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El hidrógeno busca su sitio

Coches de pila de hidrógeno: parece que 2016 va a ser un buen año.

Jorge Castro

Como los Ojos del Guadiana, la tecnología de propulsión basada en la pila de combustible alimentada con hidrógeno aparece y desaparece, pero siempre con cierto caudal de información. Sometida de forma perenne a la teorías de conspiración (que si las petroleras han comprado la tecnología, que si las eléctricas no quieren ni oír hablar de ella), lo cierto es que no hay marca que no haya desarrollado con cierto éxito algún modelo de hidrógeno en los últimos quince años. Por el momento, sólo Honda, Hyundai y Toyota, han conseguido poner a la venta sus modelos Clarity, Tucson FC y Mirai. Limpio como un eléctrico y con la autonomía de uno de combustión, emitiendo por su escape agua destilada. Entonces, ¿por qué no triunfa?

Buenas perspectivas en 2016

2016 parece ser un buen año para poner las cosas en su sitio. Honda ha conseguido ya permisos para comercializarlo en Japón con un buen paquete de ayudas que ponen su astronómico precio de partida en la línea de los más vendidos eléctricos, Léase, el Nissan Leaf. Y desde este mismo mes, se puede solicitar en un racimo de concesionarios de California, paraíso de los vehículos de cero emisiones, aunque sea obligado por una legislación muy restrictiva y, en cierta manera, parada obligada para los fabricantes que quieran seguir vendiendo en ese estado. Vamos, un trágala en toda regla.

Hyundai tiene ya en circulación por la costa este más de 115 unidades del Tucson FC en modo de alquiler a largo plazo, más o menos real. Y hace unos días, se anunciaba a bombo y platillo que ya habían recorrido todos juntos la distancia de un millón y medio de kilómetros. Un SUV calcado al IX35 europeo, que además es el eléctrico de hidrógeno más rápido del mundo, con 152 km/h (!) medidos en el desierto de Mohave. Cifra modesta por nuestros lares, pero que se conjuga muy bien con los 700 kilómetros de autonomía que ofrece.

El futurista Mirai de Toyota, también tiene un centenar de unidades vendidas a particulares en California. Pero más allá de la cifra anecdótica en un mercado de vehículos nuevos que allí roza los dos millones de unidades, puede que sea la primera gran apuesta en Europa para el gran público. Esta semana, Toyota publicaba los resultados de una prueba de larga duración, de 100.000 kilómetros recorridos en algo más de tres meses por ocho conductores a turnos en los alrededores de Hamburgo. El resultado: ninguna avería, un juego de neumáticos y otro de pastillas de freno después de haberse merendado eso sí, una tonelada de hidrógeno él solito.

Los inconvenientes del hidrógeno

Y aquí está el problema: el combustible. Más complicado de almacenar que los derivados del petróleo (para mantener su estado líquido hace falta someterlo a una enorme presión); más peligroso en caso de accidente (por esa altísima presión, también replicada en el tanque del vehículo); y sobre todo, más caro de producir que ningún otro combustible, el Hidrógeno espera su turno mientras unas pocas 'hidrolineras' (dos en Hamburgo, y ya son más que en la mitad de España), sirven el preciado elemento que paradójicamente, se encuentra a manta en la atmósfera.

¿Está ahí el cuello de botella? No te quepa la menor duda. Claro que... ¿Sabes quién puede desbloquear el asunto? Los lugares con un surtidor y unos depósitos debajo de los mismos que hay repartidos por nuestro mundo: sí, las gasolineras. ¿Quién hablaba de conspiranoia?

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