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Mercedes EQC: eléctrico, pionero y ‘terrenal’

El Mercedes EQC homologa 400 kilómetros de autonomía eléctrica.

Pedro Umbert

Ha dejado un regusto extraño la reciente presentación del EQC, el primer modelo de una familia de eléctricos que Mercedes-Benz lleva anunciando desde hace tiempo y que se compondrá de 10 vehículos distintos a la altura de 2022. En general, se esperaba algo más rompedor, comenzando por el diseño, que apenas conserva detalles del concept original y hasta ha renunciado al vistoso logo led de éste para colocar en su lugar la característica estrella de la marca en una pieza de metacrilato.

Es muy llamativo el hecho de que este modelo vaya a compartir planta de producción, en Bremen, con coches de propulsión convencional como el Clase C o el SL, lo cual es en sí mismo un hito en la industria del automóvil. Eso sí, Mercedes ha desembolsado 500 millones de euros para adaptar la fábrica.

Da la sensación de que el fabricante pretende asimilar lo más posible la producción de sus coches de la familia EQ con la del resto de su catálogo, en parte por razones económicas. Mucho se ha comentado que el primer modelo de la saga carece de maletero delantero, algo que podría tener perfectamente, y ello se debería a la decisión de diseñar el conjunto de propulsión y electrónica en un solo bloque, como en un vehículo tradicional; más concretamente, como en un GLC, con lo que supone de reducir costes de fabricación.

Con unas medidas menos imponentes de lo esperado (4.761 milímetros de largo, 1.884 de ancho y 1.624 de alto), el EQC cuenta con un conjunto de baterías de 80 kWh dispuesto en el suelo del vehículo que proporcionan 400 kilómetros de autonomía, según el ciclo WLTP, y con dos motores –uno en cada eje– que desarrollan una potencia de 405 caballos.

El SUV de Mercedes es capaz de pasar de 0 a 100 km/h en 5,1 segundos y tiene limitada electrónicamente la velocidad a 180 km/h. Su peso en vacío alcanza los 2.425 kilos, una cifra altísima que tendrá su repercusión en el dinamismo, la eficiencia y la capacidad de frenado del vehículo, entre otros factores. Este sobrepeso se debe, sobre todo, a las baterías, que podrán cargarse hasta el 80% de su capacidad en unos 40 minutos.

En condiciones normales de circulación, será el tren delantero el que tire del conjunto. Cuando el sistema MBUX del EQC detecte pérdidas de tracción, hará uso del motor del trasero. Por lo demás, la interacción de ambos dependerá del modo de conducción que escoja quien se ponga al volante. En principio existen cinco programas donde escoger cuánta energía quiere recuperarse, y el sistema operativo tiene en cuenta además la información de los sensores que monitorizan las señales de tráfico, la posición de los vehículos precedentes y demás variables.

Para el interior del coche, la marca de Stuttgart ha recurrido a elementos presentes en otros modelos de su gama, por ejemplo el volante del Clase S y la pantalla del Clase A. Algunos detalles que no han gustado a los asistentes a la presentación son una abundancia de plásticos que puede chocar a alguien dispuesto a gastarse alrededor de 80.000 euros, y la relativa falta

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