Eastern State Penitentiary, los muros del terror

Silencio absoluto donde antes se oían cerrojos y cadenas, las tétricas galerías de la prisión reciben así a los visitantes.

Roberto Ruiz

En Philadelphia se firmó la Declaración de Independencia de Estados Unidos el 4 de julio de 1776. Por eso allí nadie se puede perder ni el Independence Hall ni la Liberty Bell. En Philadelphia, Sylvester Stallone corría por la ciudad al encarnar a Rocky Balboa, por eso las escaleras del Museo de Arte son una visita ineludible. En Philadelphia, también, Betsy Ross cosió la primera bandera de los Estados Unidos y fue en Philadelphia, cómo no, donde Tom Hanks nos hizo llorar bajo la banda sonora de Bruce Springsteen.

Todo esto, junto al grasientillo pero adictivo Philly Cheesesteak, hacen de Philadelphia un lugar fantástico para comenzar a conocer Estados Unidos. Pero una ciudad que ha escrito la historia de todo un país no se puede quedar ahí y en ella hay muchos otros rincones menos conocidos pero igual de sorprendentes. ¿Conoces la Eastern State Penitentiary? Pues ese es uno de ellos.

Lúgubre, tétrico y tenebroso

Como meterse en una película de terror. Eastern State Penitentiary es uno de esos lugares casi ocultos de Philadelphia no tan fáciles de descubrir en una primera visita a la ciudad. Esta prisión estuvo en servicio de 1829 a 1971 y si sus paredes hablaran contarían historias para no dormir. Tomó el papel de penitenciaria, donde los presos harían su penitencia hasta sentir el arrepentimiento en sus propios huesos, y por donde pasaron reclusos del renombre de Al Capone, quien, por cosas de la vida, contaba con ciertos privilegios en su lujosa celda.

Eastern State Penitentiary fue diseñada por John Haviland y su estructura radial inspiró al mundo. Más de 300 prisiones tomaron su ejemplo y se diseñaron del mismo modo, con un núcleo central de donde parten diferentes naves dispuestas radialmente. Sin ir más lejos la antigua Cárcel de Carabanchel de Madrid, que estuvo en servicio de 1944 a 1998 y fue demolida en 2008.

El edificio de Eastern State Penitentiary está cargado de historia. Hoy, casi 190 años después de su inauguración, sus celdas, sus corredores y sus pasillos se han convertido en un museo que nos traslada a una época en la que el terror se combatía con cerrojos. Gran parte de las galerías se conservan como quedaron tras su abandono, como si el tiempo se hubiera congelado hace 50 años. Algunas han sido reformadas para dejarnos ver cómo lució en su día, pero su ambiente tétrico y misterioso es hoy su verdadero atractivo.

Un puñado de anécdotas y datos curiosos

  • Construir Eastern State Penitentiary costó 780.000 dólares, un verdadero dineral para su época, lo que hizo que en su momento destacara como uno de los edificios más caros de Estados Unidos.
  • El 12 de agosto de 1924 un perro llamado Pep fue condenado a cadena perpetua con el número de prisionero C2559. Se dice que por asesinar al gato de la mujer del Gobernador, Gifford Pinchot. Sin embargo, otras teorías aseguran que fue el propio Gobernador quien regaló su perro a la prisión para levantar el ánimo de los prisioneros. Hoy se venden tazas y camisetas con la foto de Pep y su placa de identificación.
  • El 3 de abril de 1945 doce prisioneros escaparon a través de un túnel de 30 metros de longitud reforzado con maderas y equipado incluso con luz y ventiladores. Todos ellos fueron apresados de nuevo a las pocas horas. Uno de ellos incluso volvió al día siguiente a la prisión entregándose porque tenía hambre. El túnel fue mayoritariamente obra de Clarence Klinedinst a quien sólo le quedaban dos años de condena. Junto a este se descubrieron otros 30 túneles incompletos más.
  • Durante los 142 años que Eastern State Penitentiary estuvo en funcionamiento más de cien presos se dieron a la fuga. Sólo uno de ellos, Leo Callahan, nunca más volvió a ser apresado y nunca se supo de él. Si hoy siguiera vivo tendría más de 120 años. Junto a otros cinco prisioneros armados con pistolas consiguió escapar en 1923 al saltar una de las murallas improvisando una escalera.

Eastern State Penitentiary, para no perdérsela

Eastern State Penitentiary se encuentra a sólo tres calles del Museo de Arte de Philadelphia, uno de los lugares más visitados de la ciudad, y casi nunca entra en la ruta del común de los turistas. Hoy en día es un museo abierto al público los 7 días de la semana, 12 meses al año, de 10 a 17h. La entrada general tiene un precio de 14 US$ y, como no podía ser de otro modo, cuenta con un programa especial de visitas nocturnas para Halloween conocido como Terror Behind the Walls con todo lo necesario para quitar el sueño por un buen tiempo. Si buscas pesadillas no hay nada como vivir la noche más terrorífica del año con diversas atracciones al más puro estilo americano en un enorme edificio encantado.

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