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Busque, compare y si encuentra algo mejor, vótelo

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Javier Casado

Los conceptos de marketing, comunicación y publicidad, responden a la idea de ofrecer “el producto oportuno, en el momento oportuno, al cliente oportuno, con el argumento oportuno”. Dicho de otro modo: se trata de lograr que otras personas acepten algo y para conseguirlo se utiliza la persuasión. No debe extrañar por tanto oír hablar de marketing o de publicidad aplicado al contexto político o social, ya que cualquier organización, desde un partido político a una ONG, una fundación o la Administración pública pueden utilizar esta herramienta del marketing de naturaleza comunicativa para trasladar su mensaje al público.

En Extremadura ya hemos asumido que un empresario procedente del mundo del marketing político, elevado por vía de designación del sumo hacedor a la categoría de Consejero, maneje la comunicación, la publicidad y el marketing del gobierno de la Junta de Extremadura, vendiendo sus presuntas bondades.

Siguiendo la anterior definición, comencemos por preguntarnos si se nos ha ofrecido el “producto oportuno”. Sin duda, así ha sido.  Acogiéndose al siempre loable propósito de evitar que pensemos por nosotros mismos, el aparato de marketing ya nos vendió el producto calificándolo desde el principio como el “gobierno de los mejores”. Si se me permiten un par de inocentes e ingenuos reparos, muchos afiliados al PP extremeño consideran que se aprecia una clara omisión en el calificativo, debiéndose añadir -para ser justos- la expresión “para nada”, quedando así debidamente delimitada su figura con una definición más ajustada a los resultados reales de su gestión: “El gobierno de los mejores para nada”. Otra parte de la ciudadanía se cuestiona que si estos son los mejores, ¿cómo será el resto?. Es sabido que casi todos los partidos suelen apostar más por el seguidismo de los mediocres que por la cualificación de los críticos, y este caso no ha sido la excepción: Los cargos se han repartido, además de por cuotas provinciales, por adhesión inquebrantable a la llama viva, al líder de  los líderes, esquivando cualquier nombramiento de nadie susceptible de pensar fuera del tiesto.

El “momento oportuno” para vendernos lo invendible se ha ido prolongando durante más de tres años, en los que el aparato de marketing ha intentado seducir a los extremeños utilizando una doble trama: La imputación de todos los males a la herencia recibida, demonizando la figura de Vara; pírrico argumento que solo sirve para demostrar que si antes las cosas se hicieron mal, eso no es razón para que yo no las pueda hacer bien; y segundo, la creación de un personaje que, estando hoy muy lejos de sus humildes orígenes y careciendo de auténtica empatía con el pueblo llano, quieren hacer pasar por héroe, self-made man (este detalle en inglés se lo dedico al Consejero, anglófilo donde los haya) y castúo parlante, un hombre del pueblo y para el pueblo (excepción hecha de las manifestantes que aparcan delante de su casa).

El resultado de las urnas desvelará si la publicidad y la política de comunicación habrá sido o no capaz de hacer calar el “mensaje oportuno al cliente oportuno”. O lo que es igual, si los cantos de sirena (anuncios de la señora Vicepresidenta) o de “sireno” (anuncios del señor Presidente) prevalecerán sobre la realidad del día a día de los extremeños: ¿la paga de 300 €/año anulará el copago farmacéutico por parte de los jubilados? ¿primará el pago de algunas solicitudes de renta básica frente a la absoluta incompetencia y falta de medios destinados a su tramitación?, ¿estarán satisfechos y/o agradecidos los miembros de Caja Rural de Extremadura y de las cooperativas que integran Acorex por la asfixiante injerencia del PP e IU en su funcionamiento interno?, ¿habrán notado los fabricantes extremeños de hormigón un repunte en su cuenta de resultados, tras el generoso ofrecimiento del presidente de darle un bloque al líder de la oposición? ¿estamos ante un nuevo yacimiento de empleo, consistente en la entrega de bloques de hormigón a quienes nos visiten en actos oficiales y protocolarios?

Seguramente me equivoco, pero mantengo que los extremeños a la hora de votar nos dejamos llevar mucho por la política nacional, salvo que suframos en propias carnes los efectos de la autonómica (sobre todo si nos meten la mano en el bolsillo). Por eso, cuanto peor le vaya al gobierno de la nación, mejor le irá en las elecciones al resto de los partidos, siempre y cuando estas otras opciones no se encuentren también en problemas. Si los programas de televisión nacionales nos dicen que UPyD camina hacia la extinción, cabe asegurar que en Extremadura no sacará ni un diputado; o que si el ascenso de Ciudadanos es imparable, dicha formación contará de salida con un mínimo de tres diputados.

Luego está el factor visceral, el voto con las tripas, las pasiones convertidas en dogma de fe política, es decir, la existencia de una especie de piloto automático  que salta inmediatamente cuando se nos ocurre pensar en votar a otra opción que no sean nuestros colores de toda la vida: Siempre votaré al PP, al PSOE o a IU, aunque roben o se corrompan; o en el mejor de los casos, me quedo en casa antes que votar a los otros. En política, como en el fútbol,  o somos del Madrid o del Barcelona, restando siempre un grupo testimonial que cree en otros colores aunque casi nunca lleguen a ganar la Liga.

Todo esto me lleva a plantearme que si fueran ciertas las dos hipótesis que manejo, esto es, que votamos por los mensajes de la televisión nacional y desde el punto de vista emocional, ¿para qué sirve entonces elevar a la categoría de Consejero a un experto en marketing y publicidad? … Vaya, ya veo que ustedes también se lo preguntan. Pues para que pueda cobrar un magnífico sueldo. ¿Les parece poco en los tiempos que corren?

Si no lo tiene claro,  desnúdese de prejuicios, ármese de sentido común y si va a votar sobre la base de lo que nos han querido vender,  salga de dudas echando mano de uno de los más exitosos casos de marketing en España, el del detergente Colón: Busque, compare y si encuentra algo mejor al producto que le ofrecen (lo cual no le resultará difícil), vótelo.  

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