicios de urgencias son lugares seguros”.

Desde los centros citados también se ha dado salida a la atención de otras enfermedades neurológicas como el Alzheimer, el Parkinson o personas con episodios de epilepsia. En los casos en los que ha sido posible evitar el desplazamiento al hospital se ha hecho; en los que no, y con las salas de espera vacías, se han adoptado las medidas de protección adecuadas tanto para el paciente como para el profesional.

La importancia de la atención telemática

Tras el alta hospitalaria, algunos pacientes necesitan rehabilitación cognitiva o motora. Pero como la pandemia ha obligado a reorganizar el funcionamiento normal de un hospital y de todos los servicios, algunas funciones se han paralizado. En el caso de que una persona necesite atención tras la hospitalización, o que estuviera en mitad de un tratamiento, lo más probable es que reciba asesoramiento vía telefónica o a través de otras vías no presenciales para que pueda recuperarse, si es posible, en el domicilio.

En pleno estado de alarma, la atención a distancia es una de las opciones con las que trabajan actualmente los centros sanitarios. Y no solo para hacer frente a la realidad de hoy y poder seguir ofreciendo una atención clínica, aunque distinta, de calidad y segura. Se prevé que en un futuro, cuando la situación se normalice, los hospitales tengan que encarar una importante congestión de los servicios debido al aplazamiento de pruebas, tratamientos, etc,. “Nos preparamos revisando a contrarreloj y adaptando los circuitos de pacientes y poniendo a punto las herramientas de atención no presencial como e-consulta, videoconsulta, diálogo web o formularios no presenciales”, admite el Dr. Ferro.

Mientras, desde la SEN recuerdan la importancia de cuidarse durante el estado de alarma, llevando a cabo hábitos de vida saludables para prevenir la aparición de ictus: ejercicio moderado; dieta sana y equilibrada; control estricto de factores de riesgo vascular como hipertensión, diabetes, colesterol u obesidad y no dejar los tratamientos que el médico haya indicado.

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