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Los prototipos más electrizantes de 2017

Mercedes-AMG Project One.

Pedro Umbert

Los concept cars son la forma que tienen los fabricantes de mostrar al mundo cómo creen que serán los coches (y, de un tiempo a esta parte, la movilidad en general) en el futuro. Naturalmente, ofrecen también un espacio amplísimo a la imaginación de diseñadores e ingenieros, razón de que este tipo de modelos atraigan toda la atención, junto a los siempre presentes superdeportivos, en cualquier salón del automóvil.

En el año que termina, los concept y los prototipos, que son su versión más próxima a la realidad (o sea, a la producción), han gravitado sobre varios pilares esenciales. Uno de ellos es la propulsión eléctrica, por supuesto, pero eso es ya obligado en los últimos años y cuesta mucho por tanto encontrar últimamente un coche de salón movido por un motor convencional.

La conducción autónoma se ha convertido en otro clásico. En este punto la novedad es el nivel, en la conocida escala de cinco etapas, al que pertenece cada modelo. Los Renault Symbioz y  Audi Elaine, por ejemplo, son autónomos de nivel 4; los Audi Aicon o Toyota Fine-Comfort Ride, de nivel 5, prescinden directamente de volante, pedales y cinturones de seguridad como abanderados de un proceso que dicen irreversible y al final del cual conducir será en sí mismo un acto delictivo.

El modelo de Toyota reúne todas las tecnologías de un futuro probable porque no solo es eléctrico y autónomo –en lugar de ventanillas tiene pantallas, a modo de salón de recreo sobre ruedas donde el conductor será tan solo un pasajero más– sino que además emplea una pila de combustible, es decir, hidrógeno, para obtener la electricidad con que desplazarse.

Durante 2017 se ha hablado más que nunca de la inteligencia artificial, que en el campo de la automoción debería hacerse cargo de funciones de lo más complejo. El Honda NeuV ejemplifica como ningún otro vehículo este conjunto de retos para la movilidad del futuro que incluyen hacerse cargo de las emociones del conductor y aconsejarle; funcionar como vehículo (autónomo) compartido, dado que todo coche pasa más del 95% del tiempo parado, y generar y vender energía a la red eléctrica en momentos de alta demanda.

En los diferentes motorshows del año hemos podido contemplar propuestas no tan sofisticadas, pero igualmente interesantes, como el Mercedes EQA y el Smart EQ, que anticipa un futuro Car2Go autónomo, el Mini Electric Concept y los pequeños Honda Urban EV y Sports EV. También los sugerentes Mazda Vision Coupé, una berlina deslumbrante, y Kai Concept, en el que se adivinan las líneas del nuevo Mazda3.

Un salón del automóvil no sería tal si, junto a todas estas prospecciones de lo que se avecina, no lucieran los coches de ensueño de siempre, aunque con la tecnología más rabiosa del momento. Espectacular, a la vez que intimidante, es el Mercedes-AMG Project One, que hereda la tecnología de la marca de Stuttgart en Fórmula 1, e igual de electrizantes resultan otras joyas vistas este año como los Aston Martin Valkyrie, Bentley EXP 12 Speed 6e y TechRules Ren, el primer superdeportivo provisto de recarga de las baterías por medio de una turbina.

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