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Así entienden el coche de diario en Hyundai

El Hyundai i10 de segunda generación se renueva en profundidad a mitad de su ciclo comercial.

R. T.

Hace años ya que la calidad de los Hyundai no se discute. Es un fabricante más -y uno de los de mayor volumen mundial- en una competitiva amalgama de marcas y modelos. Presente en todos los segmentos de enjundia, también en el incipiente de los automóviles de propulsión alternativa, la coreana lanza a finales de año una profunda actualización de su modelo más pequeño: el i10, un turismo de 3,66 metros de longitud y cinco puertas que pone la racionalidad por delante de cualquier otro valor.

Urbano de diseño discreto para lo que se destila incluso en este segmento A, el i10 2017 deja aparcada la personalización, bandera de alguno sus principales rivales (Fiat 500 o Renault Twingo), y prefiere ir con pies de plomo, ampliando la paleta de colores para la carrocería (hasta nueve), incluyendo un nuevo tapizado bitono en rojo y negro para el habitáculo y retocando elementos estéticos clave como la parrilla, los paragolpes, los faros y los pilotos.

A partir de aquí, la puesta a punto se centra en otros aspectos. Cómo no, en un coche potencialmente para jóvenes, no podía faltar la oportuna dosis de conectividad (opcional, eso sí) con una pantalla táctil de 7“ y navegación. Basado en el dispositivo TomTom Services Live, que incluye servicios meteorológicos, es compatible con las plataformas Apple CarPlay y Google Android Auto.

Se han sumado a la causa urbana de Hyundai elementos de seguridad activa como la alerta de cambio de carril involuntario o la de precolisión frontal. Tecnologías que ponen el punto de sofisticación a un turismo que por encima de todo es práctico, muy práctico, en el día a día. Así se corrobora en las versiones más equipadas de la gama con el asistente de arranque en pendientes o la Smart Key con encendido por botón (el bluetooth y el climatizador están disponibles desde los acabados intermedios).

Espacioso, bien presentado y manejable. Sobre estos tres pilares menos marketinianos crecen las fortalezas a bordo del i10. Homologado para cinco ocupantes, el habitáculo está muy bien aprovechado (y su maletero, de 252 litros, es el más capaz de la categoría). Sin grandes arabescos, la calidad de las terminaciones y de los tapizados responde a las expectativas. Y, para un coche de batalla como éste, su desparpajo en ciudad convence: buena capacidad de maniobra, dominio absoluto del entorno desde el puesto de conducción y una configuración mecánica (dirección, pomo del cambio y pedales) idónea para el ajetreo urbano.

No hay novedades en el área mecánica. Ahí siguen los dos motores atmosféricos de gasolina, de 1.0 litros y 66 CV el de acceso y de 1.2 y 87 CV el superior, éste con posibilidad de combinarse con un cambio automático de cuatro velocidades, además de la caja manual de cinco marchas que es obligatoria en la motorización pequeña. Dada la ligereza del conjunto, el i10 se mueve con suficiencia con cualquiera de ellos, aunque el más potente muestra una finura mayor, una utilización más desahogada gracias a los 20 CV de potencia extra y un consumo oficial por debajo de los cinco litros.

Por último, informarte que Hyundai pone a la venta el i10 con una gama de tres acabados, Klass, Tecno (más un paquete denominado Tecno Plus) y Style. Su precio tarifa arranca en los 12.315 euros que se reducen en 1.900 euros con el descuento de lanzamiento, más los 1.000 si lo financias y otros 600 si entregas otro Hyundai.

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